Apuntes desde el suelo

El filósofo y psicoanalista esloveno Zizek decía la humanidad vive la era del vacío ante la carencia de sentido y la banalidad que caracterizan estos tiempos, bien podemos agregar a “la estupidez”, y que podemos aplicar muy bien esta descripción a la clase política en casi todas las latitudes del mundo, por ejemplo, una clase política europea que avocando fantasmas que amenazan su seguridad prefiere invertir el 5% de sus miembros en gastos de defensa que en lograr la paz en Ucrania, evadiendo la realidad que Europa manipulada por los EEUU hace el trabajo sucio de contener la influencia de Rusia que junto con China amenazan su predominio global, incluso sin importarle que apoyando a los fascistas ucranianos pueda ocurrir una guerra nuclear, y eso se llama “estupidez”.

Pero volteemos a nuestro país México, y observemos el comportamiento de nuestra clase política, enfrascada en una lucha permanente por el poder público, que sin medir consecuencias utilizan todo lo que sea con tan de desacreditar al enemigo, una clase política pobre sin una narrativa original que proponga argumentos y estrategia para sacar a México de sus graves problemas que laceran la convivencia de sus pobladores, una clase política que actúa sin preocupación pensando que enfrente tiene una pueblo tonto que le creará sus flatus vocis, sus arengas trasnochadas para atraer el voto que le permita arribar el “pinche poder”.

Recién vivimos un momento histórico que marco un hito con la caída del PRIAN y el arribo de AMLO y su 4ª T., que pensaba ocurriría y presentaría un nuevo México ahora si democrático, honrado, y en progreso, pero parece que el 2018 pasó hace mucho tiempo, y las aguas vuelven a la normalidad, y se respira un tiempo que ya habíamos vivido hace mucho tiempo, pero es tan fresco que tan sólo al voltear a la clase política nos damos cuenta que son “lo mismo”, hordas desesperadas, unos por mantener el poder (y no para hacer real una 4ª T.) y otro para volver al “pinche poder”, un ambiente de sobra conocido, una clase política sin distingos, tan sólo la diferencia se da por el nombre de sus partidos políticos, pero de ahí no hay diferencia, pues todos están montados en una enfermiza lucha por el poder público.

Se respira el tufo de una revuelta social pospuesta, y, parece que con AMLO se fue la esperanza de una transición democrática verdadera, pues tan sólo fue una pausa que hizo la rueda de la fortuna del juego del poder, ahora, vemos como la migración de los ñus buscando nuevos pastos y caudalosos ríos se vuelven los nuevo acérrimos defensores del nombre 4ª T. que paso de ser una ruptura histórica como la Independencia, Reforma y Revolución a ser una simple etiqueta que es usada para tratar de exaltar con ello a la muchedumbre. Sobrados los obradoristas, los pocos originales y los muchos venidos morenistas de sepa, administran el efecto las dadivas de los programas sociales de “bienestar”, no hace falta agregar nada nuevo, porque se carece de los contenidos pendientes de la 4ª T., y porque la mayoría de los candidatos en la elección intermedia local en Veracruz y Durango tienen los genes priistas y panistas que tanto roña causaba, pero lo más lamentable, y que hace que los mexicanos estemos entre la espada y la pared, es la triste oposición prianista y mocistas (MC) verlos conducidos por estructuras de liderazgos cacicales, que actúan bajo el influjo de un poder que se traduce en voluntarismos puro motivacional, así vemos su retórica, aludiendo simplemente a la icónica frase de alito “echar para delate”, como un mantra que con sólo nombrarla abrirá la conciencia de los ciudadanos y los preferirán, aludiendo la loza del pasado que pese mucho, con sus más de 30 años de saqueos de las arcas públicas para beneficio e incluso de algunos que han sobrevivido a la hecatombe prianista, sobra decir nombres, pues la mayoría piensa que vociferando una pobre diatriba de descalificaciones puede con ello ocultar su pasado.

Una campaña política electoral por los curules edilicios en Veracruz y Durango sin pena ni gloria, más que la impronta de un aire viciado que nos dice que “son los mismos” tanto los que gobiernan como los que aspiran a gobernar, los primeros, administrando el efeto “Bienestar”, que por cierto, creo que les será suficiente para volver a ganar las elecciones municipales, y los segundos, aspirando a que ocurra un milagro, cosa que no va a pasar.

Tan sólo sale de las bocas de los candidatos a los puestos edilicios un sonido que se asemeja al “fua” delirante del entrevistado que se volvió viral (https://www.youtube.com/watch?v=SWOz-kIwDuU), no hay otros contenidos semánticos que causara sorpresa y anunciara el advenimiento de un nuevo profeta, ni la idea de estado del arte del municipio, aunque sobre este tema haya muchísimos que hablar, plantear y analizar.

Me gustaría hablar de los criterios que tomar en cuenta para definir nuestra intención del voto, pero no hay nada, así que vuelvo a reiterar que cuando menos iré a votar para poner en la boleta electoral “No votar”.

Antes servía la oratoria, lanzando bellas frases grandilocuentes y emotivas que provocaban cierta afección, después, dimos paso a los discursos académicos, pensando que con ensayos científicos podíamos cambiar la realidad de un pueblo urgido de “hambre y sed de justicia”, y, hace poco fuimos sorprendido con un discurso de aquello que ya sabíamos, “la corrupción” grosera e imperante en el espacio público y privado, y por 6 años ese diagnóstico monotemático fue suficiente para presentarse para dirigir los destinos de los pueblos, hoy, ni siquiera lo anterior existe, tan sólo es la inercia de lo hecho por 6 años la que marca los tiempos y las acciones.

Me queda la imagen de una buena presidenta apelando a no perder el rumbo, no dándose cuenta que la perdida es irreparable, las ambiciones de los hombres y mujeres proclives a la sed de poder, como hordas vampiresas se desplazan en todas direcciones devorando los espacios de poder por doquier, e incluso, se percibe la silueta de un luchar dogmático que arrastrando su pancarta con la leyenda 4ª T. que hace mucho tiempo paso por estos lares.

Queda la pregunta flotando pesadamente, ¿habrá esperanza de un cambio verdadero?, y, una respuesta lacónica y cansada, ¡quizás en un tiempo posterior!

CD/AT