San Andrés Tuxtla, Ver.- Más de 5 mil árboles han sido derribados en cerca de 20 hectáreas de la reserva de la Biósfera de Los Tuxtla en Veracruz, para sembrar tabaco y engordar ganado.

La tala de terrenos en el ejido Catemaco y parte del de Dos Amates no sólo agudizará el cada vez más largo estiaje en la última selva húmeda del norte de América, sino destruirá el cordón de vegetación que conecta las dos partes núcleos de la reserva.

Aísla y deja sin árboles para alimentación y anidación de especies protegidas como loros y guacamayas rojas que con el programa de Reintroducción de la Guacamaya, ha recuperado 140 ejemplares y la reproducción de las mismas en libertad.

A más de 300 metros sobre el nivel del mar, en la entrada al corazón de la reserva de la biósfera de Los Tuxtla, en Catemaco, se observan máquinas volteando la tierra donde antes había árboles de más de 30 años.

Preparan el terreno para sembrar tabaco que utiliza agroquímicos que acabará con especies resistentes como orquídeas, reptiles y aves de diversas especies.

También alistan terreno para criar ganado, pese a que hay cientos de porteros en desuso, abandonados, en la misma zona.

DESTROZAN CERRO

Kilómetros adelante, junto a la casi desaparecida playa de Balzapote, docenas de máquinas y cientos de hombres, destrozan un enorme cerro de cien metros de altura y cientos de hectáreas de extensión, para extraer piedra basáltica para obras públicas.

Un pequeño peñón que hasta hace un año era usado por los turistas como observatorio ya casi desaparece, la piedra basáltica es triturada ahí mismo para ser enviada a diversas partes para obras públicas.

ATACADA POR VARIOS FRENTES, ÚLTIMA SELVA HÚMEDA DE AMÉRICA DEL NORTE

La última selva húmeda de América del Norte, es atacada por varios frentes, y las autoridades responsables de proteger el medio ambiente parecen no hacer nada por frenar el ecocidio, que amenaza una reserva natural que en papeles está protegida, pero en los hechos no, y que ya ha perdido más de 190 hectáreas de árboles desde su declaratoria.

Guacamayas, monos, loros y muchas otras especies en peligro de extinción, ven desaparecer cada día una parte más de su hábitat.

Patricia Escalante Pliego, investigadora del Instituto Nacional de Biología de la UNAM y directora del Proyecto de Reintroducción de la Guacamaya Roja en Los Tuxtla ya denunció estos hechos, pero la tala continúa.

“Ya vemos que se está deforestando hasta la parte que es el cordón de vegetación en la parte alta de las montañas, afecta que cada vez hay menos árboles, menos bosques para le especies que debe de proteger la reserva, las especias y quedan aisladas…las que están en peligro de extinción como los monos, las guacamayas que están en peligro de extinción y otras que sufren saqueo como los loros…Las aves no tienen donde anidar, las guacamayas que están regresando gracias al proyecto necesitan árboles para alimentarse y para anidar, y entonces todo el esfuerzo por recuperar la especie se pierde cuando se cortan los árboles”.

LA TALA CONTINÚA

Los espacios donde había árboles han sido talados en los ranchos Buenavista y El Jobo y en el ejido Catemaco, donde la cima del cerro es fuente natural de captación de agua que alimenta ríos, arroyos, manantiales y lagunas de la zona, pero también proporciona el agua que beben miles de familias.

Los ejidatarios denuncian con temor lo que está ocurriendo, pues los propietarios de los terrenos son personas no solo con antecedentes penales, sino familiares de políticos.

SIN AGUA LOS ESTÁ DEJANDO LA DEFORESTACIÓN

La desforestación los está dejando hasta sin agua.

“Somos aproximadamente 5 mil personas que vivimos del agua de este cerro que nos están deforestando, pertenece al ejido de Catemaco y las autoridades de dicho municipio pareciera que no están haciendo nada. Anteriormente se ha metido un oficio al estado pero parece que no hubo resultados y estamos muy desesperados, y las familias se están dando cuenta qué hay familias que casi ya no tienen agua en sus hogares porque hay una persona exclusivamente que está haciendo la tala de este Cerro, que es como una fuente de captación de agua, tiene un cráter el cerro como de 200 metros de diámetro y ahí es donde se junta nuestra agua pero como se le ha tumbado todos los árboles pareciera que está agua se está evaporando”, denunció un ejidatario.

Otro campesino señaló que los arroyos que antes tenían medio metro de profundidad y cuatro metros de ancho, hoy son hilos de agua de 10 centímetros de hondo y un metro de ancho.

Ellos en el ejido Dos Amates mantienen una reserva de 35 hectáreas intocables, pero en el ejido vecino el de Catemaco, en la cima del cerro se está talando todo.

“Al venir de allí y se está causando sobre esa parte una desforestación tan barbara, por eso a nosotros se nos está acabando el caudal de nuestro arroyo….Al pertenecer al ejido de Catemaco, nosotros no tenemos injerencia para meternos a cuidar esa parte”.

SE EXTIENDE TEMPORADA DE ESTIAJE

La temporada de estiaje de sólo dos meses al año que tenían, ahora es de cinco meses en la selva húmeda de Los Tuxtla refiera Esteban Cortés, técnico de campo del Proyecto de Reintroducción de la Guacamaya.

“Sí nos está pegando, donde tenemos tierra labradas estamos viendo como ya se cuartea la tierra de que ha estado el sol, el calentamiento muy fuerte, en automático ha ido en aumento la temporada de estiaje, se han alargado los meses, cuatro o cinco meses al año que tenemos bastante sequía”.

Carlos Manuel Rodríguez Mouriño, director de la Reserva Ecológica Nanciyaga advierte que la selva está siendo arrasada en la parte de arriba y abajo, en la playa de Balzapote.

Lamentablemente no hay autoridad que lo frene.

“Estamos colaborando con el cambio climático a todo lo que da aquí en la región de Los Tuxtla, tenemos varios años que no tenemos un inspector de la Profepa aquí, de vez en cuando vienen hacen un operativo con la Guardia Nacional, pero eso no resuelve el problema que es problema social, económico y esas deforestaciones que se dan para meter sembradíos ya no se tendrían que dar, hay mucho Potrero vacío, no entiendo porque siguen destruyendo selva”

Las denuncias presentadas ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y ante la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, no sirven de nada.

“Desde hace tiempo esta área está administrada por la CONANP, pero ellos no hacen una labor de conciencia sobre qué no hay que talar árboles y ellos mismos lo justifican…hay mucha cacería furtiva, hay mucho saqueo de especies, no se puede nadamás poner una manta y decir, ni siquiera letreros de que el área está protegida y que no se puede hacer y si de repente ponen una manta no es un trabajo suficiente… y cuando hay denuncia también se tiene que atender, porque la gente sabe que no se atienden las denuncias, que la Profepa no tiene dientes, no tiene suficiente personal, no tiene presupuesto y las denunciadas a veces son parientes de las mismas autoridades…la gente no tiene la confianza de hacer las denuncias porque no les hacen caso”, refirió Patricia Escalante.

Ejidatarios coinciden “Yo creo que no hay la protección como se debiese, tenemos la problemática que desde hace unos siete años que no hay vigilancia de parte de la Profepa y ese es un gran problema, no hay vigilancia, no hay quien vaya, denuncie y les llame la atención…está bien que se ocupe la madera pero no hay un programa de reforestación, no hay un programa de uso de la madera, no hay ese apoyo directo de la reserva”.

Investigadores, ambientalistas y habitantes de Los Tuxtla, demandan atención a este problema, antes de que sea demasiado tarde.

“Concientizar a las personas de que lo que tenemos en Los Tuxtla es un paraíso y que se está degradando día a día…con la reforestación bien podríamos generar que esos potreros poco a poco se pudieran convertir en selva, una selva comestible o que nos generara económica o comida”, insiste Esteban Cortés.

“Pediríamos que más que llamarle la atención a esta gente y apoyarlos de alguna forma, no se trata de ponerles el dedo ni nada por el estilo sino informarlos qué hay otra forma de hacer ganadería, en este espacio que ya deforestaron, primero que paren la tala, pero luego también pudieran reforestar con árboles forrajeros y que les siga sirviendo, pero se trata que ya no sigan talando más”.

Hace unos días la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), en coordinación con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), clausuró tres predios forestales ubicados en la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtla, por cambio de uso de suelo y tala de árboles.

Del 5 al 7 de abril supervisaron tres predios, dos de ellos en el ejido Catemaco y uno más en el ejido Primero de Mayo, en el municipio de San Andrés Tuxtla, ubicados dentro de la poligonal de la Reserva Natural Protegida.

Los funcionarios constataron que en el predio Xoxobi, del ejido Catemaco, se hizo cambio de uso de suelo para actividades agropecuarias sin autorización, afectando cinco hectáreas, por lo que levantaron las actas correspondientes y el predio fue clausurado.

En el segundo predio clausurado, con una extensión de 10 hectáreas, detectaron el derribo, sin autorización, de árboles de especies tropicales como amate (Ficus insípida) y chaca (Bursera simaruba).

Mientras que dentro del área núcleo de la reserva, en el ejido Primero de Mayo, fue clausurado un predio por aprovechamiento forestal sin autorización, en una extensión de 1.5 hectáreas.

Pese a las clausuras el daño ya está hecho.

CD/YC