Oct 20, 2024 / 09:05

Ciudadanos piden cambio radical de políticos

Cuando uno escucha hablar a alguien, pero no le cree de inmediato se le dice pareces político o hablas como político. Es una mala fama que arrastran los políticos, aunque hay sus excepciones.

La política se debe profesionalizar, deben crear sus cuadros, como en el futbol sus fuerzas básicas. Las suplencias en cargos de elección popular sirve como modo de escalar en caso que el propietario pierda la vida o sea desaforado. Antes nadie quería ser suplente y hasta en tono de chiste decían, suplente, pero ni de Dios.

Los suplentes de presidentes municipales, diputados locales, federales y senadores son desperdiciados por los propietarios, al menos deben tener un trabajo para irse fogueando en la política. 

Al menos que sirvan esos cargos honoríficos para que vayan aprendiendo hacer política, pero de la buena.

Esa es otra, hay muchos políticos que creen que gritando, insultando, golpeando el escritorio son más fuertes y poderosos.

Ahora bien, escuchar en la calle, en casa o en los medios de comunicación que los ciudadanos han dejado de creer en los políticos no es ninguna novedad.

La pérdida de credibilidad concierne a todas las formaciones sin excepción, partidos de gobierno y más recientes, independientemente de ideologías y colores. Y es que esta es una de las cualidades claves que valoran las personas en aquellos que ejercen la política ante un panorama invadido por la corrupción, debates vacíos, falta de coherencia y de soluciones a las preocupaciones ciudadanas, reproches mutuos, cambios de estrategia una vez llegados al poder, y poca acción.

La credibilidad es un concepto que se utiliza para decidir si creen o no en una determinada información o persona. Se basa básicamente en la confianza y en el grado de conocimiento, donde también intervienen las fuentes.

Conseguir esa credibilidad no es fácil, pero si algo hay claro, es que si la pierden, recuperarla todavía le cuesta más. Incluso en política, puede suponer el fin de la carrera. Por eso es importante que hagan las cosas lo mejor posible desde el principio. 

La integridad es la que sin duda genera la confianza. Ser fiel a sus principios, a sus valores. No pueden fallar a las personas que se afiliaron a su partido, forman parte de él, o te votaron, son dignos de ella y debes trabajarla cada día.

La honestidad es no prometer lo que no se puede cumplir, los medios de comunicación cuentan con hemeroteca y es fácil caer en contradicciones. Esta práctica genera desconcierto. Si se equivocan, acepten y reconocer el error, ya se dice que rectificar es de sabios. 

La coherencia es procurar aquello que dicen esté alineado con lo que piensan sienten y hacen.  Respeto. Respetar a los adversarios independientemente de las circunstancias externas que ocurran. No juzgar ni criticar, escuchar las opiniones ajenas, aunque no las compartan, y empatizar es si tú respetas, te respetas a ti mismo.

La situación actual que vive el país deja al descubierto que la política mexicana tiene una fuerte crisis de credibilidad. A través del tiempo los partidos políticos han sido expuestos y son severamente cuestionados por la población. Ese es el verdadero problema no solo para las instituciones. Cuando una sociedad pierde toda credibilidad el problema es para el país.

La proliferación de políticos creados por la mercadotecnia, la simulación en la que muchos han incurrido, la falta de ética política, la descalificación personal como herramienta para demeritar la imagen de su contraparte ante la opinión pública, pudieran ser algunos de los factores que dieron origen a esta situación.

Sin embargo, no pueden dejar de atender que los electores pasivos y poco cuestionadores se han transformado y ese será sin duda un factor que determinará las siguientes elecciones.

No deben desconectarse de la realidad, la gente piensa que los políticos no sirven para nada cuando mienten y caen en la confrontación interna, por ello puede ser un buen momento para que renueven la credibilidad política, las líneas de conducta y actuación.

Quienes de aquí en adelante sean los candidatos y candidatas a alguno de los cargos de representación popular de las propuestas partidistas que contendrán en 2027, deberán asumir que para ganar electores tienen primero que conectar con ellos, con sus sentimientos y aspiraciones.

Decía mi abuela que “la confianza se gana día a día, a pie de obra”. Los tiempos de campañas son tiempos de esperanzas, pero también pueden ser tiempos de frustraciones.

Sólo desde un escenario de confianza, de consenso y conciencia, está garantizado el respaldo político y la credibilidad en la política.

Hay quienes dicen que se debe apostar por el fortalecimiento de las instituciones electorales, tanto administrativas como judiciales.

Los partidos políticos están sumergidos, unos más que otros, en una crisis de credibilidad y de representación frente a la ciudadanía por diversas causas, entre ellas, las malas prácticas; Aunque están a tiempo de replantear su rumbo para recuperar la confianza, y también de crear nuevos liderazgos.

El sistema de partidos tiene un desgaste, pero no puede decirse que esté debilitado, dado que estos institutos son actores que continúan teniendo relevancia en el sistema político democrático del país, aun cuando se han abierto nuevas opciones como lo son los candidatos independientes.

El sistema de partidos tiene sus bases en las instituciones electorales que poco a poco se han ido consolidando y generado confianza en los ciudadanos, falta solamente cuidarlas y fortalecerlas. 

La ciudadanía exige a los diferentes actores políticos, entre ellos los partidos, un cambio radical en su forma de actuar, piden más transparencia y cercanía, porque existe una enorme desconfianza, y por ello el reto es fortalecer la democracia con mejor democracia, donde la ética política debe ser el eje articulador.

Los partidos políticos no deben buscar solamente hacer votos en las campañas. Tienen que ser canales de educación política, de formación de ciudadanos activos, críticos, participativos, canales informativos, de orientación, que expliquen los sucesos nacionales e internacionales, que rindan cuentas de sus acciones, que involucren a los ciudadanos en la toma de decisiones, que renueven cuadros y dirigencias.

Hay un buen número de políticos “chapulines”. Muchos de ellos andan con la soberbia al 100, creen que ellos le hacen un favor a los partidos políticos donde llegan.

La sociedad es sabia, nunca se equivoca, por eso los giros en los cotos de poder

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