En lo que parecía un domingo tranquilo en la ciudad de Veracruz

El fuerte impacto de un motociclista contra las láminas y el acero de un taxi irrumpió un tranquilo mediodía del domingo cerca de las calmadas aguas de Villa del Mar en la tranquila ciudad de Veracruz.

Somos el tercer vehículo esperando en la calle J. Enríquez, a punto de cruzar la avenida Primero de Mayo. No obstante que hay pequeñas rachas de viento del norte de aproximadamente 70 kilómetros por hora, el calor se siente de unos 35 grados.

Se escucha un claxon de alguien detrás que, presiona para que se avance para pasar la avenida de la que, no dejan de circular los automovilistas, algunos a exceso de velocidad.

No quito la mirada de la avenida, por delante de nosotros un taxi intenta pasar la concurrida avenida, cuando de momento, por fin el taxista se decide a pasar, de pronto se le estrella un motociclista que, con el impacto sume la puerta que da del lado del conductor del coche de alquiler y hace que este pierda el control de la unidad y termina deteniéndose en un poste de energía eléctrica.

Al ver el accidente nos quedamos sorprendidos ante tal encontronazo por golpe seco que se ocasionó al estrellarse la moto con su conductor, contra el automóvil.

De la sorpresa se pasó a la intención de algunas personas a ayudar al accidentado que, no obstante, traía casco que le protegía la cabeza, se le notaba sangre en las piernas y en la cara. De momento había quedado inconsciente, segundos después se empezó a mover y a balbucear, “ayuda…ayuda”

Una persona empleada del minisuper ubicada en la esquina, salió corriendo con unos cartones para tratar de ponerlos en las piernas para que no le “quemara” el concreto, otro señor se acercó para protegerlo del sol con una sombrilla.

El astro rey le pegaba directamente a la cara. Varios vecinos que habían salido a ver el encontronazo, con teléfono en mano intentaban hablar a los servicios de auxilio. Una señora dijo que el 911 ni siquiera se escuchaba en línea, al tiempo, con cierta hosquedad decía “para ni madre sirve el 911”.

Un motociclista se detuvo casi junto al herido y le empezó a preguntar si quería que le avisara a alguien, el maltrecho motociclista logró darle un número de un familiar.

Ya para esa hora habían transcurrido 30 minutos del siniestro y ni un servicio de emergencia había arribado al lugar de los hechos.

El primero en llegar fue un agente de tránsito a bordo de una patrulla, empezó a tomar fotos con su celular e inmediatamente empezó hacer llamadas.

Ya gente de los alrededores se había congregado para presenciar el percance y voluntarios se empezaban a hacer cargo de desviar a los coches que pasaban de forma lenta.

Una mujer joven llegó corriendo, llorando se le acercó a la víctima, se arrodilló ante él, al tiempo que le decía, “por Dios que te ha pasado”, ya para ese momento una señora que había dicho que era doctora, le prestaba los primeros auxilios al herido.

A unos veinte pasos un joven lloraba y se secaba las lágrimas con las mangas de la camisa, había llegado después de la mujer que se arrodillo para consolarlo.

“Y las ambulancias no llegan… ¡que poca madre!”, comentaba una vecina del lugar, desesperada casi a gritos decía “¡siempre es lo mismo!, ya la Cruz Roja no da el servicio, ahora es puro negocio”.

Se estaba a una hora de haber ocurrido el accidente y solo un elemento de tránsito no se daba abasto para controlar el caos de coches que se había “embotellado”. Algunos conductores le mentaban la madre a los acomedidos que quería ayudar a que el paso de automóviles fuera fluido y sin pasar cerca de los accidentados.

Pocos habían tomado en cuenta al taxista que siempre había permanecido al interior de su unidad que se le podían ver hilos de sangre en la cara. Al verlo más de cerca se le apreciaba sangre en el oído, alguien comentó que estaba atrapado en la puerta y que por eso no se movía. El aspecto del taxista era de un adulto mayor.

Después de una hora y media llegó una ambulancia del servicio SAMUC de emergencias particulares, pero que también auxilian al llamado de las autoridades de tránsito y de la policía. No en muy buenas condiciones de pintura y con algunos ruidos del motor, pero con un buen equipo de camillas e implementos para inmovilizar a los heridos.

Estas ambulancias viven de las campañas de “boteo” que hacen en de forma frecuente por diferentes rumbos de la ciudad, y hasta la fecha están sustituyendo el servicio que ya no da la Cruz Roja.

Esta unidad fue la que atendió al motociclista que, con mucho profesionalismo hizo el levantamiento del lesionado para ser conducido a un hospital del sector salud.

A los quince minutos arribó la segunda ambulancia denominada, “Angelis” que, de igual forma con ciertas carencias físicas en la camioneta, pero con buena disposición y un equipo apropiado, atendió al taxista que se encontraba herido en el taxi.

Un repartidor de alimentos “DIDI”, en bicicleta, apareció en escena a ver el suceso, comentó, sin que se lo preguntara, que él hacia entregas por esa zona y que ese motociclista le había gritado, idiota porque venia muy lento en el carril derecho cuando, aquel, rebasó a un coche tres calles antes, “pero que venía hecha la mocha”.

Urge reglamentar la protección a motociclistas

Al cierre del año 2024 el que fuera director de Tránsito Municipal de la ciudad de Veracruz Arturo García declaró a los medios de comunicación que de todos los accidentes ocurridos en Veracruz el cincuenta por ciento están involucrados motociclistas. Incluso dijo que, ahora se están presentando choques entre ellos mismos, cuestión que no se daba antes. En su declaración Arturo García atribuye la densa circulación de motos por la ciudad es porque es un vehículo muy económico y de fácil acceso a los créditos.

En lo que va del año las cifras han aumentado considerablemente en eventos trágicos que han propiciado los motociclistas por lo que se debe actualizar los reglamentos de tránsitos municipales. Algunas normas deberían incluir sanciones más severas para que se respete el límite de velocidad; portar protección integral en el cuerpo para evitar pérdida de movimiento en miembros y amputaciones en alguna extremidad; es decir, hombreras, espinilleras, rodilleras junto con una chamarra que le proteja la espalda y el pecho. Pareciera exagerado pero algunas agencias aduanales en Veracruz ya han puesto el ejemplo, dotando de toda esa indumentaria a sus trabajadores.

Es muy común ver a los conductores de esos bólidos de acero manejar con tan solo un casco de los llamados “quita multas”, con bermudas, camiseta y chanclas.

Cientos de millones de pesos se gastan por accidentes en motos

Joselyn Herrera revela en su investigación para El Economista que de 1 de cada 10 motociclista no cuentan con cobertura de seguro contra accidentes. Apunta que los gastos médicos de un accidente pueden ocasionar una merma considerable para la familia.

Voceros del IMSS Bienestar han asegurado que una atención grave por accidente en moto la institución deroga entre 100 mil y 700 mil pesos. Qué es lo que se gasta de manera particular un afectado por esa eventualidad. Se ha calculado que el sector salud desembolsa cientos de millones de pesos por la irresponsabilidad de esos conductores.

En efecto todos tienen derecho a ganarse el sustento de forma legal pero muchos sueños se truncan por la pérdida de una pierna o un brazo, que en muchas ocasiones se pueden prevenir. Hay un eslogan viejo pero que se debe volver vigente: los accidentes no nacen, se hacen.

CD/GL