Oct 22, 2025 / 17:52

Xochimilco, la memoria del agua y la persistencia de la tierra

Mexico.- A orillas del canal, la ciudad parece un rumor distante. Entre los canales del Lago de Xochimilco todavía se respira la memoria de la cuenca que sostuvo a la Ciudad de México antes del asfalto y la expansión. El agua no es un paisaje sino una advertencia: lo que queda en Xochimilco es, en buena medida, lo que permite que la ciudad siga viva. En medio de ese sistema lacustre sobreviven las chinampas, parcelas construidas con barro y vegetación que representan uno de los métodos agrícolas más antiguos y sostenibles del continente.

La conservación es fundamental. Un grupo de voluntarios de Iberdrola México llega muy temprano a la Chinampita de Rodrigo, en Xochimilco, para participar en una jornada de trabajo agroecológico. La actividad forma parte de la Semana Internacional del Voluntariado de Iberdrola, celebrada en los países donde opera la compañía.

La Chinampita de Rodrigo es una chinampa productiva, parte del sistema agrícola tradicional de Xochimilco, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Su equilibrio depende de una dinámica precisa entre agua, vegetación y trabajo humano. Aun con la presión urbana, los agricultores locales mantienen vivo un modelo de cultivo que combina saberes prehispánicos y sostenibilidad contemporánea.

La actividad se enmarca en el programa de voluntariado de Iberdrola México, activo desde 2011. En estos catorce años, más de 20.500 personas entre colaboradores, clientes y proveedores, han participado en acciones sociales y ambientales. Solo en 2024 se realizaron 71 actividades, con 3.350 voluntarios, en beneficio de más de 31.000 personas.

Lourdes de Anda es parte del equipo de El Buen Campo, una tienda online de alimentos orgánicos provenientes de las chinampas xochimilcas. “Estos voluntariados corporativos tienen el objetivo de que las personas se sensibilicen sobre las labores del campo, que conozcan Xochimilco y que conozcan este gran legado prehispánico que tenemos”.

Karina Gómez, coordinadora de Responsabilidad Social Corporativa de Iberdrola México, resume así el sentido de la experiencia. “Estar aquí nos permite impactar positivamente en el medio ambiente, pero también sensibilizarnos como colaboradores y colaboradoras para alinear nuestras acciones diarias con el compromiso de la compañía de luchar contra el cambio climático”.

Con información de: Excélsior

CD/ST

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