¿Quién ganó el debate?
El gran ganador del debate fue el Organismo Público Local Electoral del Estado de Veracruz (OPLE). No se fue la señal. El reloj sirvió. Para acabar pronto cumplió con las expectativas.
Del otro lado, todos dijeron que ganaron el debate. Todos se dijeron corruptos. Todos dijeron que van a ganar. ¿Y el pueblo de Veracruz que ganó?
Para el colectivo el debate gustó. No estuvo tan aburrido como el presidencial. Estuvieron combativos. Aguerridos. Vieron a un Pepe Yunes con la espada desenvainada.
Rocío Nahle tuvo capacidad de respuesta…es agresiva en el micrófono. En su comparecencia como Secretaria de Energía en el Senado le puso una xhinga a Lilly Téllez.
El más espontáneo fue Polo Deschamps. Por momentos era él único que hablaba de situaciones reales, del ciudadano común y corriente. Fue el Jorge Álvarez Máynez, en jarocho.
De acuerdo con el Organismo Público Local Electoral del Estado de Veracruz se encuentra comprometido en la organización, realización y difusión de debates, para proporcionar a la ciudadanía un espacio neutral y respetuoso para el intercambio de ideas, con el fin de que puedan emitir un voto informado y razonado el 2 de junio, día la Jornada Electoral.
Para el presidente de Consulta-Mitofsky, Roy Campos Esquerra, el objetivo que cada candidato o cada partido persigue en una elección nunca es debatir, no importa que lo afirmen; en realidad su objetivo siempre y en cualquier lugar del mundo es maximizar el porcentaje de votos el día de la jornada electoral (para algunos, no para todos, ese objetivo es ganar). De esta manera, los debates son sólo momentos de la campaña, momentos que pueden o no ser importantes, dependiendo de si los ciudadanos los tomarán en cuenta para su decisión de voto.
Para algunos candidatos el debate es una oportunidad de mostrarse mejor que los demás, de exhibir debilidades de los adversarios y por ello buscan que haya muchos, normalmente ésta es la postura de los candidatos que no van en primer lugar de las preferencias y que buscan cambios en las percepciones; para otros candidatos, el debate es un obstáculo o un momento de riesgo y evitan debatir más de lo que la ley les obliga.
Los debates, entonces, no son una búsqueda de comunicarle al ciudadano lo que quiere saber, sino momentos en la estrategia, en los que se busca dar golpes o evitar golpes de los adversarios. En ese sentido no es de extrañar que los equipos de campaña declinen la asistencia a debates, promuevan un mayor número de ellos, busquen formatos con más riesgo para los candidatos, pidan horarios de transmisión con mayor o menos audiencia y busquen colocar temas en la agenda que les sean favorables y que no puedan ser evitados en el desarrollo del debate. Sin embargo, para muchos medios de comunicación e incluso para algunos analistas todo este momento se reduce a una simple pregunta: ¿Quién gana?
En realidad, es fácil responder a la pregunta, pero no es tan fácil evaluarlo en su momento.
El resultado del debate no es posible saberlo al terminar éste; se requiere un periodo de reflexión y de asimilación por parte de los ciudadanos y encuestas pre y posdebate para conocer los movimientos que genera en las preferencias. Sin embargo, en los medios la pregunta permanecerá: ¿quién ganó un debate? Y para quien vea el debate, daré dos señales a observar: a) los errores y b) las expectativas.
a) Los errores. Más que los buenos discursos, las buenas propuestas o la habilidad retórica, los candidatos buscan provocar y aprovechar los errores del contrario, ahí se dan los mayores efectos, en los posibles errores. Si ninguno se equivoca, los efectos del debate serán mínimos o inexistentes. Los errores pueden venir desde una imagen discordante con su mensaje, titubeos, expresiones corporales, mentiras evidentes en cifras o momentos que al ciudadano le importen, humor mal utilizado y muchos otros momentos. Por ello, los candidatos se preparan con tanto tiempo, para no equivocarse, para no caer en provocaciones, para que sus estrategas le definan una estrategia discursiva que provoque a los otros. Éste es el principal elemento de análisis, la búsqueda de los errores. El efecto de un error en un debate puede ser no sólo magnificado, sino explotado posteriormente como parte de los spots de campaña, por ello es tan importante el cuidado que ponen en la preparación y entrenamiento antes del evento.
b) Las expectativas. Relacionado con lo anterior, un candidato gana o pierde un debate si se desenvuelve por arriba o por abajo de la expectativa que generó. Así, un candidato que se espera que “arrase” a sus adversarios tiene el reto de hacerlo y aun en ese caso no será para nadie ninguna sorpresa y no logrará grandes incrementos en las preferencias; por el contrario, si ese candidato fracasa en su intento de “arrasar”, se le verá derrotado por no cumplir las expectativas, a pesar de haber hecho buenas propuestas o incluso haber sido mejor en ese debate. De la misma manera, la baja expectativa con la que un candidato llega a un debate le ayuda porque, si se cumple, a nadie sorprende y no pierde simpatizantes. Esto explica cómo los días previos a un debate los equipos buscan dejar mensajes sobre lo difícil que será el formato, el horario, la duración u otro elemento para su candidato o intentan poner las altas expectativas en el contrario (“debe explicarnos tal cosa”, “debe mostrar que es capaz de…”, etcétera).
El posdebate tal vez sea el momento real para ganar el debate, que no sea sorpresa para nadie que todos se declaren ganadores, todos los candidatos nos dirán que el debate fue tal como lo diseñaron, que los demás atacaron mientras ellos propusieron, que fueron ellos mismos quienes atendieron los temas que interesan al ciudadano, etcétera.
En el posdebate se verá a los voceros de cada candidato magnificar los errores del adversario y reforzar el mensaje de su representado; los veremos defendiendo con enjundia por qué su candidato “ganó”, aun sin saber bien a bien cuántos puntos sube o cuántos baja.
Las áreas de comunicación social de los candidatos se apresuraron a salir ante la opinión pública con los siguientes encabezados de los comunicados: Con verdades y propuestas, gana Pepe Yunes el primer debate.
¡Polo venció y convenció en el debate!
Rocío Nahle ganadora indiscutible del primer debate a la gubernatura de Veracruz.
Usted apreciable lector tiene la última palabra.
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