Guadalajara, Jal.- El sol del domingo cayó con fuerza sobre esta capital y aun así cientos y cientos de estudiantes, niños y familias se encaminaron desde temprano hacia la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Desde la entrada era evidente la magnitud del público: filas para tomarse la foto frente a las letras FIL, voces que se mezclaban en un ambiente de expectación y un movimiento continuo que anunciaba un día intenso para los expositores y visitantes.

A las 11 horas, la afluencia ya llenaba los pasillos que llevaban a los módulos del Fondo de Cultura Económica (FCE), Publicaciones de la Casa Chata, El Barco de Papel con su oferta de tres libros por 500 pesos y uno por 200, EMXI Lecturas, Planeta, Almadía y otros sellos que forman parte de los 2 mil 800 participantes de esta edición.

La jornada comenzó con helados y bebidas frías para sobrellevar la sensación térmica que seguía subiendo, mientras las bolsas vacías se preparaban para las compras del fin de semana.

Entre ese flujo constante apareció Carlos, lector habitual de la feria. Recorrió con atención cada anaquel y explicó: “Vuelvo cada año porque me interesan las presentaciones y las charlas. Estudié para químico farmacobiólogo, vivo en Guadalajara desde hace tiempo y las discusiones de divulgación científica y filosofía son las que más disfruto.

“Los precios suelen ser más altos que en otras librerías, aunque a veces hay promociones. Depende mucho de la editorial; por ejemplo, el FCE mantiene costos razonables. Aun así, la FIL ofrece algo más que compras: puedes escuchar a los autores, conocer temas nuevos y vivir una experiencia que siempre invita a regresar.”

En otro pasillo, Ana Teresa Guzmán hojeaba libros infantiles mientras contaba que buscaba algo para su nieto de cinco años. “Le tiene miedo a la oscuridad y a los monstruos que imagina”, dijo. Su temor, según ella, se intensificó después de la pérdida de su padre.

Para Guzmán, la lectura “es una herramienta que puede ayudarle a entender lo que siente”. Eligió un libro sobre el miedo y otro sobre la muerte, segura de que leerle y hablar con él abrirá una vía para nombrar lo que lo inquieta.

“Animo a cualquier persona del país a visitar la FIL de Guadalajara y darse la oportunidad de entrar en el mundo de los libros”, afirmó.

Lecturas para los nietos

Más adelante se encontraba una pareja de la tercera edad. Él caminaba despacio con varios ejemplares bajo el brazo y escribía en su celular con tal concentración que algunos visitantes se detuvieron a observarlo.

El mensaje que redactó revelaba el motivo de su visita: compró La vuelta al mundo en 80 días, para Zaid, su nieto que cursa primer grado; otro ejemplar, para Amelami, bebé a quien quiere arrullar con Duerme, negrito, canción que solía cantar a sus hijas. La pareja siguió su recorrido comentando que los libros para sus nietos eran su mejor inversión.

En uno de los costados del área juvenil apareció Iván, de 19 años, recién aceptado en la Universidad de Guadalajara. Mostró con entusiasmo el manual introductorio de teoría jurídica que consiguió por menos de 200 pesos.

“Llegué con poco presupuesto y aun así logré hallar un título útil para mi próxima etapa. Me sorprendió la magnitud de la feria y pienso volver entre semana para hacer mi recorrido con calma”, indicó.

Las dinámicas lectoras no se detuvieron durante el transcurso de la tarde. En el módulo de Penguin Random House, una narradora reunió a un grupo de niños para conducirlos al universo de El principito.

A unos pasos, dos hermanos de menos de siete años bromeaban frente a portadas como Peditos, pedos y superpedos. Él insistía en que ese libro era perfecto para ella y la niña respondió apuntando a Me he hecho pis, de Marta Biel, lo que provocó carcajadas entre los padres que presenciaron la escena.

En un recorrido que hizo La Jornada se constataron otras situaciones curiosas. Un letrero anunciaba “Libros para el amor, el chisme y la reflexión”, y otro decía “Huéleme cuando sea tuyo”, lo que despertó la curiosidad de los paseantes.

La editorial Winbook exhibió literatura clásica en 70 pesos, cómics en 100, libros infantiles en 50 y ejemplares para colorear en 80. Representantes de varias casas editoriales señalaron que, para ser apenas el segundo día de actividades de la FIL, “las ventas y la afluencia son un buen augurio”.

Uno de los encargados de un pabellón comentó que “los niños buscan fantasía, los jóvenes novelas acordes con su edad y los adultos ya tienen intereses muy definidos”. Destacó como novedad El otro Nobel, de Kim Manresa, volumen que muestra la vida cotidiana de escritores contemporáneos.

“Al final no es necesario gastar mucho dinero para llevarse un libro; lo importante son las situaciones que lo rodean: las sonrisas compartidas, la compañía, el chacoteo y la curiosidad que despierta la lectura”, concluyó.

Cuando el día avanzó, las postales dominantes fueron las de familias compartiendo recomendaciones, grupos de estudiantes intercambiando puntos de vista, niños posando con sus primeros libros y adultos presumiendo a sus amigos sus hallazgos literarios.

La FIL continuará en Expo Guadalajara hoy, mañana y el miércoles, de 16 a 21 horas, y del 4 al 7 de diciembre de 9 a 21 horas, con horario extendido hasta las 23 horas el día 5.

Con información de: La Jornada

CD/AT