México.- La industria cinematográfica nacional se caracteriza por la adaptación en un entorno de cambio tecnológico en la actualidad, concordaron la actriz Ana Claudia Talancón y el crítico de cine Roberto Fiesco, entrevistados por su participación en el libro Cine México, una amplia investigación editada de forma reciente sobre el siglo de este arte en nuestro país.

En torno al texto coeditado por BBVA y Sexto Piso, la también presentadora reseñó que “es una ventana hacia todos estos directores, actores, fotógrafos, camarógrafos, el equipo y las familias que se han formado para la realización de tantas películas y cómo ha ido evolucionando”.

Cine México, lanzado en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, comienza con la llegada de dos enviados de los hermanos Lumière durante el gobierno de Porfirio Díaz hasta la triada de reconocidos directores mexicanos Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón. Explora también las características del cine durante el nacionalismo, la experimentación, y arriba al presente, con la irrupción del streaming.

Talancón, autora del epílogo del volumen, refirió que define al cine el que “nos hemos tenido que adaptar a nuevas técnicas. No sólo las realidades que hoy nos afectan, sino la forma de trabajar, las cámaras han cambiado, el ritmo con que se recibe lo que estás dando es distinto, saber manejar el equipo y adaptarnos a los medios de distribución, para que sea una industria redituable. Ha sido una década de adaptarse”.

El cine, agregó la protagonista de El crimen del padre Amaro, continúa siendo “un lenguaje de comunicación que mucha gente quiere. Cuando estudian las tomas, como cuenta la cámara, si quieres que sea suspenso tiene que seguir esta dinámica. Esas reglas están para romperse y es un arte sin una estructura fija. Lo que lo hace original y permite no tratar de copiar a nadie, sino sacar lo que uno trae adentro”.

Recordó que en su natal Cancún, “comencé a tener miraditas al cine, a la televisión. Era un evento poder acercarnos a conocer historias que parecían inalcanzables. No tenían absolutamente nada que ver con lo que estaba yo viviendo. Por eso me gustó la actuación. Me hizo viajar en el tiempo y en el espacio”.

La primera película que hizo, ya en la Ciudad de México y con 15 años y en 1996, fue El cometa. “Me fascinó ser una niña en la Revolución Mexicana y atravesar el tiempo, una de las cosas que más me gusta de hacer cine. La cinta incluye la llegada del cinematógrafo Lumière a México”.

Aparte, Roberto Fiesco contó que luego de la visita de los franceses Gabriel Veyre y Fernand Bon Bernard, enviados por los hermanos Lumière, Cine México incluye “toda la construcción del nacionalismo, también la ruptura cinematográfica y lo experimental; las ideas hegemónicas desde que el Estado asumió la producción mayoritaria del cine nacional de cierto aliento, en los años 70 y sigue hasta hoy, y la destrucción del paradigma de la sala cinematográfica, el acercamiento a través de las plataformas de streaming”.

Una cauda de fenómenos que involucran, dijo el guionista y escritor, las políticas públicas y las formas como el espectador se acerca y “lo que el cine nos ha querido decir a lo largo de estos más de 100 años de historia. Es una historia muy apasionante”.

Fiesco describió que se ha vuelto “más apasionante porque este siglo está rompiendo con muchas ideas de la tradición. Las plataformas de streaming han roto con la manera en que nos acercamos a las películas”, lo cual significa modificaciones temáticas y del lenguaje.

El texto es “muy pertinente porque hace años que no se contaba la historia del cine nacional. José María Sánchez García en los años 30-40 es el pionero al abordar el periodo silente. “El trabajo de Emilio García Riera en la Historia documental del cine mexicano. Jorge Ayala Blanco, el mayor teórico historiador y crítico que ha tenido el cine nacional, lo hace a finales de los años 60 con La aventura del cine mexicano”.

Coordinado por Elisa Lozano, el texto recurre a investigadores, ensayistas, historiadores que han trabajado el cine mexicano, “como Julia Tuñón, la mayor investigadora viva sobre el periodo clásico, Álvaro Vázquez Mantecón y una serie de nombres notabilísimos que para que fuéramos hablando ha sido la historia desde el origen hasta los albores del siglo XXI”, relató Fiesco.

El cineasta comentó que los críticos y aunque menos los periodistas cinematográficos contaron la historia del cine. García Riera, Ayala Blanco, Sánchez García y otros han hecho “esencial su papel en cuanto a la historización de nuestro cine.

“La crítica, en casos como el de Ayala Blanco, se ha convertido en algo que dialoga más con el espectador y pretende estar a la altura de la obra cinematográfica, como un símil literario de ésta. Es una visión de la crítica muy interesante”.

En cambio, la actual proliferación de opiniones en las redes sociales “guía mucho más el comportamiento del espectador respecto a las películas, las series o cualquier contenido audiovisual, de lo que un crítico tradicional desde un medio como un periódico o una revista, genera”.

En su texto incluido en Cine México, Roberto Fiesco aborda a los triamigos. González Iñárritu, Del Toro y Cuarón, “una recapitulación de estos personajes, fundamentales para la idea de la aspiración del cineasta nacional. Tiene una parte triste, porque muchos realizadores mexicanos, sobre todo jóvenes, desean ‘hacerla’ estando fuera de México”.

Los tres realizadores, recordó el crítico, debutaron en México, con sus cintas Sólo con tu pareja, Cronos y Amores perros, luego migraron y encontraron “validación internacional” a partir del Oscar y de la circulación por festivales importantes como Cannes y Venecia. Refirió que es “muy curioso que hoy lo que significa lo mexicano son tres cineastas que habitualmente no trabajan en el país.

“Traté de hacer una investigación hemerográfica muy grande desde finales de los años 80 del siglo pasado hasta los más recientes, para encontrar cuál ha sido el camino o la relación de estos realizadores con el cine mexicano, o sea, con sus producciones. Son tres personas muy distintas, por los géneros cinematográficos que abordan, temáticas, intereses y maneras formales de aproximarse a las imágenes, y son coincidentemente identificados como un grupo.”

Con información de: La Jornada

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