Ene 09, 2025 / 11:21

El Papa Francisco pide libertad religiosa en Nicaragua y respeto de los derechos en Venezuela

Este 9 de enero tuvo lugar en el Vaticano la audiencia del Papa Francisco con el Cuerpo Diplomático con motivo de la tradicional felicitación de año nuevo, en la que mostró su preocupación por las crisis que atraviesan países como Nicaragua y Venezuela.

Tras indicar que aún padece los síntomas de un resfriado que arrastra desde hace varios días, el Santo Padre entregó el discurso preparado a Mons. Filippo Campanelli para su lectura.

Al inicio del extenso mensaje, el Pontífice citó algunos progresos diplomáticos alcanzados durante el año 2024, como el Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y la República Popular China sobre el nombramiento de obispos.

Venezuela y Nicaragua, entre las preocupaciones del Papa Francisco
En su discursó no faltó una especial mención a Venezuela y a la “grave crisis política en la que se debate”. Esta, según el Pontífice, “podrá ser superada sólo con la adhesión sincera a los valores de la verdad, de la justicia y de la libertad, a través del respeto a la vida, a la dignidad y a los derechos de cada persona —incluidos los de quienes han sido arrestados a causa de los sucesos de los últimos meses— gracias al rechazo de cualquier tipo de violencia y, deseablemente, al comienzo de negociaciones de buena fe y finalizadas al bien común del país”.

El Papa Francisco también posó su mirada en las crisis sociales y políticas que atraviesan otros países de Sudamérica, como Bolivia, Colombia y Nicaragua. Sobre este último, destacó que la Santa Sede está siempre dispuesta a un diálogo y que sigue con preocupación “las medidas adoptadas con respecto a personas e instituciones de la Iglesia”.

Instó a que se garanticen los derechos fundamentales, al tiempo que precisó que “no hay verdadera paz si no viene garantizada también la libertad religiosa, que implica el respeto a la conciencia de los individuos y a la posibilidad de manifestar públicamente la propia fe y pertenencia a una comunidad”.

De la lógica del enfrentamiento a la lógica del encuentro

Al dirigirse a los 184 embajadores acreditados ante la Santa Sede presentes en la audiencia, el Papa Francisco lamentó los conflictos mundiales, recordando en concreto los recientes atentados perpetrados durante la Navidad en Magdeburgo (Alemania) y en Nueva Orleans (Estados Unidos).

El Santo Padre hizo alusión al “sentimiento general de miedo y desconfianza hacia el prójimo y hacia el futuro” que se vive en las sociedades, cada vez más polarizadas, e indicó como ejemplo de ello el intento de asesinato del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

Esto, para el Pontífice, se ve agravado por la creación y difusión continua de noticias falsas, que “distorsionan la conciencia” y generan un clima de sospecha y odio que lleva a trazar nuevas fronteras, “donde la diversidad es motivo de sospecha, desconfianza y miedo”.

Frente a esta realidad, el Papa Francisco expresó su deseo de que el 2025, en el marco del Jubileo de la Esperanza, sea para todos, incluidos los no cristianos, una ocasión “para superar la lógica del enfrentamiento” y abrazar “la lógica del encuentro”.

Una diplomacia de la esperanza para un mundo en guerra

El Santo Padre precisó que, frente a la amenaza “cada vez mayor” de una guerra mundial, la vocación de la diplomacia es “favorecer el diálogo con todos, incluidos los interlocutores que se consideran más ‘incómodos’ o que no se estiman legítimos para negociar”.

De esta manera, les propuso llevar a cabo una “diplomacia de la esperanza”. Para lograrlo, les pidió en primer lugar hacerse cargo de los más pobres e insistió en la necesidad de defender la verdad, amenazada por los modernos medios de comunicación y la inteligencia artificial que persiguen fines políticos e ideológicos.

Reiteró asimismo que los padres, los familiares y los educadores “deben ser los principales canales de transmisión de la cultura, en beneficio de los cuales los gobiernos deberían limitarse a un rol de apoyo a sus responsabilidades formativas”.

La colonización ideológica y el “derecho al aborto”

En esta línea, el Papa Francisco advirtió sobre la “colonización ideológica” que, “según programas planificados en un escritorio, intenta erradicar las tradiciones, la historia y los vínculos religiosos de los pueblos”.

“Se trata de una mentalidad que, presumiendo de haber superado aquellas que considera ‘las páginas oscuras de la historia’, deja espacio a la cultura de la cancelación; no tolera diferencias y se concentra en los derechos de los individuos, descuidando los deberes con respecto a los demás, en particular de los más débiles y frágiles”, añadió.

En ese contexto, subrayó que es inaceptable hablar de un presunto “derecho al aborto” que contradice los derechos humanos, en particular el derecho a la vida.

“Toda la vida debe protegerse, en cada momento, desde su concepción hasta la muerte natural, porque ningún niño es un error o es culpable por existir, así como ningún anciano o enfermo puede ser privado de esperanza o ser descartado”, afirmó.

Una mirada a los conflictos mundiales


El Papa Francisco expresó otro deseo para este nuevo año: que toda la comunidad internacional se esfuerce en poner fin a la guerra que desde hace casi tres años “baña de sangre la afligida Ucrania y que ha causado un enorme número de víctimas”.

Renovó su llamamiento a un alto el fuego y a la liberación de los rehenes israelíes en Gaza, “donde hay una situación humanitaria gravísima e innoble”, y también pidió que la población palestina “reciba todas las ayudas necesarias”.

“Mi deseo es que israelíes y palestinos puedan reconstruir los puentes de diálogo y de confianza recíproca, a partir de los más pequeños, para que las generaciones venideras logren convivir, en paz y seguridad, en ambos estados y Jerusalén sea la ‘ciudad del encuentro’, donde convivan en armonía y respeto cristianos, judíos y musulmanes”, precisó.

Reiteró que “la guerra es siempre un fracaso” e instó a proteger especialmente a los niños, antes de recordar otros conflictos como los de Sudán, Mozambique o República Democrática del Congo.

Condenó también el antisemitismo e hizo referencia al “camino de estabilización” que se está comenzando a vivir en Siria. Esperó que ésta se convierta en “una tierra de convivencia pacífica donde todos los sirios, incluida su componente cristiana, puedan sentirse plenamente ciudadanos y participar en el bien común”.

El Santo Padre también mostró su preocupación por las situación en “el amado Líbano”, exhortando a un estabilidad institucional y que se pueda “reconstruir el sur del país golpeado por la guerra e implementar plenamente la constitución y el Acuerdo de Taif”.

Por último, pidió erradicar las “múltiples formas de esclavitud” actuales, como la esclavitud laboral, las toxicomanías o el tráfico de personas. Defendió asimismo la dignidad de los migrantes y expresó su deseo de que se practique la justicia, se elimine la pena de muerte y se conmuten las penas de los prisioneros durante el Año Jubilar.

El Papa Francisco concluyó recordando que “tenemos el deber de realizar el máximo esfuerzo por el cuidado de nuestra casa común y de aquellos que la habitan y la habitarán”.

CD/GU

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