Jun 05, 2025 / 04:00

¿Puede la naturaleza restaurarse quitando la huella humana? El rewilding parece mostrar que sí

Existen una serie de prácticas que consisten en devolverle a la naturaleza el mando y dejar que ella sola se repare

La restauración ecológica integral, también conocida como rewilding, es un enfoque innovador que busca recuperar ecosistemas degradados mediante la reintroducción de especies clave, la reconexión de hábitats fragmentados y la eliminación de intervenciones humanas invasivas.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), este método no sólo revitaliza la biodiversidad, sino que también fortalece la resiliencia climática y beneficia a las comunidades locales.

En Latinoamérica, que alberga el 40 por ciento de la biodiversidad mundial y el 50 por ciento de los bosques tropicales, este enfoque ha ganado popularidad en los últimos años, con varios proyectos e iniciativas que están en curso.

Uno de los más destacables es el proyecto Iberá, en Argentina, el cual se desarrolla en una extensión de 1.3 millones de hectáreas de los Esteros del Iberá, en Corrientes, reintroduciendo especies como el jaguar (panthera onca), el guacamayo rojo, el oso hormiguero gigante y la nutria gigante.

Este proyecto de la Fundación Rewilding Argentina, de la ex-CEO de Patagonia Kristine Tompkins, lidera la reintroducción de nueve especies extintas localmente, que son posibles gracias al financiamiento de actividades relacionadas con el ecoturismo y a donaciones privadas como la de Tompkins Conservation, que ha aportado 345 millones de dólares desde 1997.

Como resultado, desde 2021 han liberado 20 jaguares, entre ellos el primer cachorro nacido en un nuevo entorno, y 400 especies de aves han repoblado la zona tras la reintroducción de depredadores, además de que se han creado 200 empleos en el área del turismo comunitario, con un aumento del 30 por ciento en visitantes desde 2023.

Como asegura Sofía Heinonen, directora del proyecto, con iniciativas como ésta se demuestra que la coexistencia entre los humanos y la vida silvestre es posible.

“Cada especie reintroducida es un paso hacia la restauración del equilibrio ecológico”, ha señalado la activista.

Cada especie reintroducida es un paso hacia la restauración del equilibrio ecológico
Otra iniciativa de renaturalización destacable es el llamado Corredor del Jaguar, llevada a cabo por la ong Panthera, que impulsa un corredor de 6 millones de kilómetros cuadrados para conectar poblaciones de jaguares, trabajando de la mano de las comunidades locales para reducir la caza y crear pasos seguros.

Gracias al esfuerzo de 14 países involucrados y a un financiamiento que combina aportaciones de gobiernos y de empresas privadas como Rolex, este esfuerzo ha hecho posible que en Brasil, la población de jaguares crezca un 20 por ciento en la Mata Atlántica -una región presente en Brasil, Paraguay y Argentina- desde 2010.

Todo esto es relevante porque como dice el director de Panthera, Howard Quigley, “el jaguar es un símbolo de la salud del ecosistema. Su recuperación beneficia a miles de especies”.

Esto fue posible gracias a las donaciones de Tompkins Conservation y al establecimiento de un modelo público-privado en el que también se realizan actividades de ecoturismo que generan cinco millones de dólares anuales.

Donaciones y ecoturismo:

Tompkins Conservation y un modelo público-privado financian la restauración mediante ecoturismo, generando $5 millones anuales.

Por su parte, el Proyecto de Restauración de la Selva Amazónica de Perú, que estuvo liderado por la organización local Amazon Conservation Association (ACA), se puso el objetivo de restaurar 10 mil hectáreas de selva amazónica degradada en la región de Madre de Dios, logrando restaurar la mitad de ellas hasta la fecha.

En Colombia, el Proyecto de Restauración de la Cuenca del Río Magdalena, liderado por la Fundación Natura, busca restaurar la cuenca del río Magdalena de ese país, que ha sido afectada por la deforestación y la contaminación, logrando restaurar más de 2 mil hectáreas de bosque hasta la fecha.

En esa misma nación, el rewilding en la Sierra Nevada de Santa Marta atrae 2 millones de dólares anuales gracias al turismo, según la asociación ProColombia.

Otros casos emblemáticos
En Estados Unidos, uno de los casos de éxito que más han llamado la atención es el del Parque Nacional Yellowstone, en el que tras la reintroducción de lobos grises a partir de 1995 se redujo la sobrepoblación de ciervos, permitiendo de paso la regeneración de sauces y álamos, lo que estabilizó ríos y aumentó la biodiversidad en un 25 por ciento en dos décadas.

Este proyecto ha sido posible gracias a una combinación de fondos federales con donaciones de ongs como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

En Países Bajos destaca el caso de Oostvaardersplassen, una reserva natural de la provincia de Flevoland que protege un área de 56 kilómetros cuadrados, y que a pesar de ser relativamente joven -se encuentra en un pólder creado en 1968- ya posee relevancia internacional como un importante humedal europeo.

En esa zona se han logrado restaurar 5 mil 600 hectáreas de humedales, con un aumento del 40 por ciento en aves migratorias, gracias al financiamiento del gobierno neerlandés y de programas de la Unión Europea como LIFE.

Buenas y malas noticias
Las prácticas relacionadas con el rewilding ayudan a restaurar la biodiversidad de los ecosistemas, lo que trae beneficios a la salud humana y el bienestar, además de que es un arma poderosa en la lucha contra el cambio climático.

Estas iniciativas también hacen posible la mejora de la calidad del agua, lo que de igual manera se traduce en bienestar para la salud de todos los habitantes de la Tierra.

Beneficios del rewilding:

Ayuda a restaurar la biodiversidad, mejora la salud humana y contribuye a la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, estas prácticas también enfrentan varios desafíos, entre ellos la falta de financiamiento, ya que para poner en marcha programas tan ambiciosos como estos se requieren significativos recursos financieros.

Según estimaciones de la ONU, solo el 2 por ciento de los fondos climáticos se destinan a la biodiversidad.

De acuerdo con los expertos, otra limitante recurrente suele ser la falta de apoyo político, ya que muchas autoridades no ven un beneficio a corto plazo al apoyar actividades de este tipo.

Por último, pero no menos importantes, están los desafíos sociales y culturales, especialmente en ciertas comunidades en las que la relación con la naturaleza es compleja y no siempre se acepta que agentes externos se involucren o lleven a cabo nuevas actividades en su territorio.

Como se ha visto en los ejemplos anteriores, existen varios casos en los que la colaboración entre gobiernos, ongs y comunidades es clave para la mejora de los ecosistemas.

En palabras de Sebastián Di Martino, biólogo de Rewilding Argentina, esto “no se trata sólo de salvar animales, sino de redefinir nuestra relación con la naturaleza”.

El rewilding no es una utopía, sino una herramienta tangible para revertir la crisis ecológica. Con proyectos como Iberá o el Corredor del Jaguar, Latinoamérica lidera un movimiento global que combina ciencia, tradición y esperanza. Como sociedad, nuestro desafío es escalar estas soluciones antes de que el tiempo se agote.

Con información de: El Sol de México

CD/AT

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