La controversia sobre la figura de Porfirio Díaz ha complicado un posible regreso de sus restos a México, como él lo hubiera deseado

México .- Porfirio Díaz, una de las figuras históricas más controvertidas de la historia de México, dejó el país que gobernó por más de 30 años hace casi 115 años. El cual no volvió a pisar en vida y en el que tampoco ha podido regresar para su descanso eterno.

El porfiriato ha pasado a la historia con tintes claroscuros, pues si bien se le reconoce el desarrollo económico, de infraestructura y comunicaciones del México de fines del siglo XIX y de inicios del XX, vino de la mano de una gran desigualdad social que se disparó dramáticamente.

De acuerdo con la historiadora de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Dra. Julieta Ortiz, la desigualdad social durante el largo y poco democrático gobierno de Porfirio Diaz, fue evidente. Tan sólo en 1895 se contaban un total de 12.6 millones de habitantes en México, de los cuales solo el 2 por ciento representaba a la clase privilegiada con respecto al nivel económico y político.

Por otro lado, la población trabajadora y más empobrecida, a quienes mantenían en deuda sistemáticamente en las tiendas de raya, incluso hasta la muerte, constituían el 90 por ciento de la población total. Mientras que el 8 por ciento restante lo conformaron burócratas y profesionales.

Dicha situación antidemocrática y la evidente desigualdad social terminó en un malestar generalizado que terminó con el longevo gobierno de Díaz con el estallido de la Revolución Mexicana.

¿México estaba listo para la democracia?
El descontento no apareció de un momento a otro, fue gradual. Aunque con el inicio del siglo XX las protestas comenzaron a acumularse y el descontento de ciertos sectores de la población comenzaron a ser más explícitos.

Tras superar momentos complicados como los levantamientos magonistas de 1906, la huelga de Cananea y la huelga de Río Blanco en 1907, las cuales terminaron con represión al estilo porfirista de “Mátalos en Caliente”. Porfirio Díaz logró mantener la compostura de su gobierno respaldado por la estabilidad de la economía mexicana a pesar de ciertos obstáculos.

En 1908 Díaz otorgó una entrevista al periodista estadounidense, James Creelman, la cual se unió a lista de motivos que impulsaron la lucha armada contra su gobierno. Pues el veterano de guerra hizo afirmaciones que con el tiempo no pudo sostener.

“He esperado pacientemente porque llegue le día en que el pueblo de la República Mexicana esté preparado para escoger y cambiar sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas… creo que finalmente, ese día ha llegado”.

“Me retiraré cuando termine el presente periodo y no volveré a gobernar otra vez”, aseguró Díaz.

“Doy la bienvenida a cualquier partido oposicionista en la República Mexicana. Si aparece, lo consideraré como una bendición, no como un mal”.

En un punto de la entrevista, Díaz sostuvo que su política fue una “política patriarcal que restringió las tendencias populares”.

La entrevista fue publicada en marzo de 1908 en la revista Pearson’s, bajo el título “Presidente Díaz, héroe de las Américas”.

Cabe mencionar que la entrevista no tuvo un impacto generalizado, pues el del 90 por ciento de México, en ese entonces, era analfabeta. Si bien ciertos periódicos difundieron las palabras de Díaz, sólo llegó a unos cuantos. Entre ellos, Francisco I. Madero, quien se convirtió en su máximo rival político en las elecciones de 1910

La caída de Díaz
En 1910, año de elecciones en México, Porfirio Díaz se volvió a postular para la presidencia, dejando atrás la promesa de su retiro. Así, el oaxaqueño se llevó el triunfo en las casillas, en un proceso electoral con todo tipo de irregularidades.

Madero, quien anteriormente ya había sido detenido por el régimen porfirista, huyó a Estados Unidos y promulgó el Plan de San Luis con el lema “Sufragio efectivo, no reelección”. En éste, el coahuilense llamó al pueblo mexicano a levantarse en armas contra la dictadura.

La caída porfirista fue rápida, en la primera mitad de 1911, las fuerzas revolucionarias de Pascual Orozco y Francisco Villa tomaron Ciudad Juárez, dando un golpe fulminante al ejército mexicano.

Díaz se vio obligado a entablar el diálogo con el maderismo y se vio obligado a firmar los Tratados de Ciudad Juárez el 21 de mayo de 1911.

El exilio de Díaz
Tras la súbita derrota del largo y controversial gobierno de Díaz, el 31 de mayo de 1911, el oaxaqueño partió al exilio en Francia desde el puerto de Veracruz.

Debido a su gran trayectoria militar durante su juventud, Díaz fue despedido con honores militares, para después abordar el vapor alemán Ypiranga, dejando México con la esperanza de volver aún con vida.

“Veracruzanos: Al abandonar este rincón querido del suelo mexicano, llevo la inmensa satisfacción de haber recibido hospitalidad en este noble pueblo y esto me satisface doblemente porque he sido su representante en el Congreso de la Unión. Al retirarme guardo este recuerdo en lo más íntimo de mi corazón y no se apartará de él mientras yo viva.” últimas palabras de Díaz tras su exilio.

Se cree que “Don Porfirio” tuvo su último desayuno en México en el emblemático Gran Café de la Parroquia, por lo mismo dicha cafetería cuenta en su menú con el “Desayuno Don Porfirio”, en conmemoración del supuesto suceso.

Cabe mencionar que su supuesto último desayuno en México, fue papaya, canilla y un lechero.

En la actualidad, los restos de Porfirio Díaz Mori aún descansan en el cementerio de Montparnasse, en París. Ésto a pesar del intento de sus descendientes y de iniciativas políticas para devolverlos a México.

La figura de Porfirio Díaz es contrastante en muchos sentidos, pues durante su trayectoria militar fue fundamental en la expulsión de los franceses, mientras que faceta política es más complicada, pues también está llena de claroscuros. Por lo mismo, y otras razones, ningún gobierno mexicano del México Contemporáneo se ha encomendado en regresar sus restos al país.

Con información de: El Sol de México

CD/AT