La Monarquía, la República y el Imperio, fueron las tres formas de gobierno que hubo en la Antigua Roma. El esplendor de Roma inicia tras el asesinato de Julio César -que se declaró Dictator Perpetuos- perpetrado por el Senado y la asunción de Cayo Octavio Turino mejor conocido como César Augusto, que gobernó Roma durante cuatro décadas e instauró la autocracia y la Pax Romana.

César Augusto simuló gobernar con los principios de la República para mantener contento al Senado, mientras se ganaba la confianza del ejército y del pueblo.

Durante dos siglos, con la Pax Romana o la Paz Augusta, el Alto Imperio tuvo un gran desarrollo económico, cultural, jurídico, científico, tecnológico, se expandió a Europa, el Norte de África, y el cercano Oriente.

La caída de Roma ocurre con la instauración del imperio absolutista, autoritario, por el empobrecimiento del pueblo, la corrupción, el cristianismo, la falta de caridad, de justicia y la invasión de los bárbaros.

Como dijera el clásico: “haiga sido como haiga sido”, el pasado domingo los mexicanos con nuestro voto -así sea con la participación de una minoría en la elección extraordinaria- validamos el cambio de modelo del Poder Judicial de la Federación.

En México no existe la oposición. El PRI, PAN y PRD, no tienen liderazgos, propuestas que convenzan a los mexicanos para derrotar a Morena. El Movimiento Ciudadano, va picando piedra. 

El prianprd no busca la justicia social, la prevalencia del Estado de Derecho. Busca satisfacer los intereses de una minoría, conservar sus prebendas, canonjías, expoliar al pueblo.

El prianprd no tuvo la capacidad, estrategia, creatividad, imaginación, de convocar a los electores, a que usaran los supuestos “acordeones” de MORENA para evitar que los supuestos “recomendados” integren el nuevo PJF.

El prianprd no invalidó la elección extraordinaria con el llamado a los electores a no votar, porque el ejercicio democrático es un mandato constitucional, con el que Morena se legitima una vez más.

La Biblia en Santiago 4:6 dice: “Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes”.

CD/YC