Ago 02, 2023 / 09:35

El combate a la corrupción...

***Desde hace décadas se habla de combatir la corrupción en México. Ha habido lemas de campaña como la de Miguel de la Madrid “Por la renovación moral de la sociedad”.

Todos le apuestan que vendiéndose de esa forma tienen ganada a lo mejor el 50 por ciento de la Presidencia de la República. ¿Qué intereses habrá que ningún presidente ha metido a su antecesor a la cárcel? A lo mejor son valores entendidos. El día que alguien meta a la cárcel a un antecesor ese día a lo mejor se perderá el respeto a la impunidad.

De acuerdo a quienes se dedican a analizar la corrupción podemos preguntar ¿Cómo se mide la corrupción? Obtener una medida sobre la corrupción es complejo. Quienes participan en un hecho de corrupción -dando o recibiendo- no lo reportan. Las encuestas ofrecen una posibilidad de aproximarse al tema: conocer las percepciones y actitudes de las personas sobre la frecuencia y alcance de eventos ligados con la corrupción.

Entre las herramientas más conocidas para medir la corrupción están el Índice de Percepción de la Corrupción, elaborado por la organización Transparencia Internacional, así como algunos otros estudios que incluyen la percepción de la corrupción entre sus variables. Por ejemplo, el Índice de Estado de Derecho de World Justice Project, el Informe Latinobarómetro y la Encuesta de Opinión Ejecutiva del Foro Económico Mundial. En México, destacan diferentes métricas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción (2021), los tres países considerados como los menos corruptos del mundo son Finlandia, Dinamarca y Nueva Zelanda. Los tres países con calificación más baja son Somalia, Siria y Sudán del Sur. ¿Cómo podría México mejorar su actual calificación (31 de 100 puntos posibles)? De acuerdo con algunas organizaciones internacionales, persiguiendo con más rigor el cohecho internacional, castigando las trasgresiones, reparando el daño que provoca la corrupción y capacitando mejor a las personas servidoras públicas encargadas de perseguir estas conductas. La Fiscalía General de la República y el Poder Judicial de la Federación tienen un papel primordial en estas tareas.

Muchos se han de preguntar ¿Por qué debe promoverse una cultura anticorrupción?

La corrupción se arraigó en México, de tal modo que se aceptó durante mucho tiempo como una práctica cotidiana. La corrupción se convirtió, así, en un problema estructural. Si consideramos que la persona servidora pública ya tiene un sueldo y las empresas ya prevén ganancias lícitas en cada contrato, la corrupción genera sobresueldos y sobreprecios que afectan la economía y propician la desigualdad. En un país como México, donde el 10 por ciento de la población acapara casi el 80 por ciento de la riqueza (Informe sobre la Desigualdad Global 2022), la corrupción es un tema inquietante.
Deben combatir, por tanto, las prácticas que han facilitado la permanencia de la corrupción como regla de comportamiento aceptada y normalizada. Se debe hacerlo, además, en todos los frentes: la familia, la escuela, las fábricas, las oficinas, las iglesias, los clubes, las asociaciones deportivas y los sindicatos, entre otros espacios.

Hay que evitar que la corrupción se vea como algo “normal” en las relaciones de las personas con su gobierno. Por ello es que se tienen que instruir y cultivar principios y valores que inhiban la comisión de actos de corrupción. No sólo los más evidentes, sino también aquellos que se ocultan en prácticas de simulación: pagar servicios que no se devengan o a comprar bienes a un precio cien veces más alto que el que tienen en el mercado, por citar dos prácticas frecuentes.

Abatir la corrupción permitirá que lo presupuestado por el Poder Legislativo para generar un beneficio social se emplee para aquello a lo que fue destinado. Y algo más: nos ayudará a alcanzar un México más inclusivo y más justo.

CD/YC

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