Con tres corazones y sangre azul, el pulpo es una maravilla de la naturaleza distinta al resto, que con habilidades únicas desafía a la biología.

El mundo animal está lleno de criaturas asombrosas, pero pocas generan tanta curiosidad como el pulpo. Este invertebrado marino no solo es conocido por sus habilidades de camuflaje y su capacidad para escapar de casi cualquier situación, sino también por poseer una característica única en el reino animal, tener tres corazones. Este fascinante dato no solo destaca su complejidad biológica, sino que también revela mucho sobre cómo ha evolucionado para adaptarse a su entorno acuático.

A diferencia de la mayoría de los animales y los seres humanos que cuentan con un solo corazón, el pulpo ha desarrollado un sistema circulatorio complejo compuesto por tres corazones con funciones específicas. Dos de ellos se encargan de bombear sangre hacia las branquias, donde se oxigena, mientras que el tercer corazón, más cercano a la parte superior en la cabeza, se ocupa de distribuir la sangre oxigenada al resto del cuerpo. Este diseño único le permite mantener un flujo constante de oxígeno, esencial para su estilo de vida activo y su capacidad de moverse ágilmente en el agua.

Sin embargo, hay un detalle curioso: cuando el pulpo nada, su corazón principal se detiene temporalmente, lo que explica por qué prefiere arrastrarse por el fondo marino en lugar de nadar largas distancias. Esta peculiaridad también refleja cómo la evolución ha mejorado su fisiología para la caza sigilosa y la exploración de cuevas y grietas en busca de presas.

La tinta del pulpo y su sangre azul
A esto hay que sumarle la tinta del pulpo, que cumple diversas funciones más allá de ser un simple mecanismo de escape. A parte de actuar como una cortina de humo para huir de sus depredadores, también lo pueden utilizar como un arma defensiva, la tirosinasa que incluye la tinta, tiene propiedades tóxicas que pueden afectar a los víctimas.

Otro hecho sorprendente sobre el pulpo es que, el color de su sangre es azul. Esto se debe a la presencia de hemocianina (cobre) para transportar oxígeno, a diferencia de la hemoglobina en los humanos, que utiliza hierro y da lugar al color rojo. La hemocianina es más eficiente en entornos fríos y con poco oxígeno, como el hábitat marino del pulpo, lo que le da una ventaja evolutiva al permitirle prosperar en aguas profundas y frías.

Además de su singular sistema circulatorio, el pulpo es conocido por su impresionante inteligencia. Se ha demostrado que puede resolver problemas complejos, utilizar herramientas y mostrar comportamientos de juego, una señal de cognición avanzada. Algunos experimentos han revelado que los pulpos pueden recordar patrones y aprender a través de la observación, capacidades que los sitúan entre los invertebrados más inteligentes del mundo.

Pueden regenerar sus tentáculos
Sus ocho tentáculos no solo le proporcionan una increíble movilidad, sino que también actúan de forma casi independiente gracias a un sofisticado sistema nervioso. Alrededor de dos tercios de sus neuronas están distribuidas en sus brazos, lo que les permite realizar tareas complejas sin la necesidad de pasar toda la información por su cerebro central. Esto significa que un tentáculo puede explorar un área y tomar decisiones sobre la marcha, como atrapar presas o evitar obstáculos.

Además, los pulpos tienen la capacidad de regenerar sus tentáculos en caso de perderlos. En caso de que perdiera alguna de sus extremidades, el animal podría regenerarlas en unas semanas, recuperando incluso su tamaño y funcionalidad. Esto es gracias a su sistema nervioso descentralizado que permite la regeneración sin afectar a los demás funciones del organismo.

Con información de: Libertad Digital

CD/AT