Abr 30, 2025 / 11:30

Ignacio Zaragoza, el general que comandó la Batalla de Puebla que tuvo un final triste

Ignacio Zaragoza tuvo una vida personal bastante complicada, pues murieron casi todos los integrantes de su familia a excepción de su hija, Rafaela

México.- Uno de los personajes del siglo XIX más recordados por la historia oficial de México es sin duda, Ignacio Zaragoza, militar de origen texano que comandó la defensa nacional de la Batalla de Puebla, el cual murió al poco tiempo de dicha hazaña bélica que fue reconocida incluso fuera del país.

Ignacio Zaragoza, de familia de tradición militar, nació el 24 de marzo de 1829, en Bahía del Espíritu Santo, en que era la Intendencia de Coahuila, hoy Texas, EU. Pasó toda su vida luchando por distintas causas.

Su padre, el Capitán Miguel G. Zaragoza Valdés fue una clara influencia en su porvenir militar, su camino inició al dejar el sacerdocio e ingresar a la Guardia Nacional de Nuevo León en 1846, año en que México fue invadido por las fuerzas usurpadoras estadounidenses que terminó con la pérdida del 55 por ciento del territorio nacional.

Las luchas de Ignacio Zaragoza
Zaragoza siempre luchó del lado liberal, desde su participación en la Revolución de Ayutla en 1855, conflicto que terminó con el último gobierno de Antonio López de Santa Anna. El originario de lo que antes era “Tejas”, participó en la defensa de Monterrey.

La continua lucha entre federales y conservadores, mantuvieron en armas a Zaragoza, quien durante la Guerra de Reforma, luchó con el ejército de Benito Juárez. De esta forma combatió tropas conservadoras en los Estados de San Luis Potosí, Zacatecas y Nuevo León.

Dicha participación en defensa de la Constitución de 1857, le valió el ascenso a General de Brigada y fue nombrado Ministro de Guerra y Marina, cargo que ocupó del 13 de abril al 5 de diciembre de 1861.

La Batalla de Puebla, el mayor logro de Ignacio Zaragoza
La vida familiar de Zaragoza fue bastante complicada, pues perdió a sus dos primeros hijos y el 13 de enero de 1862 perdió por pulmonía a su esposa Rafaela Padilla. Tan sólo unos meses después fue el encargado de defender a Puebla de la invasión francesa.

El general Zaragoza, al mando del Ejército de Oriente, fue designado por Juárez para detener el avance sobre Puebla del ejército francés de élite, considerado en su momento como el mejor del mundo, bajo el mando de Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez.

La confianza sobre la victoria de las tropas imperialistas de Napoleón III era tal que días previos a la batalla, el general Lorencez escribió al ministro de Guerra de Francia que los franceses tenían “superioridad de raza, de organización, de disciplina, moralidad y elevación de sentimientos”.

En dicho escrito el general francés informó a Napoleón III, que con 6 mil soldados ya era el “dueño de México”.

La icónico batalla inició durante las primeras horas del 5 de mayo, día en que Ignacio Zaragoza se atrincheró en los fuertes de Loreto y Guadalupe, con un ejército de malas o pésimas condiciones por la compleja situación económica del país, mal armado y en clara inferioridad al ejército invasor.

El Ejército de Oriente, con muy bajas expectativas de vencer, tuvo como única motivación detener a los franceses sin importar el precio, con el apoyo fundamental de distintas comunidades indígenas de la región, apuntalaron una resistencia que logró ser victoriosa contra todo pronóstico.

Cabe mencionar que en dicha defensa nacional, otro personaje destacado fue el General de Brigada, Porfirio Díaz, quien gracias a su actuación en la Batalla de Puebla su figura política y militar se consolidó.

Cabe mencionar que tras la Batalla de Puebla, el ejército francés logró reponerse y logró tomar Puebla y posteriormente la Ciudad de México, provocando el exilio del gobierno de Benito Juárez. En 1867, Porfirio Díaz fue fundamental para la expulsión de las tropas invasoras y de sus aliados mexicanos del bloque conservador.

De la gloria a la muerte
Tan sólo unos meses después de una de las mayores victorias de un general mexicano en la joven nación mexicana, Ignacio Zaragoza contrajo fiebre tifoidea y murió el 8 de septiembre en Puebla. Se cree que su contagio se pudo haber dado durante una visita a las fuerzas liberales el 22 de mayo.

De esta manera, la ascendente carrera de Zaragoza se vio interrumpida por una enfermedad mortífera en aquellos años.

Ante la noticia de su muerte, el presidente Benito Juárez trasladó su cuerpo a la capital mexicana y se decretaron honras fúnebres en todo el país:

Que todo funcionario guardara luto por nueve días

Izamiento del pabellón nacional a media asta por tres días consecutivos

Cañonazos cada cuarto de hora, desde el alba hasta la puesta del sol.

El 11 de septiembre de 1862, el nombrado “Benemérito de las Américas” declaró a Zaragoza como “Benemérito de la Patria en grado heroico” y renombró al estado poblano como Puebla de Zaragoza.

Su nombre se inscribió con letras de oro en el Congreso de la Unión y fue enterrado el 13 de septiembre, fecha en que fue enterrado en el panteón de San Fernando. Cabe mencionar que en 1976 sus restos fueron trasladados a la ciudad de Puebla.

La única sobreviviente de la familia de Ignacio Zaragoza fue su hija Rafaela Zaragoza, y el 5 de mayo de 1979 los de su esposa.

Con información de: El Sol de México

CD/JB

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