La autoridad del municipio de Veracruz no es capaz de atender los reclamos de pavimentar las arterias que conducen a todos los fraccionamientos y colonias de Veracruz.

La mayoría de las calles de la zona centro, en cada cuadra, presentan al menos cinco baches que hacen peligroso el manejo de unidades particulares y de transporte público.

Es hora de que los ciudadanos emprendan acciones para dejar de padecer el estrés de conducir sus vehículos en una ciudad con infinidad de baches que no es atendida por sus autoridades.

El ejemplo ya lo han puesto conductores en algunas ciudades del norte de México al tomar las palas y algunos costales de material de asfalto —que no requiere calentamiento— y, con solo vaciarlo en los hoyos y usar una aplanadora manual, tapan los baches que se encuentran por su zona; rumbo a sus casas o trabajos.

Estos emprendimientos sociales, en primer lugar, pretenden coadyuvar a mitigar el abandono en que los alcaldes o alcaldesas tienen la mayoría de las calles de la ciudad.

Pero también evidencian como la autoridad municipal no atiende los reclamos más elementales, como es transitar de manera segura.

Los entrevistados han dicho que la obra multimillonaria del Centro Histórico de Veracruz solo dará una buena cara al turismo que no se adentra en calles adyacentes.

Un ejemplo: quienes conocen sus destinos a las escuelas de sus hijos, a sus trabajos o a los mercados se quejan de que no hay un programa permanente de encarpetado asfáltico. Si se pretende tomar la calle de Hernán Cortés, partiendo de 5 de mayo hasta la avenida Cuauhtémoc, se encontrará el conductor con un camino sin orden de carriles, ni siquiera pintados, aunado a un sinnúmero de baches y hasta socavones que están en lista de espera de ser reparados.

Las excusas son muchas. El Ayuntamiento de Veracruz culpa al Grupo MAS, que al hacer reparaciones de tuberías deja en el abandono las zanjas.

La opinión generalizada de la población es que, con los cientos de millones gastados en las calles de Independencia y 5 de mayo, hubiera alcanzado para reencarpetar, casi, todas las calles de Veracruz.

Cabe recordar que el ayuntamiento de Veracruz emprendió la rehabilitación del Centro Histórico con una inversión que rebasa los 250 millones de pesos.

Pero “bisnes son bisnes”, pues queda la incertidumbre de la opacidad con que se manejan los recursos, ya que los ediles ejercen el presupuesto según lo que más conviene a sus intereses personales.

A veces las obras de relumbrón solo sirven para ganarse el diezmo que las constructoras dan a quienes licitan las obras, y al entrar en esa práctica corrupta, los materiales empleados para la obra son de pésima calidad.

Las administraciones panistas pasarán a la historia de Veracruz como gente insensible o, de a tiro, inepta y nada empática con los veracruzanos.

CD/GL