Mar 13, 2024 / 01:40

¿Podemos realmente vivir sin plástico?

Argentina - Entre 1950 y 2017, una auténtica marea de plástico arrasó nuestro planeta, con un total de 9,200 millones de toneladas. Esto equivale a más de una tonelada de plástico por cada persona que vive hoy en la Tierra.

El plástico está en todas partes, desde el aire que respiramos hasta el agua que bebemos y el suelo que cultivamos. Su durabilidad es a la vez una bendición y una maldición: no se biodegrada fácilmente, lo que causa daños a la naturaleza y la salud humana.

Las cifras son preocupantes: la producción mundial de plástico ha aumentado asombrosamente en las últimas décadas y podría superar los 34 mil millones de toneladas en 2050. Según los últimos datos de la OCDE, sólo el 10% del plástico producido se recicla, alrededor del 22% termina siendo vertido en vertederos a cielo abierto, quemados sin control o liberados directamente al medio ambiente.

Un informe muy controvertido de WWF sugiere que podemos ingerir entre 0.1 y 5 gramos de microplásticos cada semana, mientras que otras investigaciones sugieren que absorbemos entre 74,000 y 121,000 partículas de microplásticos al año. En lugar de centrarse únicamente en la cantidad total que un individuo podría tragar, es esencial reconocer nuestra exposición diaria a estos microplásticos y nanoplásticos, incluida su omnipresencia en nuestra cadena alimentaria. Este problema que empeora constantemente plantea serias preocupaciones sobre su posible impacto en la salud a largo plazo.

Los plásticos se utilizan en una amplia variedad de industrias debido a sus propiedades únicas, incluida su ligereza, durabilidad, bajo costo de producción y versatilidad. Entre los principales sectores consumidores de plásticos se encuentran el embalaje, la construcción, la automoción, la electrónica, la agricultura, la medicina, el textil, los artículos deportivos y de ocio, etc.

El estudio muestra que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) durante el ciclo de vida de los plásticos convencionales fueron de 1.700 millones de toneladas de CO2 equivalente (GtCO2e) en 2015, y aumentarán a 6,5 GtCO2e en 2050 según la trayectoria actual. Esto representaría el 15% del presupuesto mundial de carbono para 2050, lo que pone de relieve su importante impacto en el clima.

El plástico, en sus variadas formas, ha transformado nuestra vida cotidiana. Sus repercusiones van mucho más allá de la contaminación ambiental. Ahora se comprenden mejor los peligros para la salud humana y son alarmantes. Durante la extracción de petróleo o gas natural, principales fuentes de plástico, se liberan sustancias químicas cancerígenas y alteradoras endocrinas.

El proceso de refinado y fabricación de plásticos también requiere la adición de aditivos químicos, muchos de los cuales son perjudiciales para el organismo. De media, los productos de plástico contienen un 7% de aditivos, pero esta cantidad puede llegar hasta el 70% en determinados tipos de plásticos, como los utilizados en los globos de PVC. Estos químicos que encontramos en el aire, el agua e incluso en nuestros alimentos pueden provocar una serie de problemas de salud.

Entre ellos, están implicados la hiperactividad, la diabetes, la obesidad, los trastornos de la tiroides e incluso ciertos cánceres. Desafortunadamente, es difícil saber exactamente la naturaleza y el alcance de nuestra exposición a los químicos plásticos, ya que los fabricantes a menudo mantienen en secreto los aditivos utilizados.

A nivel internacional, la ONU se reunió para discutir un tratado internacional sobre la contaminación plástica. El objetivo era crear un instrumento jurídicamente vinculante para combatir este flagelo.

Debemos continuar la lucha incluso si las discusiones no han tenido éxito y el status quo sigue dominando. De hecho, los exportadores de petróleo que suministran la materia prima para el plástico se oponen firmemente a cualquier reducción de su producción. Dado que muchos sectores económicos dependen del plástico, existe una gran inercia.

Es hora de repensar nuestra relación con el plástico y tomar medidas concretas. Todavía es posible siempre que detengamos el problema en su origen, es urgente reducir nuestra producción y consumo de plástico. Las alternativas al plástico implican varias acciones clave

  • Algunos países ya han tomado medidas que prohíben las bolsas de plástico o las microperlas de plástico en los cosméticos. Es importante continuar con este esfuerzo para reducir el uso de plástico.
  • Promover el reciclaje: varios países ya han implementado programas de recolección y reciclaje de residuos plásticos. Es esencial apoyar estas iniciativas.
  • Fomentar la innovación: se están realizando investigaciones para desarrollar plásticos biodegradables y materiales alternativos más respetuosos con el medio ambiente. Es fundamental seguir invirtiendo en este ámbito.
  • Actuar juntos y perseverar: abordar la contaminación plástica es un desafío global que requiere una acción colectiva. Los gobiernos y los ciudadanos deben trabajar juntos para reducir significativamente el uso de plástico, reciclar residuos y desarrollar alternativas sostenibles. Es crucial perseverar en estos esfuerzos hasta que se implementen soluciones efectivas.

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Con información de: METEORED

CD/NR

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