Oct 14, 2024 / 11:07

Vargas comenta que hay cinco claves que hacen los conocedores de la política para que las cosas funcionen

***Muchos suelen decir si vamos a jugar a la política, hagámoslo en serio. Las reglas del poder son las mismas, sea cual sea la organización que se dirige.

Vargas comenta que hay cinco claves que hacen los conocedores de la política para que las cosas funcionen.

Por ejemplo, debe procurar que la coalición ganadora sea lo más pequeña posible. La gente que te sostiene, aquella que verdaderamente te hace ganar el poder y mantenerte en él, es a la que debes tener contenta. Cuanto menos son, más los controlas y mayor discrecionalidad tienes sobre los gastos.

Sustituye al que se mueva. Podrás reemplazar fácilmente a cualquier alborotador que haya en tu coalición, y lo mismo pasa con los influyentes y los esenciales. Si tienes muchos seguidores suplentes, los demás quedarán advertidos de que deben ser leales y portarse bien o de lo contrario serán sustituidos.

Deben controlar el flujo de caja. Para un gobernante siempre es mejor determinar quién come. Si controlan la caja, podrán repartir las recompensas.

Deben de pagas a tus seguidores sólo lo suficiente como para conservar su lealtad. Recuerden que tus partidarios prefieren ser tú a depender de ti. Tu gran ventaja sobre ellos es que tú sabes la fuente de financiamiento y ellos no. Dale a tu coalición sólo lo necesario como para que no anden buscando a alguien para sustituirte y ni un peso más.

No saquen dinero del bolsillo de tus seguidores para mejorar la vida de la gente. Lo que constituye la esencia del mando es pagar a los seguidores, no gobernar bien ni representar la voluntad general. Si eres bueno con la gente a expensas de tus seguidores, no pasará mucho tiempo antes de que te la tengan jurada. Una política eficaz para las masas no necesariamente granjea la lealtad de los esenciales.

Por el contrario, unos miembros de la coalición decepcionados pueden desertar, dejándote en apuros.

Un líder prudente no cuenta demasiado con aquellos que le ayudaron a obtener el poder. Después de derribar al político anterior, avisan los autores, es cuestión de tiempo que se den cuenta de que pueden volver a hacer lo mismo otra vez. Un nuevo titular prudente actuará con rapidez para quitarse de en medio a algunos e incluir a otros cuyos intereses aseguren más sólidamente la lealtad futura.

Un buen trabajo no basta para asegurar la supervivencia política, ya sea en un negocio, en una organización o en un gobierno. Hasta qué punto el desempeño de un líder influye en la permanencia en el cargo es una cuestión muy subjetiva. Por eso, señalan los catedráticos, es importante contar en esa coalición de partidarios clave con personas que sean competentes para cumplir las obligaciones relacionadas con la puesta en práctica de las políticas del líder, pero no demasiado.

Las tres características más importantes de tus partidarios son: uno, lealtad; dos, lealtad; tres, lealtad. Los dirigentes que triunfan se rodean de familiares y amigos de confianza y se deshacen de todo seguidor ambicioso.

La corrupción, es una forma bastante útil de asegurar la fidelidad al régimen, ya que no se tienen que pagar buenos salarios y además garantiza los medios procesales para descubrir a cualquier beneficiario que deje de ser leal.

Muchos se van con que deben ser prudentes, y no dar a los demás nada que pueda volverse en su contra. Si la población está muy formada, es probable que quiera vivir mejor, con lo cual tendrás que gastar más dinero en ellos y tendrás menos para repartir entre los tuyos. A la gente hay que darle lo justo para que pueda vivir y la formación imprescindible para que pueda trabajar. Y nada más.

Ojo. Se aplican en dictaduras y democracias. Podría pensarse que estas reglas sólo funcionan en países regidos por dictadores. Sin embargo, y desgraciadamente, los líderes de las naciones democráticas obedecen estas reglas al igual que los tiranos y los autócratas porque, como cualquier dirigente, quieren conquistar el poder y permanecer en él. El problema para los demócratas es que se enfrentan a diferentes limitaciones y tienen que ser un poco más creativos para que les salga bien. Hay diferencias, sí, pero en esencia, todos los dirigentes son iguales. Cuando utilizan esta palabra, los autores no la limitan a quienes están al frente de instituciones políticas, sino que la extienden a toda clase de líderes, incluidos los de empresas y de organizaciones sectoriales. Así, utilizan tanto ejemplos de presidentes de gobierno como de directivos del Comité Olímpico Internacional o la FIFA, o incluso miembros del consejo de administración de alguna gran empresa. En esencia, ya sea una firma, un partido o una nación, se sigue tratando del poder y de las reglas para tomarlo o permanecer en él.

CD/GU

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