Abr 27, 2022 / 08:00

Evangelio del 27 de Abril de 2022

¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Miércoles, 27 De Abril
Santo Toribio de Mogrovejo, obispo, patrono del Episcopado Latinoamericano, Fiesta
Calendario ordinario
LA VIRGEN DE MONTSERRAT PATRONA DE CATALUÑA , San Pedro Armengol Urgel

Evangelio según San Juan 3,16-21.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
obispo y doctor de la Iglesia
Hablar a Dios con confianza y familiaridad (Manière de converser avec Dieu, Le Laurier, 1988), trad. sc©evangelizo.org

Dios amó tanto al mundo (Jn 3,16)
Las misericordias de las que fue objeto, son testigos segurísimos de su amor por usted. Cuando Dios ama un alma y es sinceramente amado, le desagrada encontrar en ella la desconfianza. Si desea alegrar su Corazón tan amante, vaya desde hoy a él, con la más sincera confianza y la más libre ternura que pueda alcanzar.
“Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos, tus muros están siempre ante mi” (Is 49,16), decía el Señor a Jerusalén. Así le habla también a usted: “Alma querida, ¿qué temes? ¿Por qué esta desconfianza? Tu nombre lo llevo escrito en mis manos: no pierdo jamás de vista el hacerte el bien. ¿Tus enemigos te hacen temblar? Debes saber que la preocupación de tu defensa está tan presente en mi pensamiento que no me puedo distraer”. (…)
Sobre todo reanime su confianza con el pensamiento del don que Dios nos hizo en Jesucristo: “Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo Único” (Jn 3,16). Por eso, el Apóstol pregunta de dónde viene el temor que Dios reusaría algún bien, luego que nos dio a su Hijo: “El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?” (Rom 8,32).
“Mi delicia era estar con los hijos de los hombres” (Prov 8,31). Podemos decir que el paraíso de Dios es el corazón del hombre. ¿Dios lo ama? Ámele. ¿Su delicia es estar con usted? Ponga su delicia en permanecer con él, en pasar su vida entera en tan amable compañía. Como usted espera, ella será el encanto de su eternidad.

CD/GL

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