Ago 25, 2025 / 09:08

Esaú Valencia: Dignidad y gratitud como brújula de vida

Crónicas del Poder

José Luis Pérez Cruz

* Periodismo e institucionalidad, caminos que convergen

En la política, como en el periodismo, los días se cuentan no por la duración en un cargo, sino por la huella que dejan.

Esaú Valencia Heredia puede afirmar, sin titubeos, que en los 273 días que estuvo al frente de la Coordinación de Comunicación Social del Congreso de Veracruz supo caminar con paso firme, consciente de que la integridad no se negocia y que la gratitud es la llave que abre todas las puertas.

Llegó con el perfil de un profesional curtido en redacciones, transmisiones y coberturas, y se despidió de la misma manera: con dignidad. Esa palabra, tan escasa en tiempos de polarización y confrontaciones, fue su estandarte.

A Valencia no lo acompañaron escándalos, tampoco las sombras de la sospecha.


A Valencia no lo acompañaron escándalos, tampoco las sombras de la sospecha. Su tránsito por el Congreso fue institucional, sin fisuras, y quizás fue esa rectitud la que incomodó a quienes confunden la comunicación pública con el servilismo político.

El periodismo enseña a resistir ataques gratuitos. Quien ha pasado cuatro décadas en el oficio sabe que “perro no come perro” es más un mito que una realidad.

¿Historias que contar de los otros?…¡muchas tiene!, pero sabe que el rencor no es parte de su entorno.

Esaú lo sabe: los enemigos suelen aparecer no porque haya un motivo, sino porque su sola existencia molesta a quienes viven de intrigas. Sin embargo, Valencia se blindó con lo único que no admite negociación: su trayectoria.

El Congreso de Veracruz fue apenas una estación en su largo peregrinaje profesional. Antes de asumir el cargo en noviembre de 2024, su nombre ya era sinónimo de credibilidad y oficio. Reportero en El Sol de Veracruz, El Universal de Veracruz y XEU; corresponsal de Notimex, Diario del Istmo y Excélsior; director del portal Cambio Digital y autor de la columna Calambres en Notiver.

Su formación académica en la Universidad Veracruzana, con estudios de maestría en Periodismo, se complementó con seminarios y congresos que lo convirtieron en un referente de la comunicación política.

LA VOCACIÓN ES ETERNA

La metáfora de su paso por el Congreso es la de un viajero que cruza un puente: llegó, cumplió y siguió su camino sin mirar atrás, porque entendió que el servicio público es circunstancial, mientras que la vocación es eterna.

Esaú pertenece al periodismo, no a la burocracia. Su brújula no apunta hacia oficinas alfombradas, sino hacia las plazas públicas, las transmisiones en vivo y las crónicas que devuelven a Veracruz su rostro luminoso.

El futuro inmediato lo encuentra en lo que siempre le ha apasionado: narrar la vida cotidiana, recorrer el estado, abrir espacios para que las nuevas generaciones entiendan que el periodismo es, en palabras de Gabriel García Márquez, “el mejor oficio del mundo”.

Su peregrinaje digital por Veracruz será una forma de reafirmar que la comunicación no se reduce a boletines oficiales, sino que vive en la capacidad de contar historias que emocionan, informan y construyen comunidad.

LA INSTITUCIONALIDAD TAMBIÉN COMUNICA

En un entorno donde la comunicación pública suele verse como un botín, Valencia demostró que es posible desempeñar la función con respeto y sobriedad.

No dejó herencias envenenadas, ni protagonismos innecesarios; dejó un ejemplo de que la institucionalidad también comunica.

El relevo en el Congreso será un capítulo más en la historia legislativa, pero su nombre quedará registrado como alguien que cumplió sin claudicar en sus principios.

El impacto de su paso se medirá en los años por venir, no en cifras inmediatas. Habrá quienes recuerden que durante su gestión se privilegió la equidad y la transparencia, y habrá también quienes reconozcan que supo demostrar que el periodismo y la comunicación institucional no tienen por qué estar divorciados.

Su retiro del cargo no es un final, sino el inicio de otra etapa donde su voz seguirá acompañando a Veracruz, ahora con mayor libertad y autenticidad.

Esaú Valencia no necesita cargos para ejercer liderazgo. Le basta con la herencia que ha sembrado en colegas, alumnos y lectores.

Dignidad y gratitud: esas dos palabras seguirán en su bolsillo, recordándole que en la vida pública, como en el periodismo, lo único que permanece es la honestidad con la que se escribe cada página.

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CD/YC

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Cambio Digital.

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