Dic 03, 2021 / 09:07

Hay mucha desconfianza entre la gente

No me da buena “espina”, “parece que no es de fiar”, “no sé por qué pero no me genera confianza” y un largo de frases parecidas decimos y escuchamos a diario sobre muchas de las personas que nos rodean. Esto se da entre compañeros de trabajo, nuevas parejas de nuestros amigos. Quien no en algún momento de su vida ha sentido desconfianza, es algo desagradable.

En ocasiones, cuando vemos a alguien que aún no conocemos, podemos tener un instinto que nos hace tener cierto pensamiento anticipatorio, como una vocecilla interna que nos aconseja alejarnos y no dar más pasos.

Muchas veces se trata de una mera supervivencia; algo de esa persona, que en ocasiones no sabemos muy bien el qué, nos produce un rechazo porque lo asociamos a alguna situación o persona que en su momento nos hirió.

La desconfianza surge de la propia inseguridad e incertidumbre. No depositar confianza en alguien significa no esperar algo bueno de esa persona, porque puede fallarnos y, si nos falla, nos habremos preparado mentalmente para que eso ocurra.

En la política se dan a diario, a cada hora, a cada minuto y segundos actos de desconfianza. Dicen que ni los mismos políticos confían de su sombra, por algo será.

No es malo ser desconfiado, pero tampoco es bueno. Todo en su justa medida.

Dicen que la confianza se gana en años pero que se pierde en segundos.  

Y es que cuando se pierde la confianza se pierde la esperanza, la seguridad, el encargo y la espera. Es duro para quien deja de confiar, pero también para quien deja de ser merecedor de confianza, aunque este último a menudo no es consciente de la situación. La confianza es la base del buen funcionamiento de la economía y de la vida social. El buen hacer de la economía depende de la confianza de sus operadores, de la misma forma que la buena marcha de una familia depende de la confianza que se genera entre sus miembros. El rendimiento personal también depende de la confianza que uno tiene en las propias posibilidades, de la misma manera que el rendimiento de un equipo depende de su capacidad de confiar en sus capacidades. Todo esto nos lleva a afirmar que una de las cosas más importantes que se pueden perder en esta vida es la confianza. ¿A los políticos cuando se le perdió la confianza?

CD/YC

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