Finaliza el magro lapso de las campañas proselitistas en el estado de Veracruz.

No más promesas, recorridos, cabalgatas, videos donde candidatos y candidatas siempre son tomados a trote, en una prisa inexplicable, repartiendo trípticos, una gorra, una playera, un apretón de manos forzado, trompicado, una selfie posada, todo lo que indica la parafernalia costumbrista.

Eso marcan los cánones del marketing político. Acciones u omisiones que no entiende la gente, este concepto vago y general donde habita el ciudadano que sí sale a votar, que sí está interesado en la política partidista porque espera que el candidato o candidata les cumpla promesas que transitan siempre en cada proceso electoral, incumplidas.

En la «Realpolitik» aldeana, basada en la lógica de la política real, hacer campaña en pos de una alcaldía es un ejercicio relativamente sencillo si se enfocan las promesas en lo que es factible y práctico, en lugar de lo que sería deseable o justo.

En esa lógica, el candidato, la candidata solo tiene que prometer −y, por ende, comprometerse− a concretar las promesas hechas en el fragor de la caminata.

En esencia, las campañas se centran en la práctica, el pragmatismo y la consideración de intereses nacionales o de grupo, a menudo en detrimento de ideales morales o éticos.

La urgente petición de los ciudadanos en el caso específico de Veracruz Puerto es que la nueva administración municipal atienda en los primeros cien días de gobierno, la infraestructura urbana, diseccionada en el reencarpetado, bacheo o pavimentación de las calles, la introducción de drenaje, la instalación del alumbrado público y la regularización del transporte urbano.

Esa es una petición hecha por 8 de cada diez ciudadanos que transitan la cotidianeidad con el estrés que les produce una ciudad abandonada, colapsada, donde los negocios particulares se sobreponen al interés colectivo.

La mayoría de las 46 mil luminarias que tiene la red eléctrica están apagadas, acusó la ex alcaldesa Carolina Gudiño Corro en un debate radiofónico en una radiografía a vuelo de pájaro que ha dejado a la ciudad en penumbras, luego del jugoso negocio hecho en la administración de Fernando Yunes Márquez con la empresa NL Technologies que tiene a los municipios de Altotonga, Camerino Z.

Mendoza, Castillo de Teayo, Chalma, Chiconquiaco, Citlaltépetl, Espinal, Gutiérrez Zamora, Tuxpan, Chontla, Ixhuacán de los Reyes, Ozuluama, Perote, Poza Rica, Medellín, Veracruz y San Andrés Tuxtla que habrían renovado las luminarias por un total de 467 millones 938 mil pesos, lo que motivó al Congreso local la creación en los años 2017 y 2018, de las Asociaciones Público-Privadas ( APP´s).

Rosa María Hernández Espejo se sacará la rifa del tigre si el voto de los jarochos le corresponde al esfuerzo y las promesas hechas que en cien días arreglará el estercolero que deja Patricia Lobeira Rodríguez.

En un municipio como Zongolica, donde la pobreza extrema se enseñorea con la población indígena, las promesas de campaña aterrizan obligadamente en mejores oportunidades de sobrevivencia de la gente, programas que dignifiquen la esencia indígena, construcción de caminos saca cosechas, equipamiento de la infraestructura hospitalaria, serían los temas troncales en las propuestas de campaña.

Son los elementos circunstanciales de un candidato o candidata, hasta caer en la oferta desdibujada de los memes de la política que relatan los andares proselitistas de un candidato que llegó a un pueblo y prometió construirles un puente sobre el río para mejorar la comunicación entre las comunidades y la cabecera municipal y ante la réplica burlona de los potenciales electores que le espetaron «pero si aquí no tenemos río…», y en malabar discursivo el candidato responde lleno de emoción y verborrea extraordinarias «pues les vamos a construir el río también».

La retórica espontánea también ofrece la perla del candidato que en sus ansías desenfrenadas por ganarse el voto del ciudadano promete trabajar las 24 horas del día «… y algunas de la noche» en compromisos desbocados e irreales.

Estampas obligadas de la picaresca política veracruzana.

El calendario electoral obliga a 72 horas de recogimiento ciudadano, donde se pensará y repensará a quien entregarle el voto de confianza para los próximos cuatro años y en esa concordancia, validar el proyecto de un partido político o también, desbarrancar al cacique, al alcalde que desea heredar la silla edilicia más importante del cabildo.

Son tres días de silencio, ya no habrá más bombardeo de candidatos, partidos políticos y coaliciones que inundaron el espectro televisivo y radiofónico con 96 impactos diarios de 30 segundos.

La democracia a la mexicana nos dará un respiro.

Habría que citar que los impactos en radio y televisión, los espectaculares sembrados en las vialidades y los recorridos de campaña no significan votos en automático.

En una proyección optimista, la consejera del OPLE María Fernanda Sánchez Rubio, vaticinó que se tiene previsto que el 65 por ciento de la población participe en la elección de alcaldías en Veracruz y un 15 por ciento para la elección judicial en el estado.

Casi siete veracruzanos de cada diez enlistados en el padrón electoral.

«Sería fantástico que andara equivocado y que el wáter no estuviera ocupado», diría Serrat.

En síntesis, luego de los atroces asesinatos de Germán Anuar Valencia, candidato de Morena ultimado en el arranque del proceso electoral y de la Yesenia Lara Gutiérrez, abanderada magenta acribillada en pleno acto de campaña en Texistepec en una orgia se balas que dejó 5 muertos en total, parece que a los delincuentes se les acabó la fiesta porque también se agotó el calendario electoral.

Ahí queda para el registro que, desde el martes 29 de abril, fecha de arranque de las campañas para los mil 54 cargos de elección popular en Veracruz, en un lapso de 15 días, dos candidatos fueron acribillados, 57 solicitaron seguridad para sus recorridos y 33 renunciaron o fueron sustituidos en el registro ante el Organismo Público Local Electoral (OPLE).

Se les acabó la fiesta a los personeros del mal que buscaron –sin éxito- crear un clima de zozobra, miedo e incertidumbre de cara a este domingo 1 de junio.

Pese a las campañas de miedo y zozobra en Veracruz, su pueblo es «mucha pieza» y saldrá a votar el próximo domingo, aseguró en Tihuatlán la gobernadora Rocío Nahle García.

«Hay un despliegue en todo el estado como nunca. Como nunca, nunca habíamos tenido un despliegue tan grande en todo el territorio de Guardia Nacional, de Defensa, de Marina, de la Secretaría de Seguridad Pública, del estado y de los municipios, para garantizar», dijo la gobernadora al referirse al blindaje de 3 mil 600 elementos de la Guardia Nacional que cuidarán que sea una elección pacífica.

Se acabó la fiesta –en el sentido más gozoso de la palabra- para los candidatos que recorrieron sus pueblos, colonias, barrios, rancherías, fraccionamientos, ejidos y comunidades en estos 30 días de campaña.

Que su impronta se traduzca en votos.

Que sean sometidos al justo filtro del Ulpiano y que el pueblo, los electores, ejerciten el invariable e inalterable derecho de darle a cada quien lo que le corresponda.

Ahora la fiesta más importante espera en las 10 mil 993 casillas que se instalarán a partir de las ocho de la mañana del domingo.

…del mismo costal.

La lámina que blandió Luisa María Alcalde Luján en la icónica Plaza de Armas del Puerto de Veracruz, en el cierre de campaña de Rosa María Hernández Espejo fue una postal contundente, precisa, concisa y maciza del escenario electoral en el primer municipio del estado, encuestado milimétricamente desde La Huaca hasta la Reserva Tarimoya, desde Cabo Verde a los Caños de Santa Rita.

La encuesta de Arias Consultores le da una holgada e inatacable ventaja de 45.7 por ciento a la abanderada de Morena-PVEM contra un raquítico 15.8 por ciento de la candidata panista Indira Rosales San Román.

«Ni los panistas te quieren Indira» le dijo Rosa María a su adversaria en el último clavo que remacha el ataúd de la desgracia del PAN en el Puerto.

Los porteños están «peídos» por el abandono de su querida ciudad.

Saldrán a las urnas a ejercer su derecho de veto a la continuidad de una oligarquía repudiada hasta en España.

Sopla el norte del cambio en el Puerto.

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CD/GL