Oct 25, 2024 / 01:50

Descubren la causa oculta de la disminución anual del 2,5% en la población de insectos

Estados Unidos.- “Si los insectos desparecieran, nuestro medio ambiente desaparecería”. La frase del famoso biólogo Edward O. Wilson podría ser un día realidad a tenor de los resultados de una investigación que revela que el 57% de los químicos más habituales en los campos de cultivo, aún en dosis no letales, afectan a su reproducción y comprometen su supervivencia a largo plazo. Y son impactos que se incrementan al aumentar la temperatura ambiental. La investigación, publicada este jueves en la revista Science, revela el peligro de acabar con unos pequeños seres vivos de los que depende la alimentación mundial y el equilibrio de los ecosistemas. Este hallazgo coincide con la celebración de la Cumbre Mundial de la Biodiversidad (COP16) en Colombia.

La disminución de las poblaciones de insectos, entre un 2% y un 3% al año, tiene razones conocidas, como un desarrollo que destruye sus hábitats, el cambio climático o el uso de productos agroquímicos en dosis letales, pero nada se sabía de una amenaza que permanecía oculta: hay productos químicos usados en la agricultura que están dañando sus poblaciones sin que se haya sido consciente de ello. Científicos del Laboratorio Europeo de Bioinformática (EMBL) revelan en su estudio que hasta un 57% de los productos químicos aprobados y su uso masivo, como pesticidas, fungicidas, raticidas y herbicidas, no matan a los insectos de inmediato, pero sí dañan su biología, reduciendo su número.

Cómo impactan los químicos en su comportamiento
La investigación, que ha llevado dos años de trabajo y ha sido posible gracias a la biblioteca química única del EMBL, que contiene más de 1.000 moléculas de productos en el mercado, se realizó inicialmente con la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster). Posteriormente, se comprobó el mismo resultado en mariposas polinizadoras y mosquitos.

Para sus experimentos, usaron moscas de diferentes lugares, a las que fueron sometiendo a distintas dosis no letales para observar si las sustancias impactaban en su comportamiento. “Comprobamos que hasta químicos que, en principio, solo deberían intensificar el efecto de un producto determinado, como puede ser ayudar a crecer a las plantas, pero sin dañar a los insectos, resulta que sí les perjudican incluso en concentraciones bajas. No mueren, pero ponen menos huevos al reproducirse y generan cambios en procesos fisiológicos que comprometen la supervivencia de las poblaciones”, señala Lautaro Gándara, biólogo argentino que figura como primer firmante del trabajo.

Además, comprobaron que estos impactos son más graves al aumentar la temperatura ambiental, como está ocurriendo con el cambio climático, por lo que la situación podría ir a peor. Observaron el cambio al aumentar la temperatura de los cultivos de 25ºC a 29ºC, una media común en gran parte del mundo durante el verano. “Fue sorprendente observar cómo aumenta el impacto en su comportamiento con esos 4ºC. Con algunas moléculas incluso mueren directamente y, en muchos lugares, como es el caso de España, donde hace mucho más calor, el impacto será mayor”, señala Gandara.

De hecho, solo al aumentar esos grados, las tasas de puesta de huevos caían hasta un 60% y se producían alteraciones en los comportamientos: las larvas presentaban sus cuerpos encorvados con mayor frecuencia o de forma exagerada. Justin Crocker, que lidera la investigación, explica que esta postura, que puede indicar impactos de la toxicidad, “afecta negativamente a su alimentación, el apareamiento y la migración”. Aunque aún no saben si esa joroba tiene relación con que pongan menos huevos, explican que “es probable que las larvas que pasan mucho tiempo encorvadas en lugar de comer, no prosperen en un ambiente natural”.

Gandara considera que “se ha subestimado la importancia de insectos que son esenciales para la vida humana por mantener las cadenas de alimentación, incluso aquellos que puedan parecer plagas”. “Este trabajo revela que los productos que se usan masivamente en la agricultura solo se autorizan con pruebas que indican si son o no letales a corto plazo, pero ahora sabemos que hay impactos a largo plazo y que se puede testear antes de aprobarlos. Hasta en pequeñas cantidades, ciertas sustancias causan daños preocupantes semanas después de su uso”, señala. En la misma línea, Crocker, además de pedir una regulación más estricta, apunta que “deberían desarrollarse productos químicos respetuosos con el medio ambiente y establecerse normas mundiales de seguridad”. De cara a la COP16, considera que “para evitar que los insectos sigan disminuyendo, es esencial una normativa más estricta del uso de pesticidas y prácticas agrícolas sostenibles”.

Fueron los colaboradores Vicky Ingham y Arnaud Martin quienes ampliaron el trabajo del grupo del EMBL al incluir mosquitos y mariposas, en las que observaron patrones similares a los de las moscas, confirmando que también se disminuye una diversidad genética fundamental para que las especies se adapten a cambios ambientales. “La concienciación social está aumentando, pero sigue siendo bastante baja. La gente tiene que darse cuenta de que son cruciales y que sin una acción urgente su declive podría tener consecuencias devastadoras”, insiste Croker.

Rob Wilson, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y experto en insectos, también destaca la importancia de este trabajo en un ámbito en el que falta mucha información científica. Wilson recuerda que “ya había estudios que relacionan el cambio climático y la reducción de insectos, y sabemos que muchos se adaptan, como las mariposas en España, que suben de altitud, pero esta interacción con químicos demuestra que hay condiciones en las que no lo consiguen”.

Otra investigación ha revelado recientemente que un pesticida muy utilizado en la UE acaba con poblaciones de insectos porque no discrimina entre aquellos que perjudican a los cultivos y los que los benefician. Ahora, esta investigación amplía el espectro preocupante a más de 580 agroquímicos. Justo este año, tras las protestas de las tractoradas, la Comisión Europea dio un paso atrás en cuanto a la disminución del uso de estos productos que previamente se había anunciado.

Con información de: La Vanguardia

CD/NR

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