Abr 25, 2022 / 09:45

Cuando el poder se acaba

¿Qué pasa cuando ya no se es autoridad o simplemente cuando el poder se acaba? Sencillamente se terminó el poder y a vivir la triste realidad. Y, si se te acabo el poder eres un hombre común y corriente, susceptible a todo y el pasado te puede condenar y si no procuraste a tus amigos, también ellos te pueden abandonar. Muchos piensan que el poder es para siempre.

El poder no se comparte, pero si se disfruta con el pueblo y los amigos, está mejor. Algunos hasta el modo de caminar cambian.

La mayor parte de los personajes, sin tratar de generalizar y ofender: ni disfrutan y mucho menos comparten, pero todo tiene un ciclo, el poder se acaba. Creen que una alcaldía o diputación es una herencia.

Tanto funcionarios de primer, segundo y tercer nivel cambian, se aceleran, padecen de amnesia, -se suben al ladrillo y se marean- pero mientras más alto se suban más dura será la caída.

La verdad es que a más poder perdido, más difícil es adaptarse a situaciones nuevas, y especialmente a vivir sin poder.

Un político local a un año de terminar su administración reveló a sus amigos que feo se siente luego de recibir diariamente 70 llamadas telefónicas y por arte de magia, solamente recibes la de tu esposa, tus hijos, de algunos familiares y amigos, es el momento preciso y te das cuenta de los intereses del poder; se siente más feo porque esto fue al primer día de haber terminado mi compromiso como alcalde.

Ya saben lo que es pagar de nuevo la gasolina, sacar la cartera para pagar un desayuno, antes lo hacía el chofer o asistente, ellos ni cuenta se daban que había que llenar el tanque de combustible o pagar los alimentos en algún restaurante.

A muchos les resulta difícil situarse, replantearse la identidad, volver al terreno y enfrentar situaciones como llamadas no respondidas, invitaciones que no llegan, puertas que no se abren como antes y darse cuenta de que uno tiene menos amigos de lo que esperaba. Hasta sienten que son guapos, antes la gente no los valoraba, pero llegan a pensar que son más atractivos. No miden la distancia entre el antes y el ahora.

El poder ciega a mucha gente, pierden la perspectiva, ni siquiera hacen un rápido ejercicio de quienes los apoyaron para llegar al poder, creen que la gente solo voto por ellos, y claro ellos son los que aparecieron en la boleta, pero quienes se fletaron la campaña quienes no cobraron sueldo y pidieron hasta prestado son abandonados.

Y es que para evitar despertares dolorosos y antes que termine el poder los expertos recomiendan recordar cada día de la semana, que el poder no dura para siempre, que es pasajero y está prestado, aunque ya tengan un buen tiempo disfrutándolo.

Nadie experimenta en cabeza ajena- pero como recomendación importante deben evitar el aislamiento y la vanidad que puede traer, donde se acostumbran a escuchar solo a quienes le dicen lo que quieren escuchar.

La soledad en la cumbre puede lograr desconectarnos de la realidad y peor aún, a convertirlos en inflexibles víctimas de su propio éxito.

Deben guardar el equilibrio, para el trabajo responsable, para la familia, para los amigos, porque muchas veces la falta de tiempo y de interés los lleva a olvidar a los amigos de siempre, a devolver llamadas y ayudar a quien se puede. Cada llamada no devuelta o amigo desatendido, será cobrado más adelante y con intereses.

Mantenerse siempre inteligente para poder con el poder, por eso insisto, más vale tener amigos que dinero, esto está mucho mejor.

En varias ocasiones siendo secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado que luego termino en la cárcel solía decir siempre el último año del cargo público que tuviera que había que ir a comprar el guajolote al mercado porque ya no iban a llegar a su oficina, eso era cuando estaba en el poder. El guajolote si llega, pero al funcionario en turno.

CD/JV

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