Dic 23, 2024 / 07:04

Cómo liberar nuestra energía sexual, según un experto

¿Disfrutamos al máximo de nuestra sexualidad? Mucha gente se hace esta pregunta. Sienten que dentro de ellos hay algo más en lo que se refiere al sexo pero no saben cómo descubrir qué es y mucho menos cómo sacarlo a la superficie.

Pero es que además, según muchos expertos, la energía sexual es una de las más poderosas de nuestro organismo y, si aprendemos a controlarla y liberarla, mejorará muchos aspectos de nuestra vida.

Para aprender un poco más sobre el tema, hemos contactado con Sergio Marina, doctor en Ciencias de la Educación, conferenciante internacional, profesor de desarrollo personal y espiritual en másteres, y escritor de varios libros sobre estos temas.

Marina imparte charlas y talleres relacionados con el crecimiento personal y el cultivo del mundo interno, que son seguidos por numerosas personas de distintos países a través de su canal de YouTube.

Para ti, ¿cuáles son los problemas que nos hacen disfrutar menos del sexo de lo que deberíamos? ¿Qué comprime nuestra sexualidad?

Mayoritariamente podemos decir que hemos reducido y limitado la sexualidad a un acto puramente físico (el sexo) y mental para obtener placer y satisfacción personal.

Esto lleva consigo, tarde o temprano, procesos de dolor y sufrimiento, ya que la sexualidad abarca una concepción mucho más profunda y holística del ser humano: Sus dimensiones física, energética, mental, emocional y espiritual.

Muchos de nuestros procesos mentales (miedos, inseguridades, proyecciones, anhelos, falta de reconocimiento) son aspectos que nos impiden manifestar una sexualidad que vaya mucho más allá de la “genitalización” a la que tan acostumbrados y habituados estamos a practicar en nuestra cotidianidad. Por otro lado, las creencias limitantes que hemos construido en materia de sexualidad (como son las represiones y los tabúes, condicionamientos morales y éticos, dogmas, etc.), también condicionan nuestra forma natural de expresar la energía sexual de una forma saludable.

Y, cómo no, limitar la sexualidad al acto sexual puramente egoico (relativo al ego) y mecánico impide que puedan aflorar todas las expresiones del amor, como son la ternura, la confianza, la entrega, el respeto, la sensualidad, la libertad, la belleza, etcétera.

La mente es la que comprime nuestra sexualidad, ya que es ella la que se enfoca únicamente en buscar la satisfacción personal, en forma de descarga física, mental y emocional.

Esta mente deseosa, caprichosa y fantasiosa cae fácilmente en las rutinas y los acomodamientos que tanto dolor nos generan en nuestra vida.

Del mismo modo, la sexualidad parte y nace de uno mismo; por tanto, la falta de integración de nuestras polaridades (masculina y femenina) nos comprime y ahoga sexualmente hablando.

El hombre debe integrar y cultivar su lado femenino, y la mujer su lado masculino, a fin de que todos esos bloqueos internos poco a poco puedan ir transformándose en energía vital disponible.

¿Es fácil liberarse de las cosas que la comprimen o se trata de un largo proceso?

Todo lleva su tiempo. Además, en materia de sexualidad debemos tener paciencia, una virtud que nos cuesta enormemente poner en práctica.

Hay que estar abierto y predispuesto a abrirse a otra forma de percibir la sexualidad, y esto implica desprenderse de ataduras mentales y emocionales.

Para ello, sobre todo el hombre necesita una gran humildad para transformar ciertas actitudes y hábitos que ha acumulado en el curso de muchos años de patriarcado.

El paso principal es abrirse a experimentar otras formas de relacionarse con la sexualidad, desde una posición mucho más serena y equilibrada.

Dar el primer paso es lo más importante. Desde el punto de vista energético, el hombre es activo, fuego, yang, más eléctrico (envía más energía). El polo positivo de su polaridad se encuentra en los genitales, y el polo negativo en el pecho.

Además, asociamos la energía masculina con la fuerza, el valor, la acción, la perseverancia, etcétera.

En la mujer, pasa todo lo contrario: ella es más magnética (recibe energía), agua, yin, pasiva. El polo positivo de su polaridad se encuentra en el pecho, y el polo negativo en los genitales. Y sus atributos energéticos son la ternura, la sensibilidad, la capacidad de amar, la intuición, etcétera. Tener en cuenta esto tiene una importancia capital a fin de comprender la sexualidad masculina y femenina con el fin de ejercer una sexualidad más consciente y amorosa.

¿Qué es la energía sexual? ¿Dónde reside?

La energía sexual es una energía creadora, la más poderosa que todo ser humano atesora en su interior. La energía vital (prana) que absorbemos del exterior, principalmente a través de los rayos de sol, es captada por nuestros centros energéticos internos (chakras), que la distribuyen por todo nuestro organismo.

Esto se traduce en el estado de vitalidad que tanto conocemos. Para la sexualidad es especialmente relevante el centro energético correspondiente al segundo chakra (svadhistana), ubicado internamente en las glándulas reproductoras y externamente sobre el bazo. Ahí, la energía sexual pasa por un proceso alquímico.

Es importante comprender que la energía sexual es ilimitada, expansiva y amorosa; por tanto, nos aporta una gran vitalidad, equilibrio y salud interna para nuestro bienestar.

¿Qué es la sexualidad consciente?

La sexualidad consciente es una forma de expandir la consciencia a través de la energía sexual, la cual, como he indicado antes, es creadora. Constituye un encuentro álmico entre dos seres que fusionan sus cuerpos y energías para expandir su consciencia. Como se dice en el tantra, dos se convierten en uno. Esta sexualidad no lleva consigo, obligatoriamente, el acto sexual o penetración (maithuna): a veces se da y a veces no, según el momento y la situación.

Es a través de la presencia en el momento presente, la respiración, las miradas, las caricias, el masaje sensual, la relajación, los olores, la sensualidad y el contacto físico, todo ello en estado meditativo, como se puede alcanzar la unión o éxtasis. En esa presencia meditativa, el flujo de energía entre las dos personas se retroalimenta y se expande de una forma espectacular, durante horas y horas, sin que tan siquiera haya necesidad de eyacular.

¿Qué tipo de problemas comunes se solucionarían si consiguiéramos liberar nuestra sexualidad?

Todo tipo de problemas físicos, energéticos, mentales y emocionales. Ganaríamos mucha calidad de vida a todos los niveles, porque toda la energía sexual reprimida y mal canalizada acaba somatizándose en el cuerpo físico en forma de enfermedades varias tarde o temprano. Así lo apuntaron grandes psicólogos como Freud, Jung, Reich, etcétera.

Además, y no menos importante, nos ayudaría a conocernos mejor a nosotros mismos y, por ende, a comprender mejor a los demás.

Nos ayudaría a escuchar y atender mejor nuestras necesidades, a respetarnos y, sobre todo, a valorarnos más de como hacemos habitualmente. En todos estos procesos de liberación y apertura podemos descubrir una fuente de creatividad asombrosa, acompañada de grandes dosis de intuición e inspiración.

La energía sexual circula sin obstáculos, y eso lleva consigo que nos sintamos más libres, seguros, plenos y poderosos.

Por último, nos ayudaría a tener más poder personal, a empoderarnos ante la vida y a ser capaces de tomar grandes decisiones, afrontar cambios, experimentar nuevos retos, etcétera.

Al final, todo reside en la cantidad de energía que somos capaces de movilizar y dirigir conscientemente. Y la sexualidad nos ayuda a recuperar y expandir nuestra energía personal.

Con información de: Men's Salud

CD/YC

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