Dic 14, 2023 / 10:32

Al igual que en el arte de la guerra, una campaña política exitosa debe estar basada en un proceso estratégico

Al igual que en el arte de la guerra, una campaña política exitosa debe estar basada en un proceso estratégico dentro del cual se defina una estrategia que marque claramente el terreno en el cual vamos a competir y las distintas tácticas que debemos implementar para nuestro (a) candidato (a), los adversarios que enfrentamos, los otros actores que entrarán a escena, los distintos públicos a los cuales destinaremos nuestro mensaje y los medios más adecuados para ser efectivos dentro del proceso electoral. La palabra “estrategia” se deriva de un vocablo griego que originalmente estaba relacionado con la guerra. Para el consultor político mexicano Rafael Reyes Arce, “Las estrategias deben de ser fuerzas impulsoras básicas que superen nuestras debilidades, satisfagan las expectativas de los (las) ciudadanos (as) a la vez que nos coloquen en una superioridad en relación a la oposición”. Existen estrategias para prácticamente todas nuestras actividades, desde el vestirnos hasta la política y sobre todo para la forma de emitir mensajes políticos. Es preciso saber que cada elección y cada campaña son diferentes, los (as) candidatos(as) aunque pertenezcan al mismo partido o movimiento, necesitan su propia estrategia para cada proceso electoral en el que participen, aun cuando hayan conseguido el triunfo durante la campaña anterior.

Toda campaña política es un evento de comunicación que termina por convertirse en un
concurso de popularidad, es por eso que se vuelve fundamental entender que el 90 por ciento
de las decisiones humanas son emocionales, aunque justificadas por la razón, solía decir García Márquez.

Las emociones que pueden provocar los (as) candidatos (as) en los electores pueden ser mucho más fuertes que la razón. Si el mensaje es estratégico, puede ser capaz de persuadir, motivar, convencer, movilizar, pero sobre todo llegar a tocar las fibras más sensibles y en algunos casos tocar el corazón de la gente.

Para que la comunicación tenga éxito durante la campaña, debe estar basada en aquellos temas que les quitan el sueño a los electores y sobre lo que realmente les interesa; por lo general en las campañas políticas los temas siempre son los mismos y conocidos por todos, lo importante es como los jerarquizamos y les damos importancia dependiendo de cada uno de los segmentos de electores. En general, la temática de esta oferta, ideas o mensajes, abarca propuestas de nuestro (a) candidato (a) en diversos tópicos como: pobreza, educación, salud, empleo, seguridad, vivienda, globalización, etcétera.

En cuanto a las promesas se fincan en los móviles resultados arrojados por los sondeos de opinión.

Seguridad, educación, salud pública. Bienestar económico, empleos, inversión extranjera.

Paz social, igualdad, derechos humanos. Legalidad, transparencia, honestidad. Participación ciudadana, apoyos económicos, atención a los más desprotegidos. Estos, y otros más, son los tópicos que todos(as), todos (as) los (as) candidatos (as) prometerán atender. Los más soñadores, por no usar un calificativo más certero e hiriente, dirán que todo estará listo, como si fuera servir un lechero en un minuto.

Es por eso que los mensajes políticos deben incluir aquellos temas de interés ciudadano y deben diseñarse en función de las necesidades del grupo, así como en sus problemas, soluciones y los valores de la comunidad. Para que el mensaje sea realmente efectivo debe cumplir los principios básicos de la comunicación de masas, por ejemplo, considerar la necesidad de emplear campañas que generen respuesta al muy corto tiempo, su forma de hacerse está basada en las campañas comerciales y básicamente debe cumplir a plenitud la técnica enfocada al elector que son atención, interés, deseo, convicción, acción e interacción.

Deben entender que lograr el triunfo durante el proceso electoral, es necesario que tengan siempre presente que las campañas son estratégicas y no publicitarias.

CD/GU

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