Si alguna vez ha ido al aeropuerto de Veracruz, querido lector, y ha visto a personas caminando rumbo a la carretera Veracruz-Xalapa, es porque no quieren pagar las exorbitantes tarifas que cobran los taxistas autorizados del servicio aeroportuario, o de plano no se completan las cantidades que cobran los transportistas, que van desde los 400 hasta los mil pesos, dependiendo la zona a la que se dirijan y el cargamento de maletas que traigan. Y optan por abordar algún autobús suburbano a pie de carretera.

Pues resulta que esas caminatas tercermundistas ya no se verán más porque la compañía transnacional de movilidad Uber ha ganado una suspensión para que pueda prestar su servicio particular de traslados en todos los aeropuertos del país.

Fue la jueza Decimotercera de Distrito en materia administrativa, Adriana Judith Uribe Vidal, quien otorgó la medida cautelar para que Uber pueda operar en todos los aeropuertos de México. Por lo que ninguna autoridad municipal, estatal o federal podrá hacer detenciones a los operadores de Uber.

La tecnología en materia de transporte no se debe hacer a un lado por añejas prácticas monopólicas que tanto han afectado el avance de la modernidad en movilidad; que dicho sea de paso, es un derecho humano el moverse en lo que más convenga a las personas.

Incluso se ha llegado a la violencia física en contra de los asociados de Uber por parte de sindicatos de taxistas que, en muchos casos, dan un pésimo servicio y caro.

La suspensión ha privilegiado el derecho a que los usuarios elijan libremente en qué movilizarse, sin ser obligados por los gobiernos estatales a padecer la mala calidad del servicio que prestan los concesionarios con carcachas oxidadas y sin clima.

Muchos podrían pensar que la decisión de aprobar la libre circulación de Uber —en los aeropuertos— pueda representar un perjuicio entre el gremio de taxistas tradicionales; sin embargo, esta medida debe obligar a los “establecidos” a superarse en capacitación de atención al turismo, en traer unidades de modelo reciente, limpias, climatizadas y sus precios, emparejarlos con los de las plataformas de aplicación.

De tal suerte que con calidad, amabilidad y precios justos la competencia no tiene por qué ser desleal.

Se debe apuntar que algunos grupos de propietarios de taxis, no sindicatos, se han prestado a que sus unidades sean usadas para propaganda política de diferentes partidos y, con ese compromiso, se sienten con derechos para exigir al gobierno los proteja y hasta han pedido que se encarcele a los choferes de Uber.

Otra posible opción de los conductores de concesión, bien puede ser cambiarse a Uber, obvio, cumplir con las condiciones que exigen y meterse de lleno a la competencia pareja.

La compañía internacional Uber ha declarado que es una buena decisión de la autoridad el permitir que Uber trabaje libremente en los aeropuertos, pues al tener un evento de tanta relevancia como lo es el Mundial de Fútbol, en el que el turismo que vendrá al evento está acostumbrado a moverse usando las plataformas digitales para transportarse.
Y, de esa manera se mostrará una mejor imagen a los visitantes.

CD/GH