Oct 15, 2023 / 11:15

Ya mero llegan las “campañas de lodo”

***En breve arrancará el “tira tira” o más ya comenzaron campañas de desprestigio contra los que aspiran a un cargo de elección popular.

Dicen por ahí que si quieres conocer la vida de alguien que se meta entonces a la política.
Tan solo se asoman o dan a conocer sus aspiraciones cuando le sacan todo su historial de lo que es y hasta de lo que no es.
Aunque por el momento no es el tema que nos ocupa si no las estrategias de campaña política que buscan posicionar a un candidato o partido político en el mercado electoral.
Hay muchos candidatos que han tenido experiencias positivas y negativas en el ámbito electoral, es decir, han ganado y en otras han perdido campañas.
Una campaña es totalmente diferente a la anterior sea cual haya sido el resultado y eso lo saben muy bien los encargados de esas áreas.
Es fundamental tener presente que cada campaña política es única e irrepetible. Es decir, no debe ser igual a las campañas pasadas o a la de otros candidatos. Las razones son que los hábitos de consumo de los electores se modifican constantemente, y lo que funcionó hace uno o dos años, ya no funciona en la actualidad, y porque no todos tienen el mismo público objetivo.
Teniendo claro estos factores, una estrategia de campaña política debe considerar los siguientes aspectos:
Conocer a los votantes es un factor fundamental en una estrategia. Para ello, es necesario que los jefes de campaña o agencias que están llevando el marketing político del candidato, segmenten a los votantes bajo cinco criterios: edad, género, ubicación, situación económica y consumo de redes. Este último ha tomado vital relevancia, comprende todo lo que hace el electorado durante sus momentos de ocio en Internet, como qué redes sociales visita, qué tipos de contenidos observa y cuánto tiempo pasa en una red social o página web. Con ello, se pueden preparar mensajes casi personalizados, lo que ayuda a captar la atención de más público.
Por otro lado, el mensaje de campaña tiene que ser creado de tal manera que el electorado se sienta identificado con el candidato. Es decir, debe abordar temas actuales que preocupan a la población, pero de manera simple, sencilla y de fácil entendimiento; sin dejar de lado el objetivo principal: mostrar al político como la mejor opción para el país, región o distrito al que está postulando.
Los medios de comunicación como Notiver son plataformas eficaces para llamar la atención de los votantes.
Jamás hay que olvidar que una de las principales características de las campañas políticas
de nuestros días consiste en el establecimiento de compromisos y promesas de campaña por parte de los candidatos. De la misma manera en que cualquier televidente o comprador en un supermercado es bombardeado por toda una "gama de ofertas", que tienen por finalidad atrapar su voluntad, deseo y preferencias.
Como dijeran en Iztapalapa para asaltar en microbuses: los quiero a todos quietecitos mi gente. Así igual en política ya los consultores se la saben. Las piezas diseñadas para campañas son más emocionales que racionales, buscan llegar a tocar las fibras sensibles de la gente. Ramón Reig, señala que "el receptor es presa de símbolos, esos símbolos forman parte del espectáculo visual y de la simplificación del mensaje. Pero, por debajo de ese factor, está actuando, por lo menos, un segundo: las emociones". Además, y por ser precisamente una campaña netamente emocional, el ciudadano y principalmente el joven, termina votando por el candidato que más le agradaba y no por aquel que tenía las mejores propuestas. No cabe duda que, tal y como lo afirma el autor, hoy los gobiernos son elegidos "dentro de una dinámica electoral donde el ciudadano vota más con el corazón que con el cerebro".
Para poder influenciar a los electores y saber con precisión a quiénes y en qué tono el candidato debe dirigir sus mensajes, es necesario conocerlos bien, saber cómo piensan y de qué manera toman sus decisiones de voto.
Durante mucho tiempo los partidos políticos han confiado en su "olfato" para conocer el estado de la opinión, o se han manejado por las impresiones que el conocimiento directo de una parte del electorado les transmitía.

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