Jul 13, 2024 / 00:05

Unos genes 'inútiles' crean el material para una vacuna contra el cáncer de hígado

España - El cáncer de hígado no es tan habitual como los de mama, colon o próstata, pero tampoco es infrecuente. Cerca de un millón de personas en el mundo recibirán este año el diagnóstico de hepatocarcinoma (6.800 en España) y la mayoría de ellas no llegará a vivir más de 5 años. Con todo, se van produciendo avances que, poco a poco, están modificando estos terribles datos, entre ellos las vacunas contra los virus de la hepatitis A y B; la llegada de fármacos para el VHC y, sobre todo, la profilaxis basada en el estilo de vida -evitando el consumo excesivo de alcohol, siguiendo una dieta saludable y haciendo actividad física - con la que se previenen el hígado graso no alcohólico y la obesidad.

A pesar de todo lo anterior, muchas personas tendrán cáncer de hígado, y la investigación en esta enfermedad es fundamental. De aquí la importancia de un nuevo estudio desarrollado conjuntamente por científicos de Barcelona y Pamplona, que han encontrado unas pequeñas moléculas exclusivas de los tumores de hígado y que pueden ser la base para desarrollar vacunas contra el cáncer. Se trata de unas microproteínas que solo se encuentran en las células tumorales y que pueden activar las células inmunitarias contra el tumor.

El trabajo, que se publica en Science Advances, se ha desarrollado a partir de datos y de muestras de tumores y tejido sano de más de cien pacientes con cáncer de hígado, en los que se han identificado esas microproteínas. Lo sorprendente es que esas mini-moléculas se generan a partir de genes que, hasta ahora, se pensaba que eran incapaces de codificar proteínas. “Siempre vamos mirando a lo grande y no prestamos atención a las cosas pequeñas. Nos fijamos en lo más abundante y llamativo, y todas estas proteínas tan pequeñas han pasado desapercibidas”, admite Puri Fortes, investigadora del CIMA, en Pamplona, y miembro del grupo que se ha ocupado de la parte biológica del trabajo. “Pero no podemos decir que no sirvan para nada y algunas de ellas tendrán una función y las podremos utilizar para futuros tratamientos”.

“En los últimos años, se ha prestado cada vez más atención a este grupo de genes que, por su corta longitud o baja expresión, se consideraban no codificantes. Nuevas técnicas han revelado que algunos de estos genes sí pueden producir pequeñas proteínas”, añade Mar Albà, investigadora ICREA en el Instituto de Investigación Hospital del Mar, y directora de la parte técnica, en la que se han combinado diferentes técnicas computacionales (transcriptómica, translatómica y proteómica).
Alertan al sistema inmunitario para que las reconozca como extrañas y desencadenan una respuesta que destruye las células tumorales El valor de esas microproteínas es que pueden utilizarse para desarrollar vacunas, puesto que tienen la capacidad de alertar al sistema inmunitario para que las reconozca como extrañas -no forman parte del organismo, ya que solo se expresan en células tumorales – generando una respuesta contra las células cancerosas. “Esta respuesta se puede potenciar con vacunas, similares a las del coronavirus y que podrían detener o reducir el crecimiento tumoral”, señala Puri Fortes.

Según esta científica, que también pertenece al Centro de Investigaciones digestivas y hepáticas (CIBERedh), la dificultad para desarrollar una vacuna contra el cáncer es que las células que salen de los tumores tienen la misma información genética que el resto de nuestro cuerpo y no provocan la respuesta inmunitaria, de aquí que haya que buscar ‘algo’ exclusivo de las células tumorales, y en eso están poniendo el foco laboratorios como Pfizer o Moderna. Pero, aclara, “serían vacunas basadas en mutaciones que tiene cada paciente (individualizadas) y hacer algo así es inviable para el sistema de salud”.

En cambio, la aspiración del equipo que firma el trabajo de Science Advance es “identificar las microproteínas que comparten los pacientes con hepatocarcinoma y hacer, como durante el covid, una PCR a partir de una muestra de tejido y si expresa determinadas microproteínas, darle la vacuna correspondiente”, ilustra Fortes.

¿Con qué se haría la vacuna? “Esa sería la parte más fácil”, asegura a investigadora navarra, porque “tenemos toda la tecnología que se ha puesto a punto para la vacuna del coronavirus (es una nanopartícula lipídica con un ARN dentro que produce la proteína del coronavirus) y lo que hay que hacer es utilizar el ARN que produzca la microproteína del tumor hepático. Una vez conocida esta, hacer la vacuna debería ser fácil”. Después, los linfocitos deberían reconocerla y atacarla. Esa posible vacuna atacaría tanto a las células que están dentro del tumor como las que han escapado y circulan por la sangre (y que dan lugar a recaídas y metástasis). La vacuna valdría para administrarla a personas con hepatocarcinoma, pero también a otras con un riesgo alto, como las que sufren hígado graso Hipotéticamente, la vacuna valdría para administrarla a personas con hepatocarcinoma, pero también a otras con un riesgo alto, como las que sufren hepatitis, hígado graso o alcoholismo. Administrar estas vacunas podría ser relativamente sencillo, aunque las investigaciones para su aplicación aún no han comenzado.

“Ese es nuestro objetivo”. Ambas científicas insisten en que la vacuna es una aspiración y la posibilidad de que se haga realidad todavía es remota, pero su estudio ha desvelado la presencia de unas partículas insospechadas que solo están presentes en las células del cáncer de hígado. ”Lo que hay que dejar bien claro es que se ha abierto un campo para hacer cosas apasionantes”, subrayan. Y ya tienen en mente "ir validando como estas partículas activan el sistema inmunitario".

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Con información de: El Confidencial

CD/NR

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