May 09, 2025 / 09:35

Nuevas maternidades, nuevo escenario poblacional

Adán Cabral Sanguino

Es un hecho que muchas mujeres ya no quieren tener hijos. Tan sólo en América Latina se ha registrado el mayor descenso de la fecundidad a nivel mundial entre 1950 y 2024: Un 68.4%. En tanto que, en México, la tasa de natalidad ha experimentado una acelerada disminución, con una caída del 2.6% y una tendencia a la baja en los últimos años.


Esta realidad nos lleva a reflexionar acerca de los motivos que originaron este panorama, entre los que destacan: a) el impacto en la carrera profesional, ya que, en estos tiempos, es casi incompatible el desarrollo laboral con la crianza; b) el costo de la vida, porque tener hijos reduce ingresos y aumenta los gastos a niveles insostenibles, comparados con otras épocas; c) la inestabilidad de las parejas, debido a la incertidumbre actual de la durabilidad de las relaciones amorosas; d) la desigualdad en el reparto de tareas, pues el cuidado no remunerado en el hogar sigue recayendo en la mujer; e) pesimismo sobre el futuro en un mundo que se percibe al borde del colapso (crisis climática, agotamiento de los recursos, inestabilidad política y económica), y f) muchas personas no creen que la maternidad/paternidad sea esencial para su felicidad o, incluso, la ven como un obstáculo.


De ahí el auge de la creciente tendencia «Childfree» (sin hijos por elección), la cual ha existido desde principios del Siglo XX en todo el mundo, por ejemplo, el movimiento No-Mother de la Inglaterra de los años 80. Esta proclividad se complementa con aquellas parejas que eligen tener un solo hijo después de los 30 años, ya con una mejor calidad de vida, por lo que no es de extrañar que la tasa global de natalidad sea de 1.5 por mujer.


Llama la atención que la generación de los Centennials (nacidos a finales de la década de 1990 y hasta aproximadamente el 2010) es la más proclive a la corriente «Childfree», ya que se preocupa más por su felicidad y estabilidad emocional, por lo que no quieren cambiar su estilo de vida.


Luego entonces, el escenario poblacional contemporáneo no es únicamente un cambio demográfico, sino una transformación profunda de cómo entendemos la realización personal en la que la felicidad ya no está ligada a la reproducción, y menos por la presión social, por ende, la caída de la natalidad es más que un fenómeno estadístico. Nos hace replantear el mundo en que estamos viviendo y hacia dónde queremos ir, por lo que coincido con Santiago Bilinkis (2025), quien cuestiona: ¿estamos diseñando una sociedad que valore la experiencia de criar o una donde los hijos se perciban como una carga imposible de sostener?


Afortunadamente, fenómenos como el embarazo adolescente, en México, descendió más del 16 por ciento, pero, ahora, según datos del INEGI, a nivel de hogares, 69.8% cuenta con algún tipo de mascotas, especialmente perrhijos y gathijos, consolidando nuevas “maternidades” en modelos de familia multiespecie.


A manera de epílogo de tan compleja realidad, en la que muchos padres viven el duelo de no ser abuelos, cabría reflexionar: ¿en qué parte del camino perdimos el interés de vivir la experiencia de cuidar a otro para descubrirnos a nosotros mismos?, ¿cómo se podría reinventar la maternidad?, ¿cómo fue que olvidamos por qué valía la pena ser padres?, ¿en verdad el cuidado de un animal puede suplir la experiencia de la maternidad?.

CD/YC

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Cambio Digital.

Otras Columnas: