El historiador, político, diplomático y periodista José C. Valadés publicó el 21 de septiembre de 1940 en la revista Hoy en la entrevista que le hizo al presidente electo, general Manuel Ávila Camacho, en la cual éste se declaró creyente, con lo que puso término a la oposición sistemática entre gobiernos revolucionarios e Iglesia católica.

Valadés nació en Mazatlán, Sinaloa, el 1 de diciembre de 1901; su tío abuelo José Cayetano Valdés dirigió La Tarántula, periódico político de combate que le acarreó numerosos enemigos e incluso la muerte; su padre, Francisco Valadés, con el auxilio de Andrés Avendaño adquirió el Correo de la Tarde, en el cual colaboró directamente Heriberto Frías, Francisco tuvo que huir a la Ciudad de México donde murió a los 36 años de edad.

José C. Valadés hizo estudios en el Saint Vincent College de los Ángeles y en la Escuela Nacional de Homeopatía. Después de su estadía en Los Ángeles, figuró entre los fundadores del grupo Jóvenes igualitarios que se constituyó en enero de 1920, y dirigió su periódico Juventud Mundial.

Cofundador de la Federación de Jóvenes Comunistas en agosto de ese año, al siguiente fue secretario general del Buró Latinoamericano de la Tercera Internacional. Fue uno de los dirigentes de la huelga inquilinaria del entonces Distrito Federal.

Fue secretario particular de Ezequiel Padilla en la Secretaría de Relaciones Exteriores de 1940 a 1942, dirigió El Correo de Occidente de Mazatlán de 1942 a 1945 y el semanario Ya, del 7 marzo al 7 de agosto de 1946, opuesto a la candidatura presidencial de Miguel Alemán Valdés.

Fue uno de los fundadores de la revista Hoy y colaborador de Jueves de Excélsior, así como de la Revista de la universidad.

Ernesto de la Torre Villar consideró en Lecturas mexicanas (1060) que José C. Valadés “es uno de los investigadores más sólidos en la actualidad”, y en Mexicanos ilustres (1979) el mismo autor señala “…José C. Valadés, nacido en Mazatlán cuando este siglo se iniciaba, por su trabajo, su inteligencia, honestidad intelectual, sus vastos y bien asimilados conocimientos, por su sentido de la historia, debe ser reconocido como uno de los grandes historiadores de nuestro siglo”.

Valadés se apartó de “los criterios dogmáticos así como de los que con finalidades de una política de galería, de los demagogos cívicos que tiene su santoral particular rechazan el estudio de hombres a quienes sin entender repelen”. Eso lo explicó cuando publicaba El porfirismo.

De no pocas y acres censuras ha sido objeto por haberme dedicado a estudiar personajes excluidos o mancillados por la historia liberal como Antonio López de Santa Anna, Lucas Alamán, José María Gutiérrez de Estrada y Porfirio Díaz, no obstante mi liberalísima cuna. A esto respondo que no por los devaneos o sutilezas, o antimexicanidades o absolutismos de tales hombres se les ha de colocar en el valle del vilipendio. La historia es la ciencia llamada a extirpar épocas o individuos, esa tarea pertenece en todo caso a la política.

Fue profesor de la UNAM (1941 – 1959), secretario general de la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano (1946), embajador en Líbano, Siria e Iraq (1951 – 1953), Colombia (1953 – 1956), Uruguay (1956 – 1957) Portugal (1953 – 1966) y Marruecos (1966). Murió en 1976 en el entonces Distrito Federal.

Publicó entre otras las siguientes obras; Alemán, estadista e historiador (1938), El motín político.

Historias de un régimen 2.v. (1941), El porfirismo; Santa Ana y la guerra de Texas (1936), Las caballerías de la Revolución (hazaña del general Rafael Buelna) (1937), Topolobampo, la metrópoli socialista de occidente (apunte para la historia de la ciudad de la Paz)(1939); Don Melchor Ocampo, reformador de México (1949), breve historia de la guerra con los Estados Unidos (1947), Investigaciones históricas (1938- 1939), Historia de la Revolución mexicana en varios volúmenes, El presidente de México en 1970 (1969), etcétera.

CD/YC