Ene 04, 2022 / 11:01

Difícil recuperar la confianza del votante

***Es muy difícil recuperar la confianza del votante que ha sido engañado muchas veces por algunos políticos. Porque después de varios engaños se forma una especie de coraza, de armadura defensiva que no le permite seguir creyendo en nadie, ni siquiera en quienes no le han mentido. Simplemente descree y desconfía.

Pero no desconfía solamente de quienes lo engañaron. No. Desconfía de todos los políticos.

¿Cómo acercarse a ese votante?

Lentamente, poco a poco. Recordemos siempre que necesita tiempo. Mucho tiempo.

Es como cuando alguien pierde a un ser querido y vive un duelo durante un cierto período. Este votante también está viviendo un duelo. Deben ir con un mensaje de cambio.

Tiene que haber algo distinto en el escenario político para que poco a poco pueda volver a confiar. Si todo sigue igual, él también sigue igual: no confía.

El cambio puede ser en las ideas, en el partido, en las personas, en el estilo, en la forma de hacer política, en la comunicación o donde sea. Pero debe percibir una perspectiva de cambio.

Pero el cambio no es lo único. Hay más.

El votante tiene que percibir una gran coherencia entre las palabras y la realidad. El candidato debe afirmar su credibilidad no tanto con lo que dice sino con su propia vida y con sus propias acciones.

Acciones, realidades, vida…esa es la clave. Como decía el eslogan de un político muy carismático: “pocas palabras y muchas obras”.

Es necesario hacer un gran esfuerzo para demostrar lo que se dice. Probarlo, como en un juicio. La comunicación no verbal del candidato es decisiva en esta tarea. Lo que se dice con el cuerpo, con los gestos, con la mirada, con el tono de voz…todo eso será más importante que el mismo contenido de las palabras.

Todo esto no es fácil y que tampoco es rápido y que tampoco asegura 100 por ciento el éxito.

Es el único camino. Más aun teniendo en cuenta que el votante engañado es un votante herido, lastimado, como un perro apaleado que difícilmente se vaya a aproximar a alguien luego de la golpiza.

CD/YC

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