
La política actual de México
Crónicas Ausentes
Lenin Torres Antonio
Primera Parte.
La 4ª. T.
La calidad de la democracia se ha deteriorado desde hace mucho tiempo, o quizás nunca ha sido real por la incapacidad de atajar las pulsiones narcisistas, egoístas e individualistas del propio hombre, que se deslizan en sentido contrario a la esencia de la democracia que es el sentido comunitario de pertenencia, la democracia entraña incorporar la diferencia sin anularla, pero esta diferencia no puede poner en peligro a la misma democracia, que implica pluralidad en orden, diversidad en la unidad, individuación en la totalidad, al final de cuenta, si educar tiene que ver con un acto comunitario que debe impulsar el desarrollo de los individuos en sociedad e incidir en un crecimiento público, estamos ante la era del fracaso de la democracia como el estadio más ordenador de la vida en sociedad, y por ende, del acto educativo para aprender a vivir en sociedad y fortalecer el lazo social.
Es innegable que la discusión sobre la democracia real es un asunto que debe entrar en un debate permanente tanto conceptual como práctico, al igual, que el papel que ha venido desempeñado los poderes mediáticos en la democracia. Si bien podríamos pensar que estos debates son temas exclusivos de la arenga intelectual, y que le corresponden a los académicos e intelectuales hacerlo, esto no es así, ya que la democracia no es un estación de término sino de permanente movimiento de la vida del hombre en sociedad, por lo que no se puede pensar que sólo es una discusión académica sino también de comportamiento, actividad familiar, acciones cotidianas, cultura, en fin, de todo lo que implique formas de actuar y organizar la vida pública, de construir los espacios públicos para el diálogo y el debate; es decir, paralelo al debate académico, hay que ir acotando y haciendo a un lado todo lo que va en sentido contrario a la democracia.
México vive una transición democrática, que llanamente significa el intento de transitar de un régimen de simulación democrática hacia otro de auténtica democracia, un momento que puede ser histórico y que se le ha denominado la 4ª Transformación de México, y tiene que ver que antecedieron tres momentos de inflexión en la historia de México, la Independencia, la Reforma, y la Revolución, los tres grandes movimientos sociales ocurridos en México que hicieron transitar a México de “forma violenta” de un estadio de cosas a otro con sus características específicas: la Independencia de la servidumbre a la península Ibérica a la autonomía, el intento de construcción de un Estado propiamente mexicano; la Reforma, que establece la secularidad de las instituciones públicas y el gobierno, es decir la separación entre el Estado y la Iglesia, y el fin de la dictadura de Santana; y la Revolución, un movimiento violento que pone fin a la dictadura de Porfirio Díaz, el intento de ubicar a México en el mundo ilustrado occidental, e intentar interiorizar un “sistema democrático”, este último movimiento se degeneró y terminó por instaurar una especie de “dictadura democrática casi perfecta”, se erige un absolutista sistema presidencialista mexicano, y la simulación democrática y la normalización de la “cultura de la corrupción! “ el que no tranza no avanza”.
Desafortunadamente esa tercera transición adoleció de memoria histórica, en el sentido que los hechos históricos por muy evidentes que parecieran fueron olvidados, los postulados de la revolución mexicana, , “libertad y justicia social”, pues México nunca vivió en una verdadera democracia, donde el poder público respondiera a los intereses de las mayorías y del bien común, sino todo lo contrario, servía la democracia para legitimar un régimen de corrupción y de beneplácito a los intereses privados del poder fáctico económico y política tanto local como mundial.
Hay pues en esta actual transición o hito histórico en México una lucha permanente entre los poderes fácticos que desean volver al pasado status quo, y los que asumen la postura de construir un estadio político democrático verdadero y las condiciones institucionales, conceptuales, y culturales de un verdadero comportamiento social democrático.
El escenario estrambótico actual, nos deja desafortunadamente ver lo lejos que estamos de un auténtico debate democrático y una praxis que nos encamine hacia una auténtica democracia, escenario que representa un petición de principio, puesto que se necesita una democracia verdadera para llegar a establecer una democracia verdadera, por eso digo, que el debate no tan sólo es intelectual y académico, sino también práctico, por lo que debe correr paralelo al debate académico e intelectual sobre la democracia, la praxis que debe apuntar a la reordenación de las conductas, formas, y denuncias de elementos que se infiltran pareciendo un aparente fortalecimiento democrático y que no son más que formas encubiertas para infiltrarse en el juego del poder público, contraviniendo el auténtico debate democrático, y a la misma posibilidad de la democracia de ser “el gobierno del pueblo”.
Como lo estoy señalando, el escenario político en México a partir de la pérdida del poder público de la vieja y degenerada clase política PRIANISTA en complicidad con el poder mediático, económico e incluso intelectual, y la llegada al poder público de Andrés Manuel López Obrador, a finales del año 2018, se divide abiertamente en dos frentes, por un lado, un bloque opositor new oligárquico, representado por una alianza de los dos otrora grandes partidos políticos PRI y PAN, antes de esa alianza sui generis, paradójicamente el PAN y el PRI eran los grandes enemigos políticos, competían y se revelaban el poder público en los últimos 30 años. Podemos decir que esa alianza confirma lo que venía diciendo a los cuatro vientos el ex presidente Obrador que, “son la misma cosa,, y que representan una misma naturaleza perniciosa e incapaces de asumir su mea culpa en la crisis pública que aún vive México, así mismo, se suma a esa alianza opositora, gran parte del poder mediático, encolerizado por la pérdida de los privilegios del presupuesto que recibían de los pasado regímenes, y por último, podemos percatarnos que esa alianza es promovida abiertamente y auspiciada por los poderes fácticos del poder económico, quienes siempre utilizaron a la política y a los políticos, particularmente a esa clase política en franca degeneración PRIANISTA para mantener sus riquezas e incrementarlas, por eso vemos como México terminó siendo un país con esos pocos “hombres y mujeres de negocios” que ostentan actualmente más del 50% del PIB, y una inmensa mayoría, distribuida en pobres y clase media incipiente, revelando con esto, la nula justicia social y la repartición democráticas de las riquezas que genera México, es la historia reciente del México posrevolucionario.
El otro frente, es el que encabezó el ex presidente Obrador, pese a formar parte de esa corriente democrática al interior del PRI fue consolidando y representando la alternativa del hartazgo del pueblo mexicano al anterior régimen, por lo que para consumar “no la transición democrática” pero si, la salida del poder público del PRIAN, recibió una votación suficiente para obtener el triunfo en las elecciones presidenciales del 2018, viene hacer entonces, Andrés Manuel López Obrador quien representó la esperanza de consolidar esa transición democrática, y quien libró una cruenta lucha contra el bloque opositor, quienes desafortunadamente aún no han entiendo que el único escenario válido ético para la lucha política es aceptar la transición democrática y la perspectiva de construir un verdadero régimen democrático, transparente y eficiente para enfrentar la grave crisis pública que aún vive México, hecho que hasta la fecha no lo han hecho.
Segunda Parte.
AMLO, transición democrática, y voltear la pirámide del poder presidencial.
La posición de AMLO, muchas veces fue incomprendida y a veces ignorada, y poco aprovechada, incluso por el mismo bloque opositor new oligárquico, pues solo tenía que ver con la coherencia democrática y con su responsabilidad de consolidar esa transición democrática y restituir la funcionalidad pérdida del estado mexicano y sus instituciones por la cultura política de la simulación que practicaba el antiguo régimen, y digo desaprovechada, porque el papel de AMLO como buen demócrata no podía ir más allá de intentar las bases hacia ese nuevo régimen democrático verdadero y no para perpetuarse en el poder, como lo intentaron estúpidamente hacer ver el bloque opositor new oligárquico, así mismo, ese intento de crear una verdadera democracia tenía y tiene que ver con “revertir la pirámide poder presidencialista”, por lo que tal coherencia democrática le impidió ser juez y parte, por eso fue un grave error del bloque opositor actuar electoralmente, y no sumarse a consolidar la transición democrática necesaria, si se queria enfrentar y resolver los graves problemas que laceran la vida en sociedad de los mexicanos y las mexicanas, y darle viabilidad a México como una nación autónoma y autosuficiente.
El bloque opositor new oligárquico (vieja clase política, PAN-PRI- poder mediático, poder económico e incluso la intelectual) no pueden continuar actuando “como si no hubiera pasado nada”, y pensar y seguir usando la fallida estrategia política, y subestimar a los mexicanos con el discurso acusador que los males de México son por “creación espontánea”, y que los últimos años resumen la historia de México, esto ni les sirve ni les servirá como estrategia al bloque opositor, al contrario, ha servido para verlos sin argumentos y sin un proyecto de país alterno para competirle al obradorismo.
Un bloque opositor que no ha entendido que aceptar la transición democrático es un terreno imprescindible no tan sólo para construir una democracia verdadera y un estado de derecho y una cultura democrática; sino también para legitimar la competencia electoral donde presentar proyectos alternativos de país y de hombre, y competir legítimamente por el poder público, comprendiendo que la democracia es el debate de las ideas y no el insolvente marketing político que ha hecho de la política un vulgar objeto mercantilista, y no el arte de buen gobernar para la comunidad y el bien común, ya que el mercado no debe correr paralelo a la política como se ha intentado postular, al contrario, la política debe determinar al mercado, que es donde realmente se distribuyen las riquezas de un país.
La necesaria aceptación del lugar común (la transición democrática) para el debate y la contienda electoral pueden tener su fracaso a priori, y espero equivocarme, porque sería abrirle el camino a exacerbar la polarización política, y sin exageración, estar en la antesala de la violencia como instrumento para el cambio social y político:
Uno, porque no existen actores políticos opositores reales, sino representantes políticos del poder económico.
Dos, porque vivimos una severa crisis del sistema de partidos políticos en México, particularmente el otrora bipartidismo PAN y PRI, fueron utilizados por mucho tiempo sólo en las contiendas electorales por el poder económico para mantener el statu quo, reflejando un insano contubernio entre el poder económico y la clase política, situación que causó el deterioro de esos partidos políticos, y, por ende, del sistema de partidos políticos.
Una manera de probar ese mal uso que hizo el poder fáctico de los partidos políticos PRI-PAN, fue como al principio del nuevo régimen obradorista, al ver que no podían usar a lo que quedaba del desprestigiado bipartidismo PRI-PAN, el poder económico no dudó en hacer uso supuestas figuras de organizaciones sociales, como las Asociaciones Civiles, y montaron por un tiempo, al principio, un ominoso y patético frente opositor anti-AMLO, con el nombre de FRENA, e intentaron desbancar al gobierno de AMLO con marchas insípidas y plantones fifís en plena pandemia sanitaria del coronavirus, para posteriormente abandonar tal proyecto y a sus esbirros, e impulsar otras figuras supuestamente sociales para continuar haciendo la guerra sucia contra AMLO, hasta terminar con la desnaturalizada ideológica alianza opositora PRI-PAN, volver a competir electoralmente este año 2021 por el poder público, y volver a utilizar a los partidos políticos como instrumentos para auparse de nuevo cerca de las arcas públicas y los jugosos negocios, pero no fue así, el proceso de deslegitimación democrática y moral que vive la oposición PRIANISTA volvió a perder electoralmente.
Tres, también podremos sumar a esto como, lamentablemente, los que dirigen esos partidos políticos PAN-PRI se niegan a transitar hacia la democracia y mucho menos a aceptar la responsabilidad histórica en el deterioro de sus mismos partidos políticos, además de la crisis pública que vive actualmente México.
Aunque las cortinas de humo y el poder mediático e intelectual corrompido trataron de hacer ver todo lo contrario, la regeneración del poder político está de lado del bloque opositor oligárquico, ya sea para bien o para mal, está en sus manos para bien, si se incorporan a la transición democrático, y esto no implica desaparecer o fundirse, sino presentar y competir con un proyecto de país alterno y dejar “la guerra sucia” como su única estrategia política electoral, puesto no se han dado cuenta que no es contra el obradorismo con el que se cómputo, sino contra México, son ellos que por más de 30 tuvieron el poder en público, incluso gozaron de tiempos donde no habían pandemia ni crisis económica, particularmente, el período del innombrable Vicente Fox, donde los precios del petróleo se dispararon y hubo con qué cambiar el destino de México, y que lo único que hizo fue encabezar, desafortunada, una frustrada transición democrática.
Siempre he pensado que la crisis pública que vive México tiene que ver con una desviación histórica de los fines de la revolución mexicana, y que se dio durante las últimas tres décadas o quizás un poco más, y que no todo el pasado fue ominoso, y que no todos los personajes de la historia posrevolucionaria fueron pillos y corruptos.
Pese al asesinato de F. I. Madero, se fue construyendo los pilares del estado moderno, incluso, el PRI vivió períodos importantes de debates ideológicos y transformaciones políticas, aunque no fueron suficientes para asumir un espíritu democrático, basta con recordar los inicios de la liga de comunidades agrarias y sindicatos campesinos con todo su discurso de izquierda, y posteriormente, la demanda de inclusión y de democracia de la “corriente democrática”, y me refiero al PRI, porque fue el partido político quien tuvo esa responsabilidad histórica de poder construir un mejor México, con los ideales de justicia social de la revolución mexicana, y zanjar los insultantes abismos entre un minúscula élite que tiene la mayoría de las riquezas de México y la inmensa mayoría que la justicia social y económica no les ha llegado, un México que se desdibujó por la praxis perniciosa corrupta de los tecnócratas encabezados por el impune Carlos Salinas de Gortari, que embebecidos por la luces de la globalización y la “modernidad” del sueño americano, prefirieron el dólar y el poder a la igualdad y la democracia para el bien común de los mexicanos.
No hay vuelta atrás, el camino está trazado, los últimos 30 años de gobiernos neoliberales corruptos provocaron la actual crisis pública que vive México, e hicieron necesario que se pensara el tránsito de un régimen de corrupción y nepotismo a un régimen transparente y moralmente correcto fuese y sea inevitable, si se quiere resolver los graves problemas que laceran la vida de los mexicanos.
El papel histórico de AMLO no fue casual ni fortuito, fue el resultado de su perseverancia y convicciones democráticas, fue la esperanza de millones de mexicanos y mexicanas, que por primera vez, contaron con un presidente que tuvo como objetivo principal la justicia social y la justa distribución de las riquezas, su papel histórico de impulsor de la transición hacia la verdadera democracia, le hace respetar las leyes y someterse al examen de la gente, y no del poder económico, ni populista ni antidemocrático, y si demócrata y defensor del pluralismo basado en la pluralidad de ideas que construyan un México mejor.
Tercera Parte.
O una 4ª T. pacífica o una 4ª T. violenta, y, cómo salvar a la república.
La situación de la política en México no luce ni fácil ni halagüeña, y si peligrosa y mortal:
Si no retomamos los cauces democráticos y de civilidad.
Si no se acepta el contexto necesario de un debate conceptual y praxis de la democracia.
Si no se acota el terrible y peligroso papel del poder mediático, y que asuma el fundamental e ineludible papel que tiene en la construcción de una democracia verdadera en México, de mi tomar partidista.
Si no se aceptaba la transición hacia la democracia entre propios y extraños, y me refiero, a los aspirantes a liderar el movimiento de la 4aT., y al mismo bloque opositor PRI-PAN, poder mediático, al poder económico, e incluso, al poder religioso e intelectual, en fin, a todos los principales actores de la vida social de México.
Si no hacemos entender al poder fáctico (económico) que su praxis en defensa de sus intereses personales y del gran capital puede llevar a México a una situación muy peligrosa para la convivencia pacífica entre los mexicanos, y que mejor le conviene un estado democrático auténtico donde la libre competencia económica sea limpia y transparente, y no dependa del contubernio con el poder político como ha venido sucedido.
Si no hacemos que el bloque opositor asuma la democratización de sus partidos políticos, el relevo generacional y la sana distancia con el poder económico.
Si no se entiende y se acepta el papel de responsable de esta transición democrática que representa ahora la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Lo escribí en el antepenúltimo texto que publiqué “o una 4ª T pacífica o una 4ª T violenta, que México tiene dos caminos para consolidar la 4ª transformación: un camino es dejar que la fuerza y la violencia sean las que determinen el cambio político, moral y público que todos queremos para resolver los graves problemas que atentan contra nuestra seguridad, nuestra salud, nuestra subsistencia, y el otro camino, es consolidar la 4T de forma pacífica y democrática, que significa un gobierno del pueblo y para el pueblo, donde la política sirva para hacer buenos gobiernos que sirvan a la gente, y que rescaten la certeza de futuro de nuestros jóvenes que la perdieron por la crisis pública y por la degeneración de la política.
México está ante la posibilidad de regenerar la política y hacer un cambio social y público sin violencia, de forma pacífica, y apostar a que sea la misma política el instrumento público que nos dé la posibilidad de un cambio sin dolor. Pero también hay que tener cuidado, porque el México bronco puede resurgir por la avaricia, la ambición de la clase política que se niega a perder sus privilegios y el poder, y continua usando la política como un instrumento para intereses privados, esa clase política sin escrúpulos que no ha dudado en utilizar todos los medios posibles para hacer fracasar la 4ª T, aun poniendo en peligro la convivencia social y la seguridad de los mexicanos, pero también del peligro que representan las hordas PRIANISTAS que arriban al nuevo barco del poder MORENA.
De una vez por todas debemos entender que quien gane no podrá evadir esa transición hacia la democracia verdadera, la regulación del poder mediático y la sana distancia con el poder económico, si se quiere construir un México mejor, en paz y felicidad, y aprender de la historia.
¡Apostemos por continuar haciendo un 4T pacífica, en civilidad y con democracia!
Tercera Parte.
MORENA un PRI reeditado.
Hay un fenómeno que se refiere a los colados y los profesionales (chambistas) de la política que se montaron exclusivamente para luchar por un espacio de poder a la caída del régimen anterior, y como las ratas al hundirse el barco salen de sus madrigueras y se lanzan al agua para salvarse, situación que cuestiona también la calidad de la democracia en México.
La caída del bipartidismos que gobernó México en las últimas tres décadas, trajo como consecuencia que miles de “profesionales de la política” se quedaran sin trabajo (chamba), y esto provocó que viéramos la constitución de un sinnúmero de partidos políticos variopintos, como empresas para generar los empleo, tanto nacionales como locales, todos con una característica, sin un ideario político que los distinga y los diferencie, todos construidos por escisiones personales del PRI y del PAN, así podemos ver que en el afán de parecer originales se apropian de nombres, leyendas, etc., como por ejemplo, en varios estados han surgido émulos del movimiento político de izquierdas surgido en España en los movimientos de protesta del 15 de mayo de 2011, también llamado “movimiento de los indignados”, que posteriormente se convirtieron en partidos político de izquierda, hoy muchos de ellos extintos o en fase terminal, como Podemos, Más España, y, otros, amantes de la forma sin contenido, del diseño sin ideas, como MURO, etc.
Así vemos hoy surgir varios nuevos partidos políticos, organizarse estructuralmente y pensar que sólo es cuestión de cumplir con los requisitos de registro que exige el INE, con declaraciones de principios, todas iguales, sin la más mínima convicción ideológica, y si con el fin de arribar “al pinche poder”, y llevarse una raja del pastel, ya que a rio revuelto ganancia para los pescadores, pero lo lamentable y peligroso no sea eso, sino como con el arribo de esas hordas PRIANISTA se viene reeditando un PRI, en la figura del propio Movimiento de Regeneración Nacional MORENA.
Cuarta Parte.
El eterno retorno de más de lo mismo, son lo mismo, la misma clase política corrupta y apátrida.
Como desearíamos que en los asuntos humanos las cosas fueran como lo platea la teoría, así intentaron los griegos, quienes veían el mundo humano como a la naturaleza, el nomo era igual a la phisis, es decir, los asuntos humanos tenían la misma condición de ciertas e inmutables que las leyes de la naturaleza, pero la positivización del mundo humano trajo la relativización de la condición humana; fue así que comenzamos a ver que la condición humana operaba desde otras coordenadas teóricas y conceptuales que no tienen nada que ver con la conexión necesaria ni la certeza científica, así que los asuntos humanos quedaron en la esfera de la fe y la voluntad, el acuerdo y la esperanza, puesto que los contenidos epistemológicos de la naturaleza humana tienen que ver con la ficción, el semblante, el mito constitutivo, y con la contradicción y lo atemporal.
El terreno de la política es el mejor lugar para deleitarnos con esa elasticidad y contradicciones, pues cuando pensábamos que los asuntos humanos trascurrían en un proceso civilizatorio in crescendo no hemos percatados que no hemos salidos del cautivo de la pasiones y los apetitos, viendo como la estructura narcisista se impone al de comunidad, y, las pulsiones sexuales y violentas se imponen al instinto de pervivencia.
Volviendo a la política actual de México, muchísimos mexicanos quisiéramos decir que ha habido un antes y un después del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, pero, no ha sido así, el eterno retorno (tiempo cíclico) se impone sobre el concepto de un tiempo lineal, y, la pulsión busca hacerse escuchar aún en la elegancia de un razonamiento tautológico.
Algo intuía, que los hombres trascendentales se llevan en su retiro o en su tumba sus más valiosas creencias, y, sus aportaciones se entierran cuando se retira del ojo panóptico que todo lo ve, lo sabe y controla, el metalenguaje eterno de la pulsión deslizándose permanentemente por el velo de maya del lenguaje, esa red de significantes que delata y cubre pero nunca nos deja ver lo real, pues cuando eso ocurre, es el final del in-dividuo, el no ser.
AMLO fue tejiendo su revuelta asceta desde hace cuando menos 10 décadas, preclaro entendió que el sistema posrevolucionario vivía un proceso de degeneración intrínseca que cada vez se convertía en pura retórica y la realidad de la pobreza, la injusticia y los rezagos públicos ya no se podían ocultar en resanes que les daban a los lugares que visitaba el gran Tlatoani. O, se producía una revuelta violenta que rompiera con el sistema político corrupto y simulación democrática, o, se abriera entre el mar de tempestades de los intereses privados una transición democrática verdadera, esta última, pareció que la iba a lograr, pero el corto tiempo en el poder, tan sólo intento restituirle la funcionalidad perdida del estado mexicano, y, preparó a su sucesora, la actual presidente de México la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo con la esperanza que pudiera continuar la 4ª Transformación pacífica de México, y resolver los graves problemas que laceran la vida en sociedad de los mexicanos, la violencia, la desigualdad económica (con una pequeña elite económica que detenta más del 50% del PIB de México, que convierte a México en una de los países más desiguales del mundo), la pobreza extrema, el rezago educativo, el abandono del campo mexicano, etc., en fin, que pese a que se vive una coyuntura geopolítica con la guerra de Ucrania, y la feroz guerra comercial que desató Trump, el presidente de los EE. UU, principalmente, contra China y Rusia, que pareciera beneficia a México, esto apunta a tan sólo convertir a México en la nueva China de los EE. UU., y eso no significa una economía social que redistribuya las riquezas de forma democrática, pues el capital seguirá yéndose a los paraísos fiscales de las grandes corporaciones económicas y comerciales internacionales, pensando en la mano de obra barata que representa México en estos momentos, el destello de esperanza que seamos de la élite mundial que detenta el poder económico, financiero y mundial se disipará en los axiomas del mundo neoliberal donde la economía corre paralelo a la política, y nunca será determinada por la fe ilustrada de la igualdad, la libertad y la solidaridad.
La derecha que gobierna el mundo, incluyendo a Rusia y a China se mantendrá en su disputa interna por territorios comerciales que conquistar o preservar, y sus acólitos, las derechas locales recitarán unísonos sus diatribas y consignas, por otro lugar, la izquierda mundial, inexistente por el predominio de la economía capitalista, tan sólo continuará como narrativa electoral o populismo infantil.
La dogmática decisión de AMLO de irse, propiciado por su infantilismo democrático, deja en orfandad y quizás con el tiro de gracia la posibilidad de éxito de la primera transformación social sin violencia en el mundo del siglo XXI, así que lo que vemos que la lucha del poder por el poder se hace una constante, por un lado, la derecha des-ilustrada e ignorante queriendo con sólo la buena voluntad, o resumiéndola de forma magnifica con la frase frecuentemente utilizada por el innombrable presidente del PRI, mejor conocido como “Alito”, “echar para delante”, sin propuestas ni alternativas ideológica ni teóricas, con sus patéticos tribunos, Marco Cortez, Lily Téllez, que causan más pena que gloria, y, del otro lado, los expriistas venidos progresistas obradoristas, Marcelo Ebrard, Adán Augusto, Ricardo Monreal, así como una retahíla de expriistas ahora flamantes gobernadores, alcaldes, diputados locales, funcionarios federales, y, la migración ocurrida hace poco tiempo, con una banda de expriistas venidos a las filas obradoristas para ser los próximos lideres de las comunas de los municipios de México.
Considero que la falta de construcción de una nueva clase política y el hecho de haber intentado hacer una revolución (la 4ª T.) con esa misma clase política que está en todo el espectro ideológico de los partidos políticos en México, nos lleva a concluir que la 4ª Transformación de México está en un tiempo por venir. AMLO contenía los rabiosos empujes de ganar terrenos en el poder público de los lideres obradoristas venidos principalmente del priismo, educados y preparados en el arte de la política como el instrumento para auparse al “pinche poder”, tribus venidas flamantes “demócratas” y leales obradoristas que primero desplazaron a los originarios que acompañaron a Obrador en su periplo revolucionario, después, se hicieron con el control total de las estructuras del estado mexicano, y, recientemente, los vemos prepararse para el abordaje final, convertir totalmente a MORENA en un PRI reeditado, pero esto no quiere decir que la alternativa de México y los mexicanos sea voltear a los alitos, a los tellez, a los rennauros, como la opción para regenerar el poder político y público, estamos ante un callejón sin salida, los mexicanos estamos entre la espada y la pared, y creo que si queremos evitar la violencia como la opción para salvar a la república, salvar a México, sea crear una nueva clase política y un civilidad reactiva que use todos los canales para decirle a esa clase política del PAN, PRI, MORENA, VERDE, MC, que ya no la queremos, que deben dejar libre a México de sus enfermizos deseos de poder.
Corolario:
La civilidad reactiva y el “no votes” como una arma política de los ciudadanos.
Si bien es cierto que la 4ª T pacífica de México está en un tiempo por venir, también lo es, que la 4ª T. es el lugar que debemos arribar los mexicanos, pues significa regeneración, resignificación, y un estadio social y político mejor que debemos aspirar los mexicanos. No se asusten, la 4ª T. no pertenece a sólo a AMLO, y que si esa derecha tonta le dejó su autoría personal a MORNA y a AMLO es otra cosa, pues, es como pensar que la Independencia es de Hidalgo, la Reforma de Juárez o la Revolución de Madero. ¡No!, sin el pueblo de México esos rupturas históricas no hubieran ocurrido. Así que lo primero que se debe entender que la 4ª T., llámaselo como se le llame, es necesaria y que todos debemos participar para que esto ocurra, el debate está no en la legitimidad o propiedad intelectual de la 4ª T. sino en, qué clase de sistema político y económico es el más adecuado para resolver los graves problemas que ha generado esa lucha por el poder público entre esa clase política que debemos deshacernos de ella.
No es fácil para los mexicanos definir y hacerse cargo de construir y escribir su propia historia, en un mundo des-ilustrado, pragmático, que se encuentra en un franco retroceso civilizatorio, donde la ley y el orden mundial se rige por la fuerza bruta de los misiles y drones, donde la economía se robustece y la política se desdibuja, plantear un sistema político que nos salve de nuestra propia entropía local y global resulta un ejercicio exclusivamente comunitario, donde todos debemos de participar, donde no hay cabida a los nacionalismos, o, a las ideologías, estas últimas inexistentes.
La 4ª Transformación pacífica de México es un hito revulsivo del sujeto revolucionario que irrumpe y rompe el paradigma del des-sujeto moderno, envuelto en mantos sobrecargados de vitalismo, la apuesta a la vida pública se entrampa en un pegamento muy débil llamado “condición humana racional” que posibilita el lazo social, siempre a punto de separar al cuerpo de la mente y perderse en la esquizofrenia de las carreteras infinitas virtuales.
La responsabilidad histórica que dejó caer en la continuidad ideológica-partidista de la Dra. Sheinbaum AMLO nos devuelve al inicio del obradorismo, una buen presidenta, con toda la intención de hacer bien las cosas y gobernar para todos, rodeada de fuerzas reaccionarias actuando de igual forma, con sus infantiles guerras mediáticas para desacreditarla, y pese a ello, mantenerse firme y esperanzadora, incluso, pasando a ser una de las mujeres más influyente en el mundo por su determinación de enfrentar los exabruptos del vecino del norte (EE. UU.), reiterando la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos, y por el otro lado, impotente de contener las hordas de migraciones prianistas al conclave de los elegidos al poder público, tiene que confiar en que la razón y la verdad prevalezcan, pero eso nunca ha sido suficiente para una profilaxis mental de los que siempre han visto a la política más cerca de las letras de Maquiavelo que las de Rousseau.
Huelga decir que evidenciar las contradicciones del movimiento obradorista nos debe hacer que robustezamos la necesidad de consolidar la 4ª T. de México como la primera revolución del siglo XXI pacifica del mundo, una alternativa a la decadencia democrática de occidente (EE. UU.) y el totalitarismo militar dogmático de la euro asía, Rusia y China.
La Paz, BCS. Mayo de 2025.
CD/YC
* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Cambio Digital.
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