
Corrupción y austeridad alimentan al gusano barrenador
Manifiesto
José Chablé Ruiz
El combate del gusano barrenador del ganado en el sureste de México, tiene varias aristas, que hacen difícil y muy complejo que se frene la propagación de la larva de la mosca Cochliomyia hominivorax, que tiene una capacidad de desplazamiento de 10 a 20 kilómetros en climas tropicales y hasta 300 kilómetros en menos de dos semanas.
Entre lo complejo de solucionar el fenómeno de la miasis está el cierre en 2012 de la planta de producción de mosca estéril en Chiapa de Corzo, Chiapas, que producía 500 millones de insectos estériles para combatir el GBG en el país; la introducción ilegal de un millón de cabezas de ganado cada año; la participación del crimen organizado; el contubernio de ganaderos con autoridades federales y locales; la reducción en un 42.7% del presupuesto de SENASICA en el sexenio pasado.
Un informe de InSight Crime da a conocer la cadena de tráfico de ganado de Centroamérica a México, que involucra a Veracruz, Tabasco y Chiapas, con las reservas naturales Bosawás e Indio Maíz en Nicaragua, la reserva Río Plátano en Honduras y la Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala, de donde provienen ilegalmente entre 800 mil a un millón de cabezas de ganado con un valor de 158 millones de dólares, las cuales entran por Tabasco y Chiapas, dejando ganancias por 320 millones de dólares anuales.
El otro ingrediente que tiene el problema del GBG es el político. Recientemente la presidenta Claudia Sheinbaum advirtió a los estadounidenses que “¡México no es piñata de nadie!” al considerar que usan el tema para sus campañas políticas locales y que fue un exceso la carta de la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, quien anunció la restricción de las importaciones del ganado de México por el GBG.
“Hemos dicho que no puede usarse a México como piñata en campañas electorales. Con los números que tenemos, deberían hacer campañas positivas a favor de los latinos y de los mexicanos”, sentenció Sheinbaum.
En Tabasco, el subsecretario de Desarrollo Agrícola y Ganadería de Tabasco, Joaquín Alejandro Ligonio, tiene que personalizar su trabajo de territorio para rendirle buenas cuentas a su amigo el gobernador Javier May Rodríguez y a su jefa, la titular de la SDAP, Luisa Cámara Cabrales, en el combate al GBG.
CD/YC
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