Mar 28, 2023 / 17:19

AMLO, el tiempo y sus Múgicas

Leonardo Ruiz

Cuando hablamos del tiempo y su relación con la política lo más común es pensar principalmente en tres manifestaciones distintas pero evidentes que no deberían pasar desapercibidas por nadie que viva de este noble oficio o que esté pendiente del devenir político de su país.

La primera y más cotidiana es aquella relacionada con los plazos legales, constitucionales, que tiene cada servidor público según su cargo para desempeñarse en la administración pública, por ejemplo el sexenio que debe cumplir el Presidente de México y  que delimita el tiempo de ejecución de proyectos, que por la naturaleza de nuestra democracia, suelen quedar inconclusos o ser insuficientes.

La segunda es justamente el tiempo de realización en que suelen llevarse a cabo proyectos y obras que en su momento, por la continuidad que había en el poder a consecuencia del efectivo control político que llevó el PRI durante décadas (cuando tenían proyecto político) y que el Partido Acción Nacional fue incapaz de mantener, podían ser de mucha envergadura incluso transexenales, algo a lo que se aspira de nuevo y que no parece impensable si se sigue la ruta trazada por el Presidente López Obrador.

La tercera y más compleja manifestación de esta herramienta y factor fundamental para la lectura y la ejecución política es aquella relacionada con el oficio en sí, con la capacidad de entender las tensiones de los elementos económicos, sociales, políticos y según el momento, ideológicos, que configuran el núcleo donde se define la relación amigo- enemigo determinado por las cuestiones quién manda, cómo y para qué, así como los actores que desde distintos lugares juegan con los hilos que decantan las balanzas de poder.

Sobre esta última, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, es bien reconocido por detractores, opositores, adversarios y seguidores como un maestro y es esa virtud, superior en el ejercicio del poder, una de las principales razones por las que parece ir siempre 10 pasos adelante de sus perseguidores, además de muchas veces dar pasos que para muchos son erráticos pero que tienen una lógica que suele revelarse y tomar forma con el tiempo, al final de la jugada, cual ajedrecista experimentado.

El adelantamiento de la sucesión presidencial, el meter a Adán Augusto entre sus gallos, la no mención de Monreal y el consecuente estire y afloje para maniatarlo son algunos ejemplos pequeños y obvios de esos movimientos caóticos pero planeados en su mayoría, según los resultados

En su discurso del 18 de marzo, Andrés Manuel volvió a dejar de manifiesto el valor que le da a esto y que tiene muy presente como el estudioso que es de la historia de nuestro país:

Además de ser un auténtico humanista y de poseer otras virtudes, el general Cárdenas supo manejar con precisión los tiempos, política, entre otras cosas, es manejo de tiempos, asunto que suele resultar esencial y definitorio. Unos días antes de anunciar la Expropiación Petrolera, anotó en sus apuntes, que sobre la carretera, en las cercanías de Cuernavaca, caminó y platicó durante más de una hora con su maestro, amigo, compañero y paisano, el general Francisco J Múgica.  Cito al general Cárdenas, dice:

Hicimos consideraciones de las circunstancias que podrían presentarse si gobiernos como los de Inglaterra y Estados Unidos, interesados en respaldar a las empresas petroleras, presionaban al gobierno de México con medidas violentas; pero tomamos también en cuenta que se presenta ya la amenaza de una nueva guerra mundial con las provocaciones que desarrolla el imperialismo nazi-fascista, y que esto los detendría de agredir a México, en el caso de decretar la expropiación.

Entre otras razones y aprovechando esa circunstancia, el 18 de marzo de 1938, se llevó a cabo la Expropiación Petrolera. Ese día, a las 8 de la noche, el general Cárdenas comunica a su gabinete sobre esta decisión histórica, y dos horas después, da a conocer por radio a toda la nación el paso dado por el gobierno en defensa de su soberanía, reintegrando a su dominio la riqueza petrolera que, según lo escribe el mismo general, “el capital imperialista ha venido aprovechando para mantener al país dentro de una situación humillante”.

Más allá del símil que hace el Presidente con su propia figura en el desarrollo histórico del nacionalismo mexicano, es importante señalar un detalle que no pasó desapercibido para los entendidos, para quienes lo conocen y para quienes saben que junto a su entendimiento de los tiempos, hay que agregar la capacidad de incrustar subtextos potentes, pistas en muchos casos, de los pasos que va a dar.

En esta ocasión mencionó en varios momentos al general Francisco J Múgica, paisano del general Cárdenas y quien estuvo muy cerca de ser el ungido, el hombre que pudo seguir de mejor manera el camino marcado por el entonces Presidente. Como ustedes bien saben al final se decantó por Manuel Ávila Camacho, al respecto, en su discurso del 18 de marzo el Presidente López Obrador dijo lo siguiente:

Era tal la oposición de derecha, que el general Cárdenas tuvo que actuar con cautela y posiblemente eso influyó para que apoyara la candidatura de Manuel Ávila Camacho y no la del general Francisco J. Múgica, con quien tenía más afinidad ideológica y el cual representaba una mayor certeza de  continuidad y profundizar la política social y nacionalista.

Siempre se ha hablado de que el general no optó por Múgica ante el riesgo de una intervención extranjera. Sin embargo, como hemos visto, en ese entonces gobernaba Roosevelt, que había demostrado su respeto a la soberanía nacional y que estaba por estallar la Segunda Guerra Mundial, situación que contribuía a disipar la amenaza de una intervención estadounidense. Desde mi punto de vista, lo que más influyó a la hora de la decisión fue la circunstancia política interna; es decir, la beligerancia de los grupos de derecha. Recuérdese que aun optando por la candidatura de Manuel Ávila Camacho que sostenía posturas moderadas, de todas maneras, la elección presidencial fue complicada y violenta.

El candidato opositor, Juan Andreu Almazán, contaba con el apoyo de importantes grupos de derecha y de un sector ejército; incluso el PAN, que no presentó candidato a la presidencia, lo apoyó abiertamente. Al final de la jornada se reportaron 30 muertos y 127 heridos. Sin embargo, poco después, Almazán claudicó y sus partidarios, empresarios y políticos de derecha, se entendieron y pactaron por concesiones y prebendas con el nuevo gobierno de Ávila Camacho.

Más allá de las razones que convocaban a un zócalo a reventar (de nuevo haciendo gala de un entendimiento preciso de los tiempos políticos) como la conmemoración de la expropiación petrolera, la nacionalización del litio, la defensa de nuestra soberanía ante las amenazas intervencionistas y la respuesta del obradorismo a la concentración en supuesta defensa del INE, todos ellos puntos de convergencia y cohesión por parte de los integrantes de la Cuarta Transformación que en su mayoría serán pilares para mantener el proyecto a flote, no significaron lo más llamativo del largo discurso.

Lo que llamó poderosamente la atención fue lo anteriormente mencionado sobre el general Francisco J Múgica, pues ese tema, sin salirse del guión, es el que precisamente se ubica en medio de las tensiones internas del Partido del cual saldrá el próximo Presidente de la República. Es esto lo que, por ser una señal clara, un guiño, según el interés o deseo del lector en turno (y el candidat@ favorito), despertó el rumor y las lecturas más variadas y creativas.

Curiosamente, el Secretario de Gobernación tabasqueño, Adán Augusto López, paisano de Andrés Manuel, como lo fue Francisco de Lázaro, michoacanos y quien por su afinidad ideológica y fidelidad al proyecto y al presidente podría ser considerado su Múgica, es realmente un elemento metido un poco con calzador para evitar el excesivo desgaste de los 2 caballos, a falta de sorpresas, finalistas, lo que prácticamente lo descarta de inicio a pesar de su nacionalismo.

A partir de aquí el terreno se hace complicado y pantanoso, por un lado está quien ve en Marcelo Ebrard la encarnación de Ávila Camacho, una especie de traidor en potencia del proyecto obradorista, argumento principalmente motivado por sus coqueteos pretéritos con el Partido Demócrata, por su moderación ante el sector empresarial y por su cercanía con los aliados, los morenos no obradoristas, pero al mismo tiempo hay un sector que ve en él la continuidad con cambio como él mismo dice, la culminación democrática, más alejada del obradorismo pero menos dependiente de un liderazgo potente y carismático, un proyecto que según sus palabras aprovecharía “el estrés geopolítico” para fortalecer a México en el concierto internacional, aprovechando la inversión extranjera principalmente.

Por otro lado se encuentra Claudia Sheinbaum quien para muchos obradoristas y morenistas mal llamados “puros” representa la oportunidad histórica de mantener el rumbo y no fallar, de apostar por la continuidad con menos cambios, por un proyecto nacionalista que acelere el proceso de industrialización nacional, la profundización de la política social, la inversión tecnológica y logre asentar una visión que fusione la capacidad técnica con la potencia política del movimiento. Asímismo no se puede perder de vista que también es mucho más limitada que el canciller, con poco liderazgo según sus detractores internos y externos  y débil en momentos convulsos, algo que por la naturaleza de la Cuarta Transformación, hay que poder soportar con espalda ancha, lo que hay que decir, se ve lejano en ambos casos.

El Presidente lo tiene claro, debe curarse en salud, es necesario proyectar confianza en los suspirantes, en la o en el que lo seguirá tras su salida de Palacio Nacional, él es el único con la capacidad para cohesionar los más variados esfuerzos nacionales, y ahora, en medio de los comentarios externos sobre su política de seguridad e internos sobre su supuesto autoritarismo, redirigirlos hacia un bloque unificado de apariencia inquebrantable bajo su sombra.

Él, como quien sabe lo que viene, dijo advirtiendo casi al finalizar:

Estoy convencido de que seguiremos contando con el apoyo del pueblo para consolidar la primera etapa en la transformación de nuestro país. También estoy convencido que cualquiera de los aspirantes que resulte triunfador en la encuesta para elegir al candidato de nuestro movimiento aplicará la misma política en favor del pueblo y en favor de la nación.

Está asegurada la continuidad con cambio. No hay nada que temer. Eso sí, tenemos que mantenernos unidos, mirando siempre hacia el porvenir y la felicidad de nuestros semejantes; trabajando desde abajo y con la gente y sin descuidar la estrategia que llamamos acertadamente la revolución de las conciencias para continuar avanzando en el cambio de mentalidad, para seguir politizando a nuestro pueblo y de esa manera con un pueblo cada vez más consciente y eso hemos avanzado mucho, México es de los países con menos analfabetismo político en el mundo; con esa conciencia colectiva vamos a seguir contrarrestando la guerra sucia, las campañas de calumnias y los intentos de manipulación que seguirán llevando a cabo, porque no les queda de otra nuestros adversarios y sus medios de información vendidos, alquilados o en manos de los miembros del bloque conservador y corrupto. Pero al mismo tiempo, debemos tener fe en la sabiduría y en la lealtad del pueblo. El pueblo no traiciona. Recordemos que el triunfo de la reacción, como decía Juárez, es moralmente imposible.

Al final, como casi siempre, la realidad se impondrá a la retórica, pero hasta el momento según López Obrador, cualquiera de los tres puede ser un Múgica y ninguno un Ávila Camacho.

Más pronto que tarde sabremos qué papel le deparó la historia a cada uno de los ahora presidenciables y sobre todo, si el Presidente López Obrador se equivocó como en su momento el general Cárdenas, sólo el tiempo dirá.

CD/GL

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Cambio Digital.

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