Nov 21, 2022 / 09:49

Quedo claro

Siempre atento a los problemas que surgen al interior de Morena, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo hace algunos días sobre el pleito entre la gobernadora de Campeche Layda Sansores y el jefe del Senado, Ricardo Monreal: “Ni me meto ni me importa”.

No llamó al respeto ni a la concordia, nada de eso, se lavó las manos y se dio media vuelta.

Quedó claro que Layda es la operadora de una cadena de mando cuyo primer eslabón está en Palacio Nacional y cuyo fin es acosar al legislador de Zacatecas, con buenas y malas artes, para que dé un paso al lado y deje al partido Morena, de ser posible antes de fin de año.

El rompimiento con Monreal es inevitable, no tiene vuelta atrás. El gobierno busca la forma de que no le salga tan caro.

CD/JV

Otras: