Desde el 14 de febrero de 1942 se celebra en nuestro país el Día del Telegrafista, por lo que el pasado 14 de febrero se sumaron 75 años de reconocer a este trabajador. Es ocasión para reconocer a estos mexicanos no sólo por su dedicación, sino por lo que representa su tarea en todas las regiones del país.

Y es que algunas personas pensarán que en la era del internet el telegrafista ya es una actividad que debiera desaparecer. Nada más alejado de la realidad. En esta era del internet y las telecomunicaciones es importante que como sociedad reconozcamos la relevancia del telegrafista y en sí del telégrafo, considerando que a 106 años de servicios en nuestro país es vigente y cumple tareas de gran relevancia tales como su valor jurídico o la comunicación, que facilitan en zonas donde aún no se puede llegar con el internet. No olvidemos que la Constitución Mexicana considera al telegrama como instrumento de notificación oficial.

En el mes de noviembre pasado, en ocasión del aniversario de nuestra Revolución, comentábamos en este espacio el papel que jugó el telégrafo –y los ferrocarriles– en una etapa histórica muy importante de nuestro país. A finales de los años 1800 e inicios de 1900, el telégrafo significó un avance tecnológico que generó comunicación inmediata entre las personas, también una comunicación más accesible en las diversas regiones del país. Paradójicamente fue uno de los grandes avances introducidos por Porfirio Díaz y, al mismo tiempo, la herramienta que facilitó la comunicación entre las fuerzas revolucionarias que derrocaron al propio Díaz.

Es precisamente en este punto donde debemos enfatizar que el telégrafo, por su importancia, no desaparecerá como las nuevas generaciones lo aseguran. Me atrevería más bien a señalar que, estas nuevas generaciones no se han dado cuenta de que el internet y las redes sociales son la evolución del telégrafo al propiciar la comunicación inmediata, incentivar una mayor comunicación con las regiones apartadas y hacer más democrática la comunicación. Los telegrafistas se han ido transformando con las tecnologías, pero su razón de ser sigue siendo conectar a los ciudadanos.

En el Día del Telegrafista lo que se reconoce es la utilidad y servicio que se presta con la labor de ellos. Hoy Telecomm cuenta con más de mil 700 sucursales telegráficas en todo el país, promueve y acerca servicios financieros a todas las localidades. De hecho, en 2016 el volumen de sus operaciones mostró un incremento del 10.5% al pasar de 3.8 millones de transacciones a 4.2 millones.

Esto nos permite favorecer el desarrollo de localidades y la inclusión social y financiera de millones de familias con el envío de recursos desde el extranjero. Las remesas enviadas a través de la red de Telecomm se incrementaron en 33.8% al pasar de 19 mil 500 millones de pesos en 2015, a 26 mil 100 millones de pesos en 2016.

Otro de los servicios que ofrece, es la fonotelegrafía nacional. Envío de mensajes de texto a cualquier parte de la República Mexicana que se proporciona a los clientes sin acudir a ninguna sucursal de Telecomm. El cliente dicta su mensaje telefónicamente desde su hogar u oficina con cargo a su recibo telefónico y el telegrama llega al domicilio del destinatario en forma impresa.

Sin duda, esta tarea es encomiable y la realizan nada más y nada menos que 4500 telegrafistas de carrera. Por ello es que la eficiencia en operaciones como bancos, envío de telegramas, giros, recargas tiempo aire, aportaciones voluntarias a las Afore, entre muchas otras, va al alza.

Más allá de cuestionar la labor del telegrafista o la propia herramienta del telégrafo, lo relevante es que vayamos adecuando los beneficios de los medios de comunicación para impulsar cambios y progreso comunitario de la mejor manera y con las políticas públicas más sensibles a la necesidad de la mayoría de la población.

Con información de: El Sol de Puebla

CD/WM