Oct 09, 2025 / 11:55

El cóctel social: Más vodka que cerebro, más cizaña que crítica

Martini Político

José Rafael Villa Guzmán

* La sobredosis de opinión y el tufo a resentimiento

Ha llovido mucho, vale la pena escribir.

Bienvenidos a este servicio de barra, bastante húmedo por cierto.

Hay cócteles que son una oda a la mezcolanza, donde cada botella en la barra parece exigir su lugar. Se les añaden ingredientes sin ton ni son, hasta que el resultado es una sobrecarga de sabores y una inevitable resaca. Así, me atrevo a decir, se ha convertido la crítica política en las redes sociales: un cóctel que abruma, aturde y a menudo, intoxica.

La barra digital está abierta 24/7 y todo el mundo se cree mixólogo. El problema es que muchos de estos "barman" improvisados no sirven sus propias ideas, sino las órdenes de cocinas secretas. Hay ingredientes que destacan en ese escenario, pero que su mal uso genera consecuencias internalizadas, adoctrinamiento pues.

1. El Vodka: El Anonimato y la Impunidad (El "Espíritu Neutro" del Ataque Global)

El Vodka es el alma de muchos cócteles por su neutralidad y su capacidad de mezclarse con todo. En la crítica social, el Vodka es el anonimato y la supuesta impunidad que brindan las redes sociales. Detrás de una pantalla, cualquiera se siente con el derecho y la autoridad de opinar, juzgar y condenar sin las consecuencias del cara a cara. Este fenómeno, no menor, se observa ya en todos los niveles de gobierno, desde la alcaldía más pequeña hasta el Palacio Nacional.

Es el ingrediente que, por sí solo, no tiene mucho sabor, pero que en la mezcla se vuelve potente y, a menudo, irresponsable. Este Vodka digital permite que la crítica se vierta sin diluir, sin el filtro del conocimiento o la empatía. Es la "valentía" de la distancia, la ebriedad de la certeza sin el rigor del argumento, que contamina lo local y lo nacional por igual.

2. Los Jugos Sintéticos: La Opinión Sin Fundamento (El Sabor Dulzón que Engaña)

Los Jugos Sintéticos (esas mezclas prefabricadas, dulzonas y artificiales) representan la opinión sin fundamento, el prejuicio y el rumor que pululan en las redes. Se añaden con facilidad, porque su sabor es inmediato y satisfacen el paladar de quienes solo buscan una confirmación de su propio sesgo, replicando la misma cantaleta contra ediles, gobernadores o presidentes.

No importa si la información es real, si se conoce el contexto, o si la fuente es confiable. Estos jugos simplifican la complejidad de la política en frases de 280 caracteres, en memes o videos virales. Son fáciles de consumir y se vuelven adictivos, pero carecen de la verdadera fruta: el análisis, la información verificada y el pensamiento crítico. El resultado es un trago empalagoso y superficial que disfraza la falta de contenido, independientemente de la escala del gobierno que se intente atacar.

3. La Rodaja de Limón Agrio: El Crítico Crónico (El Perpetuo Inconforme)

La Rodaja de Limón Agrio no es la acidez equilibrada que busca un buen Martini, sino el toque constante de amargura de aquel que nunca está contento con nada. Es el crítico crónico, la voz que descalifica cada acción política, cada medida gubernamental, no importa cuán bienintencionada o necesaria sea.

Para esta rodaja, cualquier esfuerzo es "insuficiente", toda decisión es "tardía", y cualquier logro es "un truco". Esta acidez perpetua envenena el trago de la discusión pública, haciendo imposible cualquier diálogo constructivo. Es la actitud de quienes se posicionan en una torre de marfil digital, exigiendo a los políticos que hagan "lo que ellos necesitan, requieren o señalan", sin entender la complejidad de la gobernanza, sea un alcalde remodelando algo en favor de la comunidad o un presidente manejando la economía nacional.

El Aceite Esencial: El Resentimiento Político (La Gota que Envenena el Vaso)

Pero hay un ingrediente más, casi invisible, que flota en la superficie de este cóctel y es el que realmente lo envenena: el Aceite Esencial del Resentimiento Político. Esa gota que emana, en muy buena medida, de instrucciones de políticos que no lograron sus objetivos, de facciones que perdieron el poder o de aspirantes frustrados.

Son los resentidos, los que desde la penumbra teclean el guion de la inconformidad. Sus críticas no buscan construir, sino destruir; no buscan mejorar, sino desestabilizar. Este aceite, sutil pero tóxico, impregna cada "me gusta", cada "compartir" y cada comentario venenoso, convirtiendo la plaza pública digital en un basurero de frustraciones ajenas, manipulando a la masa crítica para servir a sus propios fantasmas.

La Resaca Social y la Fatiga Democrática

Al final, este Cóctel Social deja una resaca severa: una sociedad polarizada, una política paralizada por el ruido y la intriga, y ciudadanos que, de tanto criticar sin base (y sin saber que son títeres bien intervenidos), olvidan cómo construir. En la barra digital, parece que hemos olvidado que un buen trago, como un buen debate, requiere de ingredientes de calidad, un bartender responsable y, sobre todo, moderación y autenticidad, no la mano oculta del resentimiento.

Adelante, sírvase; ahora si, nos leemos el martes (o antes si algo sucede).

CD/YC

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Cambio Digital.

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