Jun 15, 2025 / 14:04

Cinco actos de cobardía que definen al siglo XXI

En este mundo hiperconectado, sobreexpuesto y aparentemente valiente, los actos de cobardía no han desaparecido; solo han cambiado de forma. En 2025, la cobardía no siempre se esconde en las sombras: muchas veces se disfraza de silencio, de apatía o incluso de una sonrisa diplomática. No hablamos del miedo natural a lo desconocido, sino de la renuncia voluntaria a actuar con ética, responsabilidad o humanidad. Hoy, más que nunca, enfrentamos formas de cobardía modernas, cómodas y, por lo tanto, peligrosas.

1.La cobardía del silencio digital. Vivimos en una era donde las redes sociales amplifican las voces, pero también eluden la acción. Vemos injusticias grabadas en video, escuchamos discursos de odio, presenciamos ataques contra los más vulnerables, y aun así, elegimos pasar de largo con un “no me meto”. Guardar silencio ante el abuso, en cualquier plataforma o contexto, es uno de los actos de cobardía más recurrentes de nuestro tiempo. ¿Cómo enfrentarlo? Con valentía civil. Denunciar, compartir información verificada, levantar la voz aunque incomode. La neutralidad, ante el abuso, siempre favorece al opresor.

2. La cobardía emocional. En 2025, millones de personas mantienen relaciones que no desean, callan sentimientos que los consumen o abandonan sin despedirse. La falta de honestidad emocional, el ghosting, y el miedo a tener conversaciones incómodas son cobardías cotidianas que erosionan vínculos y afectan la salud mental colectiva. ¿Cómo enfrentarlo? Con madurez y responsabilidad afectiva. Decir lo que sentimos, dar la cara, y aprender a irnos sin herir, pero sin escondernos.

3. La cobardía laboral La figura del jefe que grita desde la pantalla o el compañero que se apropia de ideas ajenas es más común de lo que se cree. Pero más común aún es el colaborador que prefiere callar ante el maltrato, dejar pasar irregularidades o actuar en contra de sus valores “para no perder el trabajo”. ¿Cómo enfrentarlo? Con redes de apoyo. Las denuncias aisladas son difíciles, pero cuando se colectiviza la valentía, la injusticia se acorrala. La ética profesional no puede ser negociable.

4. La cobardía del anonimato agresivo.Detrás de perfiles falsos, muchas personas difaman, acosan, cancelan o humillan. El anonimato digital ha dado lugar a una generación de valientes de pantalla que jamás sostendrían su discurso cara a cara. Cobardía disfrazada de justicia social. ¿Cómo enfrentarlo? Con autenticidad. Denunciar, bloquear, pero también crear espacios seguros de diálogo, donde el desacuerdo no implique violencia.

5. La cobardía de la indiferencia climática y social. Saber que el planeta se desmorona, que miles migran por hambre o guerra, y seguir viviendo como si nada pasara es uno de los actos de cobardía más graves y globales. Vivimos en la era de la información, y no actuar, no cambiar hábitos, no exigir justicia, ya no es ignorancia: es indiferencia cobarde. ¿Cómo enfrentarlo? Con coherencia. Consumir menos, informarnos más, actuar localmente y votar con la conciencia ambiental y social despierta.

En resumen, la cobardía del siglo XXI no grita, pero sí se esconde en los pequeños actos cotidianos que nos hacen perder humanidad. No es necesario un enemigo visible para actuar con valor. Hoy, el reto es atrevernos a ser valientes en lo invisible, en lo cotidiano, en lo ético.

Porque la peor forma de cobardía no es el miedo a actuar… es el miedo a ser íntegro.

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CD/GL

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