Vivir en un condominio horizontal dificulta la posibilidad de colectar agua de lluvia, almacenarla o aprovecharla, pero una innovación creada por dos egresados de la Licenciatura de Diseño Industrial de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ofrece a los habitantes de edificios una opción tecnológica para poder contar con una fuente adicional de agua doméstica y poder encarar con menor dificultad épocas de sequía o de insuficiente abasto.

El diseño innovador, llamado ATL-59 fue creado por Brizeth García de la UNAM e Iván López de la UAM-Azcapotzalco. Su creación busca ayudar a que una familia de cuatro personas pueda ahorrar hasta 20 mil litros de agua anuales. La herramienta fue seleccionada como ganadora del Primer Lugar del Premio James Dyson México 2022, que desde hace cinco años convoca a universitarios de todo el país a competir con innovaciones que tengan impacto de beneficio social.

“Una de las características de nuestra carrera es poder llevar las ideas a la materialización física, a su forma tridimensional. El haber hecho ATL-59 nos permitió en primer ligar mostrar que somos capaces de hacer realidad una idea. Después, gracias a haber ganado el Premio James Dyson, podremos mostrarlo a muchas personas, darlo a entender y así ayudar a que la personas evalúen si nuestro sistema podría ser usado en sus departamentos”, comentó para los lectores de Crónica Brizeth García.

El sistema está integrado por tres componentes: 1) Un colector de lluvia que utiliza un filtro de 3 capas, que hace que el agua se pueda utilizar para tirar de la cadena, regar las plantas o limpiar su casa/coche. Se puede instalar tanto en ventanas como en balcones. 2) Un sistema de ahorro en la ducha para evitar el desperdicio de agua fría mientras se alcanza la temperatura deseada, captándola con una superficie y redirigiéndola a un contenedor, y 3) Contenedores de ahorro para almacenar y transportar el agua recogida. Su diseño apilable tiene capacidad para 6 litros, la cantidad que se necesita para una descarga del inodoro.

“Nosotros sabemos que la amenaza de falta de agua en las ciudades no es nueva, pero ahora se ha vuelto muy visible por lo que entendemos que todos debemos adoptar cambios y acciones. El ahorro de agua tiene implicaciones sociales y económicas, por eso quisimos hacer un sistema que fuera de bajo costo y que pudiera interactuar con los sistemas que ya tienen los departamentos en condominios verticales. Buscamos simplicidad de uso y simplicidad de producción para que no sea caro ni difícil de usar. De esa manera ayudamos a que muchas personas puedan adoptar una herramienta de ahorro y también cambiar algunos hábitos personales”, dijo a este diario Iván López.

El trabajo de los dos egresados universitarios comenzó a hacerse con prototipos rápidos de cartón. Después fueron avanzando en varias etapas de diseño hasta llegar a su último prototipo con fibra de vidrio, moldes e impresión 3-D. En la parte de software usaron programas de Modelado 3-D y renderizado. Posteriormente tuvieron que probar el prototipo en un departamento real y tomar medidas para sacar estadísticas de su capacidad de uso.

La manera como se conocieron los dos diseñadores de universidades diferentes fue poco común: con el regreso de actividades presenciales, tras el confinamiento por la pandemia de COVID19, Iván se integró a un proyecto de trabajo sobre equipos biomédicos, pero ahí conoció a una ex compañera de Brizeth, de la UNAM, quien le pasó el contacto de su amiga cuando Iván le contó que estaba interesado en proyectos relacionados con el cuidado del agua y el cuidado ambiental. Después hubo un intercambio de mensajes por Whatsapp y ahora llevan un año y medio trabajando juntos.

Preocupación ante el “Día cero”, sin agua

Los creadores del sistema de captación de agua de lluvia ATL-59 comenzaron a conceptualizar su innovación después de informarse y reflexionar sobre el llamado Día Cero, en el cual las ciudades del mundo pueden enfrentar problemas graves por falta de abasto de agua. Ellos comenzaron a abordar el tema teniendo como ejemplo lo que había ocurrido en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, sin saber que meses después el mismo problema se presentaría en julio 2022 en Monterrey, México, una de las ciudades más grandes del país.