* El trago de la pompa vacía: Mucha tramoya, cero jurisprudencia

Bienvenidos a este servicio de barra.

Hay cocteles que se sirven con una dosis excesiva de teatro. Se encienden flamas, se agitan cocteleras con dramatismo y se jura que el resultado será una obra maestra. Pero una vez que el humo se disipa y el sabor llega al paladar, se revela que el trago es simple, diluido, sin sustancia.

Esto es exactamente lo que ocurre cuando se confunde el derecho electoral con el show de estilo de vida político. En las últimas semanas, hemos presenciado la conclusión de varios episodios de esa serie, donde políticos que no aceptaron la derrota municipal promovieron la impugnación hasta la última instancia: la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). El resultado fue la confirmación más dura para un litigante: su caso fue declarado irrelevante.

El trago de hoy es un brindis amargo por aquellos que creyeron que el espectáculo mediático era suficiente para ganar en la más alta corte electoral.

1. El Aguardiente de la Derrota (La Base Viciada)

El Aguardiente de la Derrota es el ingrediente base de este cóctel. Es la negación a aceptar que los votos no favorecieron su causa y la necesidad patológica de extender el conflicto.

Este aguardiente alimenta el motor judicial con recursos que debieron destinarse a la gestión o la representación. El dolor de la pérdida no es un argumento legal; es una emoción que, al mezclarse con la ambición, empuja a un litigio por despecho, no por justicia. Este es el espíritu que vicia la bebida desde el inicio.

2. La Espuma de los Medios (El Ingrediente Inflable)

La Espuma de los Medios es lo que le da cuerpo y visibilidad a este trago. Son las conferencias de prensa, los hashtags de fraude, las giras para "denunciar" la supuesta ilegalidad y las acusaciones públicas.

La ironía es que, mientras los políticos invertían energía y recursos en este circo, sus expedientes jurídicos eran tan delgados como una servilleta de papel. La meta era política: desacreditar al ganador y mantener vivo el show electoral. La meta no era jurídica: sabían que no tenían los elementos para revertir una elección, solo buscaban generar la percepción de una injusticia, pero el electorado no es tonto, ya los conoció.

3. El Hielo Seco de la Sala Superior (El Veredicto Final)

Y aquí viene el toque helado y definitivo que expone la farsa: El Hielo Seco de la Sala Superior.

La máxima instancia judicial electoral no solo desechó sus argumentos, sino que, en varios casos, declaró que los asuntos no revestían el requisito especial de procedencia. En el lenguaje de la alta costura legal, esto significa que el caso era jurídicamente irrelevante. Para mejor entender, simplemente su asunto no aportaba nada nuevo a la vida electoral, no sentaba un precedente, no era lo suficientemente trascendente para que la Sala Superior gastara sus cartuchos.

La lección es clara: el TEPJF no es una barra de karaoke para que los perdedores canten su derrota. Es un filtro de control constitucional. La acusación que era una bomba mediática se convirtió, en el rigor de la jurisprudencia, en una simple molestia procedimental.

El Cierre: Un Trago de Dignidad Faltante

El Trago de la Pompa Vacía es un recordatorio del costo de la irresponsabilidad política. Cada instancia judicial usada para el espectáculo es un recurso público desperdiciado y un golpe a la credibilidad democrática.

La dignidad política no se recupera en la Sala Superior; se recupera aceptando el veredicto de las urnas y planeando la siguiente batalla. Quienes llevaron su derrota a la última instancia, con argumentos tan débiles que fueron declarados irrelevantes, han quedado expuestos: eran leones en la plaza pública y ratones en el estrado jurídico.

Sírvanse, solo es un trago.

CD/YC