Feb 16, 2022 / 10:10

La gratitud política mueve montañas

Hay una situación a la que tarde o temprano te enfrentas en política. Una situación clásica. Casi un modelo. Tu adversario político lleva años gobernando. El candidato o el partido, no importa. Pero hay años de gobierno detrás de él.

Esto tiene ventajas y desventajas, claro. Pero hay un aspecto crucial: la gratitud del votante.

No me refiero a si tu adversario ha gobernado bien o mal. Me refiero a lo que ocurre en el cerebro de los votantes. Porque muchas veces ocurre que sienten agradecimiento o gratitud por lo realizado. Por las obras concretadas (más allá de su cantidad y de su calidad).

Por los servicios brindados. Hasta por las ilusiones ofrecidas…Y a veces por los beneficios personales logrados. Entonces muchos de esos votantes agradecidos deciden votar a ese candidato por el que sienten gratitud.

A veces lo racionalizan y lo explican. Pero otras veces lo hacen simplemente, como si se activara un click automático.

Gratitud. ¡Click! Voto.

La gratitud mueve montañas.

Esto es así porque el cerebro humano percibe que alguien le da algo valioso e inmediatamente se siente en deuda con aquella persona que se lo dio. Y entonces busca la manera de retribuirle el gesto.

Aun cuando lo que brinda puede llegar a ser mucho más valioso aún que lo recibido.

Entonces: el adversario es el candidato del gobierno.

Mucha gente seguramente siente que ha recibido mucho de ese gobierno y por lo tanto su cerebro hace un clic casi automático y se ubica en posición de deudor, sintiéndose obligado a darle algo a esos políticos, quizás darle lo que más valoran: el voto.

El problema es cómo hace el candidato para irrumpir con fuerza en este escenario.

Un detalle importante sería que la gente percibiera que a él también se le debe algo. No algo hecho desde un cargo político, sino de pronto desde la sociedad. Insistir en lo que le ha brindado a su sociedad a lo largo de los años. Como profesional, como docente, como empresario, como trabajador, como dirigente social o deportivo o cultural o lo que sea. Pero encontrar ese algo que el candidato le ha brindado a la gente y comenzar a resaltarlo.

Puede ser una buena idea utilizar testimonios de personas conocidas que, en mensajes en medios, explican lo que el candidato le ha brindado a la gente.

Otro paso podría ser “brindarle” al electorado nuevas ideas, proyectos, iniciativas y ofrecerle renovación política para hacerlas realidad. Tienen que hacer hincapié en unos pocos problemas que sean realmente sentidos por todos y que estén sin solución desde hace años. Y explicar en detalle cómo se los va a solucionar.

En la recta final de la campaña se insistiría en algo que la gente ya le dio al otro y que ahora el candidato pide para él: una oportunidad. Si otros gobernaron y algunos problemas siguen estando allí a la vista de todos, hay que pedir una oportunidad para el candidato. Simplemente una oportunidad.

Por otra parte, la campaña debería tener un elemento central: identificarse con el ciudadano agradecido por lo bueno realizado, pero marcar que hay cosas fundamentales que el candidato hará mucho mejor.

Este último punto es especialmente importante desde el punto de vista psicológico porque ofrece al elector un modelo de respuesta, un modelo que no paga la gratitud con votos sino simplemente con agradecimiento.

De esta manera le estás diciendo al votante agradecido hacia el gobierno que hay otras formas de expresar ese agradecimiento. Y que además de la gratitud hay otras consideraciones que hacer a la hora de elegir gobernante.

CD/YC

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