Dic 22, 2023 / 09:29

Así hacen sufrir a los asistentes al aeropuerto internacional Heriberto Jara

Hace algunos años (muchos) que reporteábamos la fuente del aeropuerto todos los pasajeros y familia que los iba a despedir estaban cómodamente sentados en decenas de asientos metálicos a todo lo largo del aeropuerto Heriberto Jara Corona situado a unos kilómetros de Veracruz sobre la carretera federal.

Ahora en 2023 no hay espacios cómodos para que los usuarios del aeropuerto se sienten, sólo hay un restaurante que abarca los lugares que antes estaban destinados al público.

Es muy incómodo estar de pie durante, hasta cuatro horas, mientras anuncian los vuelos.

La reflexión que viene con respecto a la ausencia de lugares para sentarse es que si el viajero y sus acompañantes quieren estar cómodamente sentados deben de consumir alimentos en la cafetería que, sin pena exhibe precios exagerados por un café.

Es muy injusto que si en los boletos de avión se cobra todo tipo de impuestos no se les proporcione la comodidad de estar sentados mientras anuncian el vuelo.

Como es sabido dentro de las exigencias de las aerolíneas a sus clientes es que deben de estar hasta con cuatro horas de anticipación para documentar equipaje y demás incomodidades que se inventan.

Lo que la gente ha optado es llevar sus sillas plegables para estar sentados mientras despiden a sus seres queridos; algo que se puede ver mal en un aeropuerto internacional pero necesario para adultos mayores que acuden a despedir a sus hijos nietos, hermanos, etcétera.

Un observador asiduo al aeropuerto Heriberto Jara Corona ha concluido que, probablemente, el no tener lugares disponibles para que la gente que acude a la terminal aeroportuaria esté cómoda se debe a la exigencia de los concesionarios de restaurantes que piden no poner butacas para así obligar a las personas a consumir sus malos y caros productos.

Por lo que no hay una explicación razonable para hacer sufrir a los asistentes al aeropuerto Internacional Heriberto Jara Corona al mantenerlos de pie hasta cuatros horas. Apuntes del colega Leobardo Sánchez.

CD/YC

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