Nov 25, 2025 / 10:07

Amado: El último baile

Crónicas del Poder

José Luis Pérez Cruz

▪️Entre el alivio y la memoria
▪️Ve “alineados los astros” para su sucesor
▪️Habla con Diario del Istmo previo a su cuarto informe

Hay ciudades que respiran a contracorriente, que avanzan aunque el viento político sople en su contra. Coatzacoalcos es una de ellas.


En la mirada serena de Amado Cruz Malpica, durante la conversación en Diario del Istmo previa a su cuarto y último informe, había una mezcla de alivio y memoria: alivio por cerrar un ciclo sin estridencias y memoria por los años en que administrar la ciudad era como remar en un río crecido, con piedras ocultas y corrientes impuestas desde arriba.


No lo dijo con todas sus letras, pero se entendió: su gobierno navegó entre obstáculos que no siempre provenían del territorio municipal. Obstáculos que tenían nombre y apellido: Cuitláhuac García Jiménez y Eric Cisneros.


Y aun así, la ciudad siguió su curso, avanzó, se ordenó, respiró un poco mejor.
Porque gobernar, cuando las mareas políticas no ayudan, se parece más a enderezar un barco en plena tormenta que a conducir un despacho de temas laborales o estar frente a un salón de universitarios y él lo sabe.


Coatzacoalcos sobrevivió la tormenta; lo relevante ahora es cómo se prepara para su siguiente travesía.
Lo dice sin confrontar, pero lo deja claro. El mensaje es inequívoco: gobernar Coatzacoalcos no fue sencillo, pero aun así logró avanzar.


Su balance no elude temas sensibles.


LOS RETOS QUE QUEDAN
Habla de lo hecho y de lo que no pudo concretar. Reconoce que el próximo ayuntamiento deberá entrar con una cirugía administrativa profunda para evitar que lo urgente devore lo importante: modernizar la recolección de basura, renegociar la condición de CMAS y habilitar el nuevo relleno sanitario, cuyo predio quedó encaminado y en revisión técnica.
Son temas que suelen atorarse en la maquinaria gubernamental, pero que marcan la diferencia entre una ciudad funcional y una rebasada.
Que el alcalde lo señale abiertamente dice más de su disposición a la transparencia que de cualquier cálculo político.


Del lado de los avances, la lista es larga y de impacto: la modernización de semáforos en puntos neurálgicos; la regularización de terrenos en la avenida General Anaya —más de medio millón de metros cuadrados donados por la Federación—, lo que permitirá una recaudación más sólida en el próximo cuatrienio; la visibilidad histórica de comunidades indígenas y afromexicanas, un aspecto que había permanecido fuera de la conversación pública pese a su peso demográfico; y la unificación administrativa en Chantli, Casa del Pueblo, un acierto que elimina rentas innecesarias y centraliza servicios con mayor eficiencia.
Reconoce que algunos servicios primarios como la recolección de la basura fue un dolor de cabeza.


LA IMPORTANCIA DE LAS FINANZAS
Pero uno de los puntos más significativos del cierre de esta administración es el estado de las finanzas.
Cruz Malpica lo plantea sin rodeos: no deja deuda nueva, solventó obligaciones fuertes y cumplió puntualmente amortizaciones. Incluso logró reducir la deuda histórica con la CFE de más de 250 millones a 52 millones mediante el convenio “Peso a Peso”, un acuerdo que permitirá pagos sostenibles durante los próximos meses.
Se trata de una maniobra que, aunque poco visible para el ciudadano común, ofrece una base fiscal más estable para el futuro inmediato.
En un municipio con retos estructurales, la estabilidad financiera no es un logro menor: es el suelo firme desde el cual se construyen las decisiones trascendentes.
El alcalde también subraya algo que suele quedar fuera de los informes oficiales: la composición social y cultural de la ciudad.
Durante su administración se documentó que casi 88 mil habitantes se reconocen como indígenas y cerca de cuatro mil como afromexicanos.
Ese dato, más que estadístico, tiene un impacto político profundo: obliga a repensar políticas de inclusión, programas de educación y estrategias de desarrollo comunitario.
No es casualidad que el municipio impulsara campañas contra el analfabetismo para mayores de 15 años y regularizara diversas escuelas públicas. A veces, gobernar también significa redescubrir a la propia ciudad.


En materia de seguridad, el panorama es más equilibrado. Cruz Malpica reconoce el reclamo ciudadano, pero también presume dos acciones contundentes: la donación del predio donde ya se construye el cuartel de la Guardia Nacional y el hecho de contar con una Policía Municipal prácticamente certificada en su totalidad.
En un país donde la seguridad se sostiene con alfileres, estas cifras no son promesas, sino estructuras verificables.


LA MIRADA HACIA EL FUTURO
Lo más interesante del cierre del alcalde es su mirada hacia el futuro.
Habla de un Coatzacoalcos con mejores condiciones que en décadas anteriores, no por optimismo retórico, sino por una coincidencia política inédita: un presidente municipal electo comprometido con la ciudad, una gobernadora originaria de la región y una Presidenta de la República con interés en el sur veracruzano. “Alineados los astros”, dijo en la diplomacia política que lo caracteriza.
Una metáfora que, si bien suena arriesgada, encapsula el momento. Cuando la política local, estatal y federal reman en la misma dirección, las ventanas de oportunidad se abren de manera excepcional.
Los escenarios posibles para Coatzacoalcos pasan por tres ejes: consolidar la infraestructura pendiente, aprovechar la estabilidad financiera heredada y ejecutar la reingeniería administrativa que el propio alcalde considera urgente.
Si la próxima administración logra ordenar estos factores, el municipio podría romper la inercia de rezagos crónicos y dar un salto de calidad en servicios públicos, desarrollo social y captación de inversiones.
Amado Cruz Malpica, por su parte, aparentemente se retira de la arena política formal y vuelve a su vocación académica. Dice que lo veremos comiendo recalentado el primero de enero de 2026.
Queda por ver si la ciudadanía lo recordará como un administrador prudente o como un gestor que preparó el terreno para un nuevo ciclo. Pero lo cierto es que deja algo valioso: un municipio con bases más sólidas que las que recibió. Y en tiempos de turbulencias políticas, esa ya es una aportación que pesa. Por lo pronto Amado se prepara para el último baile el viernes a las 11 de la mañana.


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CD/AT

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