“Una cosa es Juan Domínguez y otra cosa no me chingues”. Anónimo

¿Qué solidaridad o empatía puede sentir un comensal de un restaurante que es agredido por encapuchados de negro que a la voz de, ¡¡nos faltan43!!!, ven como son destruidas las ventanas de cristal del local, donde se pone en peligro la integridad de su familia?, y ¿qué simpatía le puede causar a los dueños del los locales siniestrados por “el bloque negro”, ala depredadora de anarquistas, al ver como son atacados sus inmuebles comerciales, que les costará cientos de miles de pesos en repararlos?

Pues esos hechos violentos, sin justificación alguna los sufrieron personas que se encontraban en locales de trabajo y esparcimiento en la Ciudad de México, con motivo de un aniversario más por la tragedia de Ayotzinapa en el Estado de Guerrero.

Se debe respetar la manifestación de las ideas y la libertad de expresión, pero no se debe tolerar vandalismo, que posiblemente bajo los influjos de algún estupefaciente personas con mascaras y indumentaria negra cometen delitos que quedan en la impunidad con el discurso solapador de “al pueblo no se le reprime”.

En efecto, el tema de los “43 desaparecidos de Ayotzinapa”, es un hecho que ha ofendido a todo el pueblo de México, sin embargo los mismos familiares, simpatizantes y defensores de tan lamentables hechos debe salir a deslindarse de los grupos que violentan la tranquilidad del ciudadano, que sin temerla ni deberla sufre la agresividad de “Bloques negros”; que lo que hacen es que un movimiento bien intencionado, lo desprestigien y en lugar de ganar adeptos, lo que ganan es animadversión y encono de la sociedad.

Lo que causa enojo y asombro entre los empresarios de CDMX son las absurdas declaraciones del jefe de gobierno Martí Batres que se escuda en que hubo saldo blanco y que no pasó nada y lo mas insensato es que dijo: “no se cayó en provocaciones”.

Ante lo dicho por Martí Batres el representante de los comerciantes organizados hizo un recuento de los daños, que calculó en mas de 50 millones las perdidas ocasionadas por “los bloques negros” que incluyen los daños materiales y las ganancias que dejaron de percibir por los cierres propiciados por los desmanes de los seudomanifestantes.

Pero como dice el dicho, que puede ir dirigido tanto a los “bloques negros” como a Martí Batres: “Una cosa es Juan Domínguez y otra cosa no me chingues”.

CD/YC