Ene 12, 2024 / 10:10

La profesionalización en la política, un proceso de cambio

La necesidad de profesionalizar la política, incluyendo las tácticas y estrategias electorales de los partidos políticos, ha sido un tema constante.

Una campaña electoral es el proceso por medio del cual una organización de campaña (ya sea un partido político, candidato o grupo de interés) busca maximizar su rendimiento electoral. Dicho proceso incluye todos esos esfuerzos organizados (promocionales o financieros) para "informar, persuadir y movilizar" al electorado. Propone un modelo analítico de cuatro elementos para sistematizar el análisis de las campañas: 1) el ambiente contextual, conformado por el marco regulatorio, la estructura del sistema de medios de comunicación y del sistema de partidos dentro de cada país; 2) las organizaciones de campaña, con los objetivos estratégicos que éstas intentan comunicar al electorado; 3) los canales de comunicación empleados por estas organizaciones para transmitir sus mensajes políticos, y 4) los efectos de estos mensajes en los públicos objetivo.

La mayoría de estos estudios coinciden en que las últimas décadas han visto un proceso de cambio y convergencia globales en las prácticas de campaña.

El 2 de julio de 2000, Vicente Fox, el candidato presidencial del PAN, logró una victoria histórica en las elecciones presidenciales mexicanas que puso fin a uno de los regímenes "electorales autoritarios" de mayor duración en el mundo. Después de siete décadas en el poder, el PRI fue finalmente derrotado.

Diversos factores explican esta derrota, incluyendo cambios profundos en la economía política del país, en las instituciones electorales y en la estructura y el comportamiento del electorado mexicano durante las últimas décadas del siglo XX. Sin embargo, el resultado de la elección de 2000 no puede ser explicado sin tomar en consideración otros factores de corto plazo relacionados con una serie de cambios en las estrategias y tácticas de campaña de los partidos de oposición. Como bien señala Klesner, el prolongado declive electoral del PRI refleja también las debilidades de los partidos de oposición, incluyendo sus limitadas bases sociales de apoyo y "estrategias de campaña que aparentemente no pretendían ir más allá de esas bases sociales". Seis años más tarde, el candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón, ganaría la elección presidencial más competida en la historia de México, al derrotar a Andrés Manuel López Obrador, candidato del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD). Una vez más, las campañas electorales tuvieron un papel decisivo en la definición del resultado de la elección.

Actualmente, las campañas presidenciales mexicanas presentan un grado considerable de profesionalización. Por ejemplo, las campañas de los tres grandes partidos mexicanos en la elección presidencial de 2012 mostraron, por primera vez en la historia, un uso intensivo de técnicas profesionales de campaña.

A pesar del aumento moderado en el financiamiento público a los partidos de oposición durante la primera mitad de la década de los noventa, la falta de recursos financieros y de acceso a medios de comunicación se constituyó como un obstáculo significativo para la adopción de tácticas de campaña basadas en el uso intensivo de medios, sondeos de opinión y consultores políticos para los candidatos presidenciales del PAN y del PRD en la elección presidencial de 1994. Sobre la forma en la que el PAN le estaba haciendo llegar su mensaje de campaña a los votantes en esa elección, el presidente del partido, Carlos Castillo Peraza, reconoció que, debido a las limitaciones financieras del partido, la campaña panista sería llevada a cabo principalmente a través de tácticas basadas en el contacto directo con los votantes (visitas de casa en casa, reuniones, etcétera), carteles, vallas publicitarias, propaganda impresa, radio, y sólo un poco de televisión (Castillo Peraza, 1994). No obstante, sus limitados recursos, la campaña del PAN fue, en cierta medida, más sofisticada y orientada hacia los medios que la del PRD, la cual permaneció, como se describirá más adelante con mayor detalle, basada principalmente en prácticas tradicionales de movilización electoral, con un manifiesto rechazo por parte de su candidato presidencial a profesionalizar sus esfuerzos y comunicaciones de campaña.

CD/MF

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