Jul 23, 2023 / 13:43

Que se calle el Presidente?

Leonardo Ruiz

Al Presidente le cuesta callarse. Esta verdad, como la que albergan los templos, no es un error por sí mismo, ni un acierto, pero es un hecho que amplía un margen de error, en el que el titular del Ejecutivo se siente bastante cómodo probando diariamente el peso de su palabra ya sea para edificar o destruir.
Este rasgo de quien ha sido el protagonista principal de la vida pública de México durante más de dos décadas es uno de los favoritos de sus seguidores. Su palabra ha dirigido los esfuerzos de millones de mexicanos para transformar la situación crítica del país y gracias a su capacidad para narrar la historia de la nación, de seducir a propios y extraños, de atacar sin reparo a enemigos y repetir hasta el cansancio el diagnóstico del problema, ha logrado politizar y polarizar al país.
Por ello me parece llamativo que durante las últimas 2 semanas, varios obradoristas desde distintos espacios pidan que se calle el Presidente respecto a la supuesta ola de ataques hacia la que parece ser será la candidata de la oposición. Francamente no entiendo el temor pues este, a mi parecer, radica en una lectura simplista, acusadora de autoritarismo o de hacerle mucha publicidad a Xóchitl Gálvez, como si el acceso a la presidencia fuera exclusivamente un certamen de popularidad o como si la pura mención la victimizara (y de ser así, ¿ante quién es víctima?)
Me es difícil pensar que el Presidente se haya ido contra Xóchitl sin tener medido el costo, él mismo fue quien la ratificó como la elegida de la oligarquía mexicana en la mañanera; un detalle no menor ya que si Xóchitl era la favorita de las élites económicas, el señalamiento directo de Andrés Manuel la coronó como su “némesis”, empujándolos a decidirse por ella, despertando la más ridícula euforia y eliminando a Santiago Creel de la contienda. Además, producto de la estupidez política que los tiene en la irrelevancia, interpretaron algo que sólo ellos podían: el Presidente tiene miedo.
Me niego a creer que los patrones de la oposición sean tan pánfilos, pero entiendo que es el relato que deben montar porque francamente, no tienen muchas opciones. Opinólogos, empresarios, periodistas e intelectuales salieron, como no podía ser de otra forma, en defensa de la panista, algunos más audaces incluso la señalaron como la esperanza del país ante el malvado AMLO. Esto no significa que se están tragando el cuento, como si fueran ajenos a él, no es ingenuidad, es dolo, son parte de la estrategia para imponer estas narrativas marketineras más cercanas al coaching que a la política real.
Esto es importante decirlo porque hay un sector del morenismo, el menos obradorista, por supuesto, que se ha entibiado y perdido en la disputa interna del partido. Parece que han olvidado que esto ha pasado antes, que la fuerza mediática es lo que caracterizaba al régimen anterior en momentos coyunturales y que la articulación visible de la estrategia opositora exige que estemos enfocados en el enemigo externo, sin miramientos, aquel que con precisión (casi siempre) señala el Presidente.
Nosotros sabemos lo que sigue por parte de la oposición: una estrategia bien sincronizada, pero sin fondo, ajena a los problemas reales de los mexicanos, centrada en el éxito de Gálvez como empresaria, en su origen, en la meritocracia y la cultura del esfuerzo. Con un contenido cursi, endeble como su candidata falsamente disruptiva, que mantenga elevada su presencia mediática, la busque victimizar, la infle en las encuestas y genere una inercia ascendente que la consolide como puntera entre los simpatizantes antiobradoristas, algo que a todas luces también busca afianzar el presidente.
Hace unos días un amigo cercano me decía en tono socarrón que si alguien conocía a Xóchitl era gracias a la obsesión de López Obrador con la panista. No hay que ser un genio de la política para darse cuenta que el problema no radica en la figura de la estridente señora, en quién es y la farsa de su supuesto éxito empresarial, el tema nodal es ¿a quiénes representa? o ¿para quiénes trabaja? La cuestión fundamental que no se puede dejar de señalar.
El Presidente impuso los tiempos y su ritmo, la prueba está en que obligó a adelantar el proceso interno de la oposición para la candidatura a la presidencia de la República, el cual, por cierto, es bastante similar al propuesto por él en Morena, inclusive como dije antes, forzó a que los que mandan en el Frente Amplio por México se decidieran por Xóchitl recién iniciada la carrera. Y es que el error no es Xóchitl, es cómo fue elegida, la premura y el desorden consecuente pues los dirigentes de los partidos no pueden defenderla tan salvajemente como deberían por temor a exhibir la pantomima y confirmar lo que parece evidente, dejándola sin suficiente respaldo ante el político más potente del país.
Justo en esto radica la diferencia entre ser quien lleva la zanahoria o quien la persigue. Si como expuse, el proceso interno de Morena en gran medida fue copiado por la oposición, la diferencia está en el cálculo político de quien la elaboró porque seamos honestos, colores al lado, la ungida por todos (incluido AMLO) no está cobijada por 2 o 3 figuras fuertes entre las que se puedan repartir los ataques, ni hay un tercero que esté destensando la cuerda entre el puntero y el segundo, ni mucho menos quien la ayude a desviar la atención de quien dicta la agenda nacional.
Conviene la sobre exposición de la hidalguense porque es muy complicado que soporte durante tanto tiempo el desgaste al que se está viendo y se verá sometida. Si su figura será inflada invariablemente, lo óptimo es que esté mermada por aquello que ha sido identificado como el cáncer de nuestro desarrollo y la raíz de los vicios que busca destruir la Cuarta Transformación: la corrupción.
Si Gálvez es conocida como lo que es, una vulgar corrupta traficante de influencias, cercana a las más patéticas y dañinas figuras políticas como Vicente Fox o Claudio X. González, llegará a la recta final lastimada, sin oportunidad de ser Presidente, ni Jefa de Gobierno, cargo al que, evidentemente, tenía mayores posibilidades de llegar y que vieron su fin al ser escogida como la candidata presidencial.
Igual no quita nada reconocer el acierto que en primera instancia significó que la eligieran a ella como candidata ya que permite una interlocución por parte de la oposición ante el muy posible triunfo interno de Claudia Sheinbaum, evitando el descrédito y las muy posibles acusaciones por razones de género, por ello es que el verdadero problema no es Gálvez y su figurita desenfadada sino la falta de luces de quienes verdaderamente deciden, de quienes sí fueron engullidos por la desesperación y la prisa. De igual forma es un perfil que puede tener cierto magnetismo en sectores específicos clase medieros, desencantados del obradorismo que buscan algo parecido a lo que ya conocían pero con otro envoltorio, por lo que el Plan C puede peligrar, lo único a lo que realmente pueden aspirar los opositores, que Morena no se haga con la mayoría absoluta en el Congreso.
Por último, me gustaría decir que me parece curioso que al mismo tiempo que opositores (y perdidos) le piden a López Obrador que deje de nombrarla, también lo felicitan por darle publicidad gratis, incluso han tenido la astucia de comparar los señalamientos mañaneros con el acoso sistemático y el consecuente desafuero que sufrió el propio AMLO por razones totalmente incomparables, durante la presidencia de Fox. La experiencia dicta que, ante el error constante y evidente del adversario, lo prudente es guardar silencio y operar en la prolongación de esos fallos. Le están advirtiendo demasiado al Presidente de su “error” y eso es poco convincente.
El Presidente no se va a callar, no puede, de hacerlo se traicionaría, como muy probablemente lo hagan aquellos morenistas que muy convenientemente no entienden lo que está pasando y le piden silencio en el momento definitorio de su gobierno.


CD/GL

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