Jul 03, 2022 / 09:15

Imparables los presidenciables de Morena

***Ni los propios Morenos se imaginaron que se la iban a tomar en serio los presidenciables quienes andan a todo lo que dan por ir ganando adeptos en el interior y exterior de la república. El visto bueno de los mexicanos en el exterior es valioso, ellos tienen familiares en México y en un momento dado se pueden inclinar por alguno de sus favoritos y todo suma a la hora de las votaciones.
La efervescencia se ha desbordado. Nadie para al equipo de los candidatos que empiezan a recorrer los estados del país para ir armando sus cuadros que van a soportar el equipo electoral.
Desde hace poco más de tres semanas, Morena ha lanzado abiertamente una campaña en la cual ya están desatados sus aspirantes a ser candidatos presidenciales.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se convirtió en candidato presidencial de 2006 luego de largo tiempo de campaña, desde la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal.
Antes eran famosas las frases como la de don Fidel Velázquez vetusto dirigente nacional de la CTM que decía: El que se mueve no sale en la foto”. Otras que usaron por varios años: “denme por muerto”. Significaba, estoy vivo y peleando por la candidatura.
Ahora como buen beisbolista AMLO está jugando con el score. Conocedor de los tiempos ya atrapó la atención de los mexicanos en la sucesión por el lado de Morena, mientras los de enfrente se siguen peleando y no se ponen de acuerdo.
Va varios pasos adelante. Arrancar con ventaja una carrera puede dar un margen decisivo frente a los adversarios.
La evaluación que se tiene es que López Obrador perdió en 2006 por errores de su campaña, se precipitó en algunos temas, pudo haber ganado sin problema si hubiera sido más inteligente en la contienda.
Ahora se está privilegiando la relevancia de anticiparse.
Serán quizá coordinadores territoriales o cualquier otra figura inventada los aspirantes por parte de Morena, es lo de menos.
Lo acaba de reiterar en Tabasco el presidente quiere más territorio, es decir, gente de tierra, ahí es donde están los votantes.
Mientras que los de enfrente siguen con Morfeo. Morena está arrancando con ventaja, en la oposición han surgido voces que llaman a acelerar el proceso para definir la estrategia para 2024.
El problema que tiene la oposición es que por lo menos en los dos partidos relevantes que conforman la alianza Va por México, PAN y PRI, las dirigencias nacionales se encuentran bajo fuego.
Morena lleva mano y para fortuna de la 4T y de López Obrador, tanto Alejandro Moreno como Marko Cortés hoy están más preocupados en sobrevivir en sus cargos que en trazar una estrategia para la contienda presidencial.
Columnistas nacionales han escrito que algunos organismos de la sociedad civil que han estado cerca de Va por México, están observando con preocupación cómo Morena, día con día, toma ventaja en la exposición de sus aspirantes.
Probablemente, por las características de la comunicación hoy día, pudiera remontarse esta ventaja siempre y cuando en el curso de las próximas semanas o de muy pocos meses, la alianza opositora empezara a adquirir protagonismo y al menos definiera el método a través del cual va a seleccionar a su candidato presidencial… siempre y cuando ratifique que habrá un candidato común.
Si, como producto de las contiendas internas, este proceso no logra concretarse antes de que termine este año, lo más probable es que la verdadera carrera por la presidencia de la República sea la que se suscite al interior de Morena.
Para los historiadores de la política, esta circunstancia no es nueva.
Antes de que comenzáramos con la alternancia, la verdadera carrera presidencial no ocurría entre partidos políticos, sino entre los prospectos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Era en esa contienda donde realmente se definía el futuro del país.
El resultado del proceso electoral formal era tan obvio que resultaba irrelevante.
En contraste, lo que realmente suscitaba el interés público era cómo se movían las corcholatas… perdón, los tapados.
Si no tuviéramos pronto candidato opositor, la clase política mexicana demostraría que es su pequeñez y su mezquindad lo que habrá dado espacio a Morena, que en esa circunstancia seguirá en el gobierno por lo menos hasta el año 2030

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