Dic 31, 2025 / 05:30

Tradiciones inesperadas para recibir el Año Nuevo alrededor del mundo

Aunque para muchos el Año Nuevo se resume en una cena familiar y fuegos artificiales, en distintas partes del mundo esta fecha se vive con costumbres tan peculiares que parecen sacadas de otro tiempo. Más allá de las uvas y los brindis, existen rituales poco conocidos que reflejan cómo cada cultura interpreta el cierre de un ciclo y la llegada de otro.

En México, además de los rituales más populares, hay creencias regionales que llaman la atención. En algunos pueblos se acostumbra guardar una moneda en el zapato durante la última noche del año para “pisar la abundancia” desde el primer minuto del 1 de enero. En otros, se evita barrer después de medianoche para no “echar fuera” la buena suerte recién llegada. Son prácticas que se transmiten de generación en generación, incluso cuando su origen ya se ha perdido.

Un dato interesante es que el fin de año también impacta la economía. De acuerdo con estimaciones comerciales, los últimos días de diciembre concentran uno de los picos más altos de consumo en alimentos, bebidas y ropa. Productos como uvas, lentejas, velas y ropa interior de colores específicos multiplican sus ventas, demostrando cómo la tradición influye directamente en el mercado.

En Italia, por ejemplo, es común comer lentejas en la cena de Año Nuevo porque su forma recuerda a las monedas y simboliza prosperidad económica. En Alemania, muchas personas practican el “Bleigießen”, una tradición que consiste en derretir plomo (hoy sustituido por cera o estaño) y verterlo en agua fría para interpretar figuras que supuestamente predicen el futuro.

En Rusia y algunos países de Europa del Este, uno de los rituales más curiosos implica escribir un deseo en un papel, quemarlo, colocar las cenizas en una copa de champaña y beberla justo antes de la medianoche. La creencia es que así el deseo se vuelve parte de quien lo formula y tiene más probabilidades de cumplirse.

En Asia, el Año Nuevo no siempre coincide con el 31 de diciembre, pero cuando llega, las tradiciones son igualmente simbólicas. En Filipinas, se priorizan los objetos redondos —frutas, monedas, estampados— porque se asocian con la riqueza y la continuidad. Muchas familias decoran sus casas con círculos para atraer estabilidad financiera durante el año entrante.

Un aspecto poco comentado es que, a nivel emocional, el fin de año también provoca sentimientos encontrados. Mientras para algunos representa fiesta y esperanza, para otros puede generar nostalgia o ansiedad. Psicólogos señalan que esta etapa funciona como un cierre simbólico que invita a evaluar logros, fracasos y pendientes personales, lo que explica por qué tantas personas reflexionan más de lo habitual en estas fechas.

Así, el Año Nuevo no es sólo una celebración global, sino un reflejo de la forma en que cada sociedad entiende el tiempo, el cambio y la esperanza. Entre rituales extraños, datos curiosos y emociones profundas, el cierre de diciembre sigue siendo un momento cargado de significado, donde millones de personas, sin ponerse de acuerdo, hacen exactamente lo mismo: desear que lo que viene sea mejor que lo que se va.

CD/AT

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