Salir a caminar y tomar aire en medio de la naturaleza puede ser para muchos un lujo, pero es una de las actividades más efectivas que ayudan a la salud y la productividad

En un mundo cada vez más urbanizado y dominado por la tecnología, el sedentarismo se ha convertido en un problema global. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 25 por ciento de los adultos y el 81 por ciento de los adolescentes no cumplen con los niveles mínimos de actividad física recomendados.

Muchos estudios revelan que pasar tiempo en entornos naturales no sólo mejora la salud física, sino también la mental. Por ejemplo, caminar entre la naturaleza es una actividad accesible que combate el sedentarismo, factor de riesgo clave para enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.

De acuerdo con el doctor Robert Sallis, del Colegio Americano de Medicina Del Deporte de Fontana, California, caminar 30 minutos al día reduce un 19 por ciento el riesgo de muerte prematura. Pero si se hace en espacios verdes, los beneficios se potencian por la menor exposición a contaminantes y la variabilidad del terreno.

Un estudio de la Universidad de Harvard (2019) descubrió que caminar en bosques o parques disminuye los niveles de cortisol (hormona del estrés) y mejora la función inmunológica, además de que la exposición a fitoncidas —compuestos orgánicos liberados por los árboles— aumenta la producción de glóbulos blancos, según investigaciones del Instituto Nacional de Salud de Japón.

Los beneficios de la naturaleza en la salud mental: menos ansiedad y mejor memoria
Según la OMS, la ansiedad y la depresión afectan a más de 300 millones de personas en el mundo. Pero la buena noticia es que la psicología ambiental ha demostrado que la naturaleza actúa como un antídoto.

Un estudio de la Universidad de Michigan de 2021 reveló que caminar 20 minutos en un parque mejora la memoria a corto plazo en un 20 por ciento, frente a hacerlo en entornos urbanos. Esto se relaciona con la Teoría de la Restauración de la Atención de los psicólogos Rachel y Stephen Kaplan, que postula que la naturaleza permite al cerebro recuperarse del estrés cognitivo.

La naturaleza actúa como un antídoto contra la ansiedad y la depresión, según la psicología ambiental
“Pasear en entornos naturales reduce la rumiación mental —patrón asociado a la depresión— y activa regiones cerebrales vinculadas a la empatía y la estabilidad emocional”, asegura el doctor Gregory Bratman, psicólogo de la Universidad de Washington.

“Los espacios verdes reducen síntomas de TDAH en niños y disminuyen la agresividad en adultos. La clave está en la combinación de actividad física, luz natural y estímulos sensoriales no invasivos”, añade la doctora Ming Kuo, investigadora de la Universidad de Illinois.

Caminar en la naturaleza: beneficios para la salud y la conciencia ecológica
Pero caminar en la naturaleza no sólo beneficia al individuo, sino que fomenta la conciencia ecológica. La doctora Kathleen Wolf, experta en psicología ambiental de la Universidad de Washington, señala que quienes interactúan regularmente con entornos naturales desarrollan mayor preocupación por la conservación. “Es un círculo virtuoso: proteger lo que nos protege”, asegura.

Según un informe de la ONU publicado en 2020, el 55 por ciento de la población mundial vive en ciudades, muchas de ellas con índices de contaminación que superan los límites seguros. Por ello, respirar aire puro en bosques o montañas reduce la exposición a partículas PM2.5, que son responsables de 4.2 millones de muertes anuales por enfermedades respiratorias.

Respirar aire puro en bosques o montañas reduce la exposición a partículas PM2.5, responsables de 4.2 millones de muertes anuales
De hecho, un estudio publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community Health encontró que las personas que vivían en áreas verdes tenían un 12% menos de riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares.

Así, mientras que la deforestación avanza a un ritmo de 10 millones de hectáreas anuales (FAO, 2020), las actividades como el ecoturismo y la educación ambiental en reservas naturales contribuyen a preservar los ecosistemas.

Sedentarismo: Una pandemia silenciosa
La inactividad física le cuesta 54 mil millones de dólares anuales en atención médica sólo a los Estados Unidos (CDC, 2020). Frente a ese escenario, destaca el hecho de que caminar es una solución muy accesible porque no requiere equipo costoso y puede adaptarse a cualquier edad.

“El cuerpo humano no está diseñado para pasar 8 horas sentado. Cada hora de sedentarismo incrementa un 2 por ciento el riesgo de diabetes, incluso en personas que hacen ejercicio”, apunta el doctor Michael Pratt, asesor de la OMS.

Por otro lado, la calidad del aire también es un factor crucial para disfrutar de los beneficios de la naturaleza. Y es que según la OMS, la contaminación del aire es responsable de más de 7 millones de muertes prematuras cada año.

Los datos son contundentes: caminar en la naturaleza es una herramienta poderosa para mejorar la salud física, mental y ambiental. Como resume el doctor Qing Li, inmunólogo y autor de El poder del bosque: “No subestimemos el efecto de un paseo entre árboles. Es medicina preventiva, gratuita y al alcance de todos”.

En un contexto de crisis climática y desconexión humana, reconectar con los espacios naturales no es un lujo, sino una necesidad biológica. La próxima vez que el estrés llame a la puerta, la respuesta podría estar a sólo unos pasos de ella.

Con información de: El Sol de México

CD/AT